Crítica: Los Vengadores: La Era de Ultrón

Cuando en el 2012 se estrenó “Los vengadores” algo cambió en el mundo del cine. De verdad. No exagero. Soy todo lo friki que queráis, pero que diferentes personajes con “vida” propia y carrera cinematográfica individual pudiesen encajar de esa forma… Con los “X-Men” y “Los 4 fantásticos” ya habíamos tenido grupos de superhéroes, pero con “Los Vengadores” entrábamos en otra dimensión, un cine al contrario de los producidos por la 20th Century Fox confeccionado por y para los aficionados pero que no olvidaba a todo aquel que fuese ajeno al universo Marvel, incluso al género.

Puede parecer ñoño, pero uno notaba el mimo con el que ‘mamá’ Marvel había tratado a sus retoños; no era un producto más con el que sacar los cuartos a los seguidores de las respectivas colecciones.

Pues bien, parecía imposible que alguien pudiese superar las sensaciones de aquella, y mira por donde nos equivocamos. Y no, no estoy hablando de esta su secuela sino de “Guardianes de la Galaxia”. James Gunn sorprendió a propios y extraños –un servidor era muy escéptico sin ir más lejos- confeccionando paradójicamente una de las mejores películas del 2014, sin necesidad de circunscribirme en el género precisamente... De hecho, el calificativo que se había ganado la de Joss Whedon como “La mejor película de superhéroes” se la arrebató esta sin que nadie abriese siquiera el debate. 

Tres años más tarde de la primera Avengers y con algunas aventuras individuales de los protagonistas de esta de por medio, cosechando -no lo olvidemos- buenas críticas de paso, se nos presenta esta con la incógnita de ya no solo si podrá superar a aquella sino incluso a la de Gunn. Y es que una cosa es superarte a ti mismo, y otra superar a un “rival” por muy amigo que sea o que tú tuvieses que ver también con su éxito (recordad que fue Whedon quien hizo fuerza para que Gunn dirigiese “GdlG”).

Para ahorrarles la “tortura” a todos aquellos que desconfíen de los atragantables párrafos de mi análisis, les adelantaré mis conclusiones dándoles una respuesta rápida: “Vengadores: la era de Ultrón” supera a su antecesora, pero no es tan redonda como la de Gunn. 

Lo primero que conviene aclarar es que ponerse ahora a hablar de las contradicciones y fidelidad de la película respecto al cómic no solo nos llevaría una eternidad sino que abriría la “Caja de Pandora”, o lo que es lo mismo, destaparía esa caja de los truenos que son los spoilers. Así es que tomaré una decisión salomónica –siguiendo con esto de la mitología- y diré: Mirar, frikis, todos sabemos que el MCU (Universo Cinemático de la Marvel) es una “dimensión paralela” al que muchos comparan con la fallida línea “Ultimates”, pero en realidad es un Cajón de sastre hecho a conveniencia de los guionistas/directores de turno, así es que no le busquéis los tres pies al gato; ya sabemos que todos conocéis los orígenes de Ultrón, de la Visión, de los gemelos Maximoff, la relación entre estos y el resto del Universo, y sus respectivos poderes, por lo tanto atesorar vuestra sapiencia para cuando tengáis nietos o para deslumbrar a vuestr@s novi@s nerds y que así os permitan entrar en la batcueva… (Oh, wait…) Torre Stark que ocultan bajo la falda/pantalón. Aquí, insisto, estamos ante un producto del MCU por lo que si a Whedon, como veremos, le interesa inventarse lo que quiera, no debe importarnos. Dicho esto, vayamos con el análisis. 

Para empezar, nos encontramos con un film más oscuro y adulto. Y no, no estoy diciendo que su director se haya contagiado del espíritu Nolan que parece caracterizar a las películas de la competencia cual pandemia, solo que esta producción además de ser más trágica es también más trascendental. 

Los personajes hablan abiertamente de la muerte y de las consecuencias de sus actos. Son discursos que sin llegar a un nivel filosófico, sí que están preñados de esa significación que hacen relamerse a los críticos y a los fans más exigentes pensando en una maduración que los aleja del medio para los que fueron creados, del cómic y del dibujo animado, para acercarse a esa mística pseudo-científica y moralista que hace al producto más real y creíble. Y eso, de ser más real junto a ser más adulta, es otra de las pautas distintivas de esta entrega. Pero antes de hablar de este aspecto, terminaré con ese alegato trascendental del que estábamos hablando. 

El argumento y las licencias que se ha tomado el propio Whedon como guionista provocan situaciones como esas visiones de los protagonistas que ensombrecen el desarrollo orientándolo al drama que está por llegar. Y no solo del de esta película sino incluso de las venideras, y esto es uno de los grandes aciertos de esta película, que aunque Whedon se haya despedido de la franquicia –hecho que tiene mucho que ver con la parte final del film- claramente apunta a un plan global más allá de nombres y personas. Las estrellas de la función no son ni Whedon ni Gunn –mucho menos los hermanos Russo- sino los Iron Man, Capitán América, Hulk, etc. etc. 

En todo caso, quizás haya un exceso de discursos. Desde el villano de la función, un excesivamente para mí parlanchín Ultrón, hasta los nuevos personajes como “La visión” con un diatriba algo divagante sobre la humanidad más propia de una mascota que de un sintoide capaz de arrasar la faz de la tierra –tiene Ultrón razón con lo de la ingenuidad…-, tienen su cuota de pantalla como orador. No digo que aburra, pero olvidándonos un tanto de nuestros gustos, hay que pensar que el rango de público al que va dirigido el film es muy amplio. Por ejemplo, yo fui al cine con mi hijo de 12 años y estoy seguro que muchos de estos conceptos ni los entendió ni los puso naturalmente en valor, pero sí que le ralentizó el ritmo. Ni que decir de otras edades, tanto por debajo como por muy arriba.

Pasando ya al factor ‘realidad’ que apuntaba unos párrafos más arriba, decir que en este caso Los Vengadores se han vuelto más humanos, tanto que hasta sus responsables se han enrollado la manta a la cabeza amparándose en el todo vale con tal de conseguir el fin rehaciendo personajes a su antojo. Pero no es criticable, al revés, además de como ya he dicho hacer a los superhéroes personajes de carne y hueso, sirve de tanto espejo al resto de protagonistas como de caldo de cultivo para lo que está por venir. No digo más pues podría ser considerado un SPOILER –de hecho no leer hasta el final del párrafo por si acaso…-, pero Whedon, tío listo donde los haya, se ha aprovechado de los rumores previos al film para jugar al despiste. 

En esta humanización se ha incluido un nuevo aporte como es el “romántico”, resaltando las comillas. Que nadie se piense que se va a encontrar una relación profunda con riesgo a resultar edulcorada, no. Digamos que hay sentimientos. El problema es que resulta un poco forzado. Interpreta a su modo –no desvelo nada ya que se puede ver en el tráiler- el clásico de “La bella y la bestia” y es un postureo tan claro como el de esas imágenes finales de La Viuda Negra mirando a la nada en las instalaciones secretas de Los Vengadores. Por cierto, con este romance quizás sea el personaje Marvel con el mayor número de parejas. 

Dejando de lado todo esto, decir que “Vengadores: La era de Ultrón” es más espectacular si cabe que su predecesora. Un mayor número de confrontaciones, una mayor calidad de efectos y una mayor capacidad de destrucción. Todo el mundo destaca lógicamente el duelo Hulk-Iron Man, pero el enfrentamiento final Vengadores-Réplicas de Ultrón donde los poderes de estos se solapan y compenetran es, permitirme la exageración, acción convertida en poesía, una fantástica –en el más amplio sentido de la palabra- coreografía que nos hace olvidar el contexto para convertirse en algo plásticamente bello que resume ese concepto/sentimiento de unidad del grupo. Por lo demás, las transformaciones de Huk-Banner son soberbias, y La Visión –especial atención a su capa- casi hipnotiza. 

Pero no sería yo si no pusiera el punto crítico. Es verdad que el duelo Hulk-Iron Man volverá loco a cualquiera, pero si uno consigue abstraerse de sus protagonistas y se fija en el fondo podrá apreciar que las infografías no son todo lo creíbles que deberían, acercándose peligrosamente al dibujo animado. En la acción también tengo una objeción, y es que en su arranque Whedon parece haberse contagiado del “Síndrome Michael Bay”, realizando un montaje atropellado que le hace un flaco favor a la orgía de acción que está mostrando. Por suerte, solo es el principio… 

Y ya que -los que hayáis llegado hasta aquí- me habéis permitido este rollo, dejarme que os hable individualmente de los personajes ya que lo merecen. Sin soltar spoilers, of course! 

IRON MAN: Nos topamos con un Tony Stark, siguiendo la línea de la tercera parte de su franquicia, más pesimista, pragmático, manipulador y sobre todo, cansado. Tiene menor protagonismo, pero sigue disfrutando de un mayor número de chistes, lo que lo hace a pesar de todo destacar. La polivalencia y espectacularidad que le ofrece el sistema “Verónica” lo convierte en un serio rival de Hulk en cuanto a convertirse en el preferido de los niños. Y algunos no tan niños… 

CAPITÁN AMÉRICA: El gran “perdedor” respecto a la anterior parte. En aquella descubrimos ese líder que no pudimos ver en su primera película en solitario. Aquí tiene demasiada competencia, e incluso Ojo de Halcón sabe dar mejores discursos que él. No me gusta, por otro lado, el reverso del escudo… parece de ‘chapita’. 

OJO DE HALCÓN: La sorpresa de la película. Mucha cuota de pantalla, mucho chiste y mucha humanidad. Es sin duda el más favorecido, pero también el más desvirtuado respecto al cómic. Se lo perdonamos a Whedon por relanzar a un personaje que parecía limitado y sin capacidad de crecimiento. 

THOR: No se le hace justicia a pesar de tener algunas de las mejores frases y escenas del film. Se desconecta demasiado de la historia. Lástima. 

HULK: Hulk es Hulk. ¡Qué gran descubrimiento!, diréis. El personaje de por sí no necesita fuegos de artificio, así que se han decidido por reforzar su faceta humana aprovechándose del pedazo de actor que lo acoge. 

LA VIUDA NEGRA: Dejó de ser la comparsa femenina y sexy en la segunda entrega del “Capitán América”, y aquí claramente se le da prioridad a la mujer frente a la heroína. De hecho es la que menos luce en las escenas de acción. Algunos… algunas verán que es víctima del machismo que caracteriza estos productos. No seré yo quien les lleve la contraria. 

LA BRUJA ESCARLATA: Poco compleja y poco –de momento- aprovechada. Se nota que es su presentación. Su alistamiento junto a su hermano a filas enemigas es un tanto peregrino, pero podría haber sido peor. 

MERCURIO: Al igual que su hermana, podría haber dado más de sí. Al menos tiene detalles como el humor o ese talante singular de los jóvenes del Este mezcla de engreimiento y elegancia barriobajera, chándal de mercaillo incluido, que le da vidilla. No es tan brillante como su “alter-ego” de la Fox, pero resulta carismático. 

LA VISION: Para muchos la sorpresa de la película. Para mí no, y no es una frase hecha con tal de quedar por encima de esos otros, ¡válgame Dios!... A Bettany lo llevo reivindicando desde que lo escogieron para interpretar al Silas de la adaptación de “El Codigo Da Vinci”. Me hicieron feliz cuando lo eligieron para la también adaptación de uno de mis manhwas favoritos como es el “Priest” de Hyung Min-Wu; y ahora por fin tiene su oportunidad de destacar. Si el personaje ya de por sí era atractivo, con Bettany es casi hipnótico. 

No podía terminar sin comentar algo de la Banda Sonora realizada “mano a mano” entre Brian Tyler y Danny Elfman. El primero pone la acción y la tensión, mientras que el segundo, la grandilocuencia. Pero eso sería quedarse en la superficie, y ya me conocéis; además, tal y como nos pagan por palabra estas reseñas quiero hacerme tan tico como Tony Stark… Ah, no, que aquí no cobramos, que lo hacemos por amor al Cuervo. Da lo mismo, la cuestión es que ambos compositores son lo suficientemente conocidos como para que la mayoría identifique los ‘Chan Chan’ (percusión) de Tyler y los ‘Fiu Fiu’ (sección de viento y fanfarrias) del hombre elfo. 

Los más puestos en Bandas Sonoras incluso llegarán a apreciar como algunos temas de este último tienen demasiadas resonancias con el tema central de “Alice in Wonderland”, pero el que como un servidor disfrute de estos productos como algo con vida propia más allá de arropar un producto estrella como es una película, podrá encontrarse con temas como “The Farmhouse” donde el casi alter-ego de Tim Burton nos demuestra su lado más sensible e imprevisible. Un tanto se puede decir de Tyler que en piezas como “Wish you were here” recupera el mejor tono de “Thor: The dark world” alejándose de su objetivo de hacer hervir la sangre, componiendo música menos compleja pero más conmovedora. 

Ahora sí, para acabar, una tanda de detalles. Uno; dicen que la película es una loa a John Buscema. Yo creo que lo dicen porque junto a Roy Thomas fue el que creó a Ultrón. Por personajes y complejo de gigantismo yo apuntaría al cada vez más reivindicado Jim Shooter –p.e. sacó más partido al personaje- y al gran George Pérez en cuanto a la acción, más colorista, espectacular y divertida. 

Dos; las autoridades surcoreanas soltaron casi 4 millones de dólares USA para “vender” Seúl como escenario de una de las batallas. La verdad es que bajo mi punto de vista ha sido dinero malgastado ya que la capital no brilla como debiera. Conociendo además los presupuestos por los que se mueven las producciones de aquel país y la crisis que está viviendo a día de hoy su industria cinematográfica, más vale que hubiesen invertido esa suma en dos películas. 

Y tres, no hace falta esperarse hasta el final de los títulos de crédito. No hay nada. 

Resumiendo, “Vengadores: La era de Ultrón” es una película contundente, espectacular y equilibrada. Quizás le falta espontaneidad y emoción más sincera como para deslumbrar, pero solo son eso, detalles que no le impiden de todas formas brillar.