Suele ocurrir en el mundo de la gastronomía, y con más frecuencia de lo esperado, que un neófito en dichos asuntos deleite al personal con platos dignos de cualquier chef con alguna que otra estrella Michelin, ya se trate de un arroz con bogavante o una tarta de queso. El motivo es aparentemente sencillo: la utilización de buenos ingredientes y poner todo el cariño y entusiasmo en la elaboración del producto suele dar unos resultados muy satisfactorios. Este rollo introductorio es para dejar claro que el mundo cinematográfico y el culinario presentan grandes diferencias, básicamente (es mi teoría) porque el cerebro es mucho más complejo y difícil de agradar que las papilas gustativas, el olfato y el estómago. De hecho, no hay fórmula mágica que garantice al 100% el éxito de una película (de ahí los batacazos en taquilla o recaudaciones inesperadas, tanto positiva como negativamente, de muchos títulos).
La producción que nos ocupa, Cinderella, del año 2006 y dirigida por Bong Man-dae, es la prueba fehaciente de lo mencionado en el párrafo anterior. La película contiene, a priori, buenos elementos: una historia que puede servir, además de para aterrorizar al personal, de crítica social (tal vez otro gallo habría cantado si se hubieran decantado por las terribles secuelas que pueden dejar las intervenciones de cirugía plástica en las adolescentes que sólo piensan en la belleza exterior); habla de las nefastas consecuencias que pueden acarrear nuestras (malas) acciones; contiene espíritus fantasmagóricos en busca de venganza (cómo suele ser habitual en el cine nipón, del cual es muy deudora esta cinta); presenta ambientes turbios y ligeramente malsanos; tiene una factura técnica impecable (gran trabajo de planificación y fotografía, aunque en ocasiones se abusa de los ambientes “excesivamente” oscuros, así como una buena partitura que subraya estupendamente los momentos álgidos); y un director que estoy convencido ha puesto “toda la carne en el asador” para que el proyecto llegue a buen puerto. Pero pese a contar con estos (buenos) ingredientes, el film se hunde estrepitosamente como si fuera un zepelín de plomo (por parafrasear un cita emblemática).
En 95 minutos, que se hacen eternos (la sensación que uno acaba teniendo es que la cinta dura más de dos horas), se cuenta la desmedida historia de amor de una madre por su hija y las atrocidades que pueden cometerse por la persona querida (cuyas terribles consecuencias suelen ser impredecibles). La primera, la madre, es una prestigiosa cirujana plástica que vive sólo para su hija y la belleza, la otra, una joven (bastante idiota y caprichosa) obsesionada con las tonterías que sólo pueden interesar a una quinceañera, disfruta de las vacaciones de verano con sus amigas entre clases de pintura, baños en la piscina y operaciones estéticas. Dado que la rutina y la paz no interesan (y suelen aburrir en la mayoría de los casos) a partir de cierto instante, el pasado se materializará para cobrarse lo que cree le corresponde.
Es posible que algunos piensen que la cosa pinta bien, y así lo creía yo también, pero un relato de ritmo moroso, con saltos temporales mal ejecutados que sólo proporcionan confusión a la historia, pocos sustos (apenas un par) para tratarse de un film supuestamente de terror, decantación a mitad del metraje por el melodrama (más simplón y trillado) y la escasa, por no decir nula, presencia de sangre (la cual siempre es bienvenida) junto a unas actuaciones que sin ser malas no sobresalen en absoluto (eso sí, contienen todo el repertorio de muecas, chillidos y ojos como platos de los productos de terror asiático) convierten este producto surcoreano en un aburrido, flojo, decepcionante y, lo que es peor, predecible film de terror (ya que la sorpresa final del guión se ve a kilómetros de distancia).
En resumen, aunque contiene buenos ingredientes estos están mal preparados y cocinados y el resultado se acaba indigestando. No obstante, como de todo hay en la viña del señor y algunos tienen el estómago “a prueba de bombas”, aquellos que gusten ir a contra corriente, iconoclastas confesos y “cinéfagos” que se alimentan con cualquier cosa, deberían darle una oportunidad y catarla. Es posible que este drama con elementos fantasmagóricos pueda que les resulte muy estimulante en su propuesta e incluso la consideren una negra y tenebrosa historia de amor desmedido, la cual les deje un grato sabor (lo cual no ha sucedido conmigo, que todavía la estoy repitiendo).
7 comentarios:
Me cuesta a horrores, sentirme atraído por este tipo de propuestas asiáticas y te diré, Max, que esta, antes de leer tu reseña (y como amante de la buena comida me ha encantado ese símil gastronómico), era de las poquitas que me hacían tilín por que creía que era una re-imaginación enfermiza del cuento de la cenicienta... ya veo que no.
Si encima, tu que tanto sueles disfrutar de este tipo de cine, le cascas semejante nota, apaga y vámonos.
Saludos.
A pesar de mi gusto por el cine surcoreano, el cual casi siempre me deja satisfecho, en esta ocasión han pinchado en hueso. Si ya de por sí no te atrae esta cinematografía, ni te decantes por esta cinta Rector que es una de las más flojas que he visto en mucho tiempo.
Saludos.
P.D. A mí también me engañaron con el título (¡ojalá fuera como dices una revisión tenebrosa del cuento de cenicienta!).
Pues tenía muy buena pinta a medida que iba leyendo tu crítica (magristal como siempre) pero la verdad es que luego me ha dejado un mal sabor al pensar que me iba a aburrir como una ostra :S
TWG, muchas gracias por tú comentario.
Evidentemente como comentas el gran inconveniente de esta producción es el aburrimiento y la somnolencia que acaba provocando (una verdadera lástima porque había material para algo muy majo).
Saludos.
muy buena reseña, le daré una oportunidad, pero ya no viendola como una pelicula de terror, quiza le encuentre un tono como las de Hirokazu Koreeda, que algunas tienen un tinte sobrenatural pero lo importante son las situaciones más mundanas
Irad Jafet R.A., interesante y muy acertada tú decisión. Espero saber tú opinión (al acercarte a esta obra bajo semejante premisa).
Saludos.
Mag Montana, me alegro de que la disfrutaras, estaba convencido, como menciono en el último párrafo, que habría gente que podría gustarle. Desgraciadamente no me encuentro en ese grupo, ya que me resultó un pestiño.
Saludos!!!!!!!!!
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