jueves, 11 de abril de 2024

Crítica: El Coleccionista de Huesos

SHAGGYFARACHE NOS HABLA SOBRE "EL COLECCIONISTA DE HUESOS". EL "SEVEN" FALLIDO DE PHILLIP NOYCE


En una oscura y lúgubre Nueva York se están cometiendo crímenes horrendos orquestados en puestas de escena macabras y profundamente perturbadoras sin que nadie entienda el motivo, y lo peor, es que cada segundo cuenta, porque un crimen encadena a otro en una carrera demencial. El equipo para detener a este monstruoso asesino está formado por una joven e inexperta patrullera, pero con un conocimiento natural para estudiar las escenas del crimen y un experto investigador forense parapléjico que dirige todo postrado a una cama y con toda una serie de recursos técnicos al alcance de su dedo (nunca mejor dicho) además de la ayuda de una fiel enfermera y unos leales policías, pero lo que parece ser una extraña cadena de homicidios ideados por una mente enferma, termina convirtiéndose en una carrera contra el tiempo porque sus motivos son mucho más oscuros de lo que se pensaban y la propia vida de los protagonistas está en juego.


“Parte de la culpa del fracaso de El Coleccionista de Huesos se debe a que quedó atrapada en la vorágine que causó Se7en y en donde todos los estudios intentaron a lo largo de la década de los noventa” 


Este resumen, interesante y atractivo, es a grandes rasgos el argumento de “El Coleccionista de Huesos” (1999), un thriller de suspenso policíaco que debió haber llegado mucho más lejos y convertirse en un auténtico clásico del género, pero que cayó hundido en tópicos que no debieron ocurrir. 

Un viaje al corazón de la oscuridad 

A primera vista uno pensaría que Columbia/Universal confiarían este proyecto a un director más versado y con un pulso más personalista, pero escogieron a Phillip Noyce, que si bien suele ser correcto y competente, le falta garra al momento de dejar su propia impronta personal en sus trabajos, sin embargo, el libreto de Jeremy Iacone estaba lo suficientemente bien escrito como para ofrecer una guía idónea a través de este macabro viaje al corazón de la oscuridad. 

Para lograr plasmar el horror que se siente a lo largo de 110 minutos, Noyce contó con la colaboración de un destacado Dean Semler que supo sacarle el jugo a la dirección de fotografía y una edición correcta por parte de William Hoy, pero sin duda donde la película rebosa talento es en la parte interpretativa (eso a pesar de que Noyce nunca se ha caracterizado por ser un “director de actores”) donde un siempre eficiente Denzel Washington brilla con luz propia en el papel de Lincoln Rhyme, un auténtico genio forense atrapado en un cuerpo paralizado y una joven Angelina Jolie que supo darle gran humanidad a Amelia Donaghy, una rebelde pero sensible patrullera que sin desearlo termina convirtiéndose en su importante e imprescindible aliada. 


“los productores se preocuparon mucho en crear una historia amena, intrigante e interesante, pero sin dotarla de la suficiente consistencia argumental” 


El reparto lo completan Queen Latifah como la enfermera/amiga de Rhyme, Luis Guzmán como un ingenioso técnico, Michael Rooker como la figura antagónica y Leeland Orser en un pequeño pero fundamental papel en la trama. 

Una trama fluida que se descarrila en la curva final 

Desde un principio tomamos conciencia de que estamos ante algo interesante, atractivo y que cumple fielmente con las reglas de Billy Wilder y Cecil B. de Mille: nunca aburrir al espectador y jamás hacer que decaiga su atención. Noyce demuestra experiencia y soltura eligiendo los planos correctos, usando los viejos trucos del oficio e hilvanando las escenas de una forma fluida y bien contada en una historia dotada de muchos clichés, pero con personajes que uno siente de carne y hueso que poseen un background definido y bien desarrollado. 

Poco a poco cada crimen va tomando una dimensión que no para de crecer debido a la complicada puesta de escena que el asesino va creando en cada asesinato dejando tras de sí infinidad de pistas minúsculas y en apariencia indescifrables que solo la sagaz mente de Rhyme, alguien que ha leído miles de libros, que posee una impresionante biblioteca de objetos y con una memoria prodigiosa, es capaz de descifrar en pocos segundos. Y es aquí precisamente donde este circo de tres pistas, enorme y estruendoso, se derrumba al final de la película porque han construido algo tan grande y complicado que todos nos esperamos unas motivaciones ciclópeas y profundas por parte del asesino al estilo del John Doe de “Se7en” (1995) o al menos una genial locura ambiciosa al estilo del villano de “Harry el Sucio” (1971), pero lo que aparece al final resulta ser una venganza tan manida e insulsa que inclusive el propio Rhyme queda desconcertado al ver que el desquiciado asesino pareciera estar liquidando mosquitos a cañonazos. 

Una película que no sostiene el peso de la obra precursora 

Parte de la culpa del fracaso de “El Coleccionista de Huesos” se debe a que quedó atrapada en la vorágine que causó “Se7en” y en donde todos los estudios intentaron a lo largo de la década de los noventa, con mayor o menor suerte, emular el enorme éxito artístico y comercial de David Fincher, de hecho, Noyce nunca se sintió a gusto con el resultado de esta película porque más que ser el director de su propia obra afirmó sentirse como una simple rosca en la enorme maquinaria de montaje cinematográfica, sin pulso ni ideas propias. 


“lo intentó y falló, se trata de un buen entretenimiento, pero no más de ahí, y uno desearía que hubiera llegado más lejos y en mejor estado” 


La otra parte de la culpa pudiera deberse al hecho de que los productores se preocuparon mucho en crear una historia amena, intrigante e interesante, pero sin dotarla de la suficiente consistencia argumental imprescindible que requiere cualquier thriller policial donde la sorpresa final debe de ir acompañada de coherencia. Es aquí donde Hitchcock era brillante porque no solo sorprendía, sino que esas sorpresas estaban cargadas de gran fundamento y no basadas en castillos de arena incoherentes o descabellados. 

Un buen entretenimiento, pero no más de ahí 

Si bien la película fracasó tanto en crítica como en taquilla sirvió para encumbrar la carrera de Queen Latifah y de una prometedora Angelina Jolie que luego ganaría el Oscar y se convertiría en una superestrella. Como trivia interesante cabe señalar que Leeland Orser tiene el mérito de haber participado en “Se7en” y en "Resurrección" (1999), otro fallido pero también entretenido intento por emular la obra de Fincher. Sabemos que es imposible que todas las películas policiales sean “El Halcón Maltés” (1941), “El Silencio de los Corderos” (1991), “Sospechosos Habituales” (1995) o “Se7en”. “El Coleccionista de Huesos” lo intentó y falló, se trata de un buen entretenimiento, pero no más de ahí, y uno desearía que hubiera llegado más lejos y en mejor estado.


4 comentarios:

Art0rius dijo...

Mucho actor para tan poco guión. Como bien dices, un primer acto interesante y que se deja ver, pero la segunda mitad, la que realmente separa los buenos cineastas de los mediocres, descarrila por todos lados.

Jason Myers dijo...

Puede ser que todavía tuviese la resaca de la genial SEVEN, pero a mi esta peli me dejo indiferente en su día y nunca me ha apetecido volver a verla.

shaggy dijo...

Coincido con sus apreciaciones, es una película que debió llegar más lejos y se estrelló, aunque debo de admitir que se puede ver de vez en cuando para distraerse, lo que yo suelo llamar "cine dominguero".

Nolsen dijo...

Me vienen a la mente Copycat (1995) y El coleccionista de amantes (1997) como otras pelis noventeras de serial killers que me gustaron algo más. De todas formas The Bone collector se deja ver.

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