Crítica: Sharknado 2

Lo hayas deseado o no, Sharknado de Syfy ha vuelto, porque la experiencia mediática que se generó tanto en blogs, como en twitter fue un bombazo para la cadena que no podía dejar escapar otra oportunidad de recaudar un buen dinero. 

No le voy a dar a Sharknado una ‘buena’ nota, tampoco una ‘mala’. La puntuación que elija no va a ser favorable teniendo en cuenta lo que me gustan los tiburones pero no va a ser tan baja como tamaña mierda debería. ¿Por qué? Porque Sharknado 2, igual que su predecesora, nació para ser mala. Su único propósito es el cachondeo. Así que siendo terrible… es algo bueno, creo. Ha sido un éxito. Ha cometido su misión tácita de ofrecer el absurdo hasta que nos duela el alma. 

Sharknado 2 tiene como protagonistas los dos mismos actores que en la primera, amén de otras celebridades olvidadas que no tienen ningún problema en unirse a la fiesta. Por cada Kari Wuhrer (si, la vieja MTV es una gran contribuyente) como la hermana de Ian Ziering, hay un Matt Lauer y un Al Roker. Wil Wheaton (con mujer, Anne), Kurt Angle, Biz Markie, Andy Dick. Todo el mundo puede matar tiburones.

La idea aquí era crecer. Y en los primeros cinco minutos, hay una secuencia de acción ridícula en pleno vuelo que barre y sobrepasa toda la primera película. Ya para saber que cuando lleguemos al tercer acto de la cinta, la historia y las escenas se habrán ido de madre. El Fin de Ziering y la April de Tara Reid van de camino a Nueva York, donde Fin ha crecido. Como parte del barrio (esto lo dicen en la cinta). ¿Qué barrio? No importa, Nueva York, ya sabes… ahí. 

April va a la Gran Manzana a una firma de libros (ha escrito una guía de supervivencia Sharknado…) y entonces otro Sharknado ataca la ciudad. A partir de aquí, ellos – separados en dos aventuras de supervivencia la mayor parte del metraje – serán los encargados de avisar a todo el mundo en Nueva York (unas 10-15 personas que corren por las calles) e intentar parar los tornados de tiburones que van surgiendo y que se unen para crear un super-duper F-5 apocalipsis sharknado (no tengo manera de traducir este fenómeno de un modo mejor, ellos dicen que es F-5 y es un apocalipsis de tornados de tiburones). 

Justo en el clavo, pero de carácter divertido, el casting de secundarios es la guinda del pastel con Judd Hirsch como taxista, Robert Hayes como piloto – lo vais cogiendo. Dobles ilógicos, efectos especiales abismales, y armamento a mano, ya que cada arma – incluyendo bates, palas y machetes – se utilizarán para dar muerte a los tiburones invasores. Esto es Nueva York, ¿sabéis? Aquí el que menos tiene una metralleta en la guantera. “Y la Gran Manzana devuelve el mordisco”, tal y como comenta el alcalde Klein. Aquí todo neoyorkino tiene la habilidad innata de entrar en modo superviviente hecho y derecho, normalmente necesitando únicamente armas y suministros que tienen en los maleteros de sus coches. O, por ejemplo; usando napalm previamente comprado en el deli de la esquina. 

Mark McGrath es el cuñado de Fin, Martin, un hombre bien majo que odia a Fin, como buen cuñao. Luego lo medio explican por qué Fin se oponía a que se casara con su hermana Ellen, pero hay que decir que pronto pondrán sus diferencias en segundo lugar cuando hay cosas más importantes pasando alrededor, un Sharknado sin ir más lejos. Y esto también incluye Brian (Judah Friedlander, que lleva un sombrero al que no estamos acostumbrados) y Vivica A. Fox (Skye), quién estuvo enamorada de Fin hace tiempo. Y gracias a Dios que tenemos a Fox. Hace dúo con Fin la mayor parte de la cinta, pudiendo así ignorar las estupideces y/o torpezas de Reid. 

Siendo fan de Bruce Campbell y Posesión Infernal, me gusta que en esta franquicia se use la motosierra como símbolo de la misma, volviendo así a Sharkando 1. Fin la levanta en alto, incluso; y la mantiene en pose como Ash en el poster de Posesión Infernal; mientras los neoyorkinos levantan sus puños para darle apoyo. Desde aquí pido que Bruce Campbell aparezca en la tercera parte si quieren mantener el rollito de la motosierra. Hay otro pequeño momento hacia el final, que no voy a revelar aquí; donde también huele a Evil Dead. No sé si los responsables de Sharknado quieren iniciar una guerra o es que son muy fans. 

Veredicto 

Desde luego Sharknado 2 es un festival de mierda, pero es un festival amoroso. Y muy divertido. Está diseñada y pensada únicamente para ser vista en grupos y compartida online. Y me parece un giro muy inteligente, aunque facilite así que la gente lista la ponga a parir. Como entidad extravagante, no se contiene lo más mínimo. Además, hace un uso de Nueva York que muchas películas que se basan en ella, no consiguen. Campo de béisbol, metro, alcantarillado, rascacielos, la Estatua de la Libertad – todo es una trampa mortal, ya que parece que los tiburones pueden llegar a cualquier rincón de la ciudad donde tengan que ir.