Crítica: Stay Alive

"Stay Alive" es un claro ejemplo de como desperdiciar una idea interesante, en una cinta que roza el ridículo más absoluto en demasiadas ocasiones como para que podamos tomárnosla en serio, lo que es una auténtica lástima después de unos minutos iniciales muy prometedores.

Las referencias a "Brainscan" en estos compases iniciales son más que evidentes, introduciendo el mundo de los videojuegos en el género de terror, aunque la idea no es exactamente la misma que en la película que protagonizó Edward Furlong en 1992, pues en aquella ocasión, el videojuego utilizaba una especie de realidad virtual donde el jugador mataba a sus víctimas a través de este, mientras que aquí son los jugadores los que mueren en la vida real cuando lo hacen en el juego, así que en ningún momento estaríamos hablando de un plagio, sino de un enfoque diferente que parte de una misma base.

Hasta este punto no hay nada que reprocharle a la cinta de William Brent Bell, todo lo contrario, pues aunque ya en este punto podamos sospechar que la cosa va a derivar en la clásica película de muertes adolescentes, el planteamiento resulta más original que de costumbre.

El problema viene cuando el director y su "documentado" equipo de guionistas, se empeñan en mezclar peras y manzanas, especialmente cuando no tienen ni repajolera idea de que coño es una manzana. Aquí los lumbreras hacen gala de su total desconocimiento sobre la vida de la condesa Elizabeth Bathory, en otro claro ejemplo de hasta donde llega la ignorancia de los norteamericanos sobre todo aquello que se aleja de sus ombligos.

No contentos con meter la historia de la condesa sangrienta con calzador, pues ya me diréis que diablos tiene que ver algo que pasó en Hungría (lugar que posiblemente ni aparezca en los mapas americanos) en el siglo XVI, con un videojuego de última generación, yo os lo diré, absolutamente nada, y como no podía ser de otra forma, el resultado es de lo mas vergonzoso, pues todas las referencias que hacen a la vida de esta mujer, la cual, y cito textualmente "sólo se puede matar clavándole tres clavos, uno en la mano, otro en el pecho y otro en la frente", son totalmente inventadas y no tienen ninguna veracidad, y por supuesto, el castillo de la condesa no está en Hungría como todo el mundo ha creído siempre, sino en un bonito barrio residencial de Estados Unidos. Lamentable.

Dejando de lado todo esto, y dándoles el beneficio de la duda pensando que se están refiriendo a "otra" Condesa Bathory, el argumento se convierte en algo totalmente carente de sentido que de ninguna manera puede engañar a nadie que ya tenga los doce años cumplidos, un cúmulo de incoherencias y contradicciones que terminan de liquidar la escasa credibilidad que le quedaba al filme, donde en ningún momento se da explicación alguna sobre el origen o el porque de los sucesos que acontecen, pero claro, a ver quien es el guapo en justificar la presencia de una asesina del siglo XVI en un videojuego...hay que ser un poco comprensivo joder.

Visualmente una de cal y una de arena, por un lado hay que reconocer el estupendo trabajo artístico del que hacen gala las imágenes "in game", mostrándonos un juego muy logrado y terrorífico, el problema está cuando estas bonitas imágenes son también utilizadas para recrear los efectos especiales en la "vida real", consiguiendo llegar a límites de cutrez insospechados.

Sangre veremos la justa, pues estamos ante la clásica película donde nunca termina de verse bien lo que sucede y donde todo se soluciona con un rápido cambio de plano.

Conclusión, "Stay Alive" es una película que parte de una idea original y que ofrece algunos detalles interesantes, como el genial diseño del juego, pero que se pierde absolutamente cuando se introduce la figura de Bathory, supongo que para atraer a quinceañeras góticas. Un trato ridículo hacía un personaje sobre el que se demuestra un total desconocimiento y que causará vergüenza ajena a todos aquellos que siempre hemos encontrado fascinante la vida de la condesa sangrienta. Si este es tu caso, aléjate de esto como alma que lleva el diablo.