domingo, 28 de mayo de 2017

Crítica: Arès

Ares, dios de la guerra, de la violencia y del caos. Divinidad de poco culto en la era griega y hacedor de fieles inconscientes en la era moderna. Escoger un alias como Ares, sin duda es una declaración de intenciones para cualquier mortal, escoger un título para una película como "Arès" deja claras las costuras de la misma. Si añadimos una sociedad distópica, donde se haga sufrir a los ciudadanos de manera sistemática, pensaremos en un futuro apocalíptico donde la pobreza y la opresión sean caldo de cultivo para una revuelta violenta e irrefrenable. En "Arès" no hay dioses y no hay opresión y el futuro no parece tan ficticio, sino que tiene su gancho, precisamente, en lo cercano que parece todo y en la posibilidad de ver una sociedad así dentro de no más de treinta años.

"Arès" es el primer largometraje de Jean-Patrick Benes y deja clara su experiencia como guionista, conformando una película sólida en la que el futuro no queda suspendido sino arraigado en un presente lleno de situaciones familiares que acercan esta película a nuestros días y que se cimenta en la denuncia social sin necesidad de apelar al drama para captar el interés del público, sin duda algo que agradezco. Para ello, el aire parisino casa perfectamente con la idea de Jean-Patrick Benes de mostrar las miserias humanas. En este aspecto y sin que tenga nada que ver en temática (al menos en la superficie) el que hacía que me venía a la mente , la película "Polisse" de la directora Maïwenn (a quienes muchos recordaréis más como actriz que como directora, sobre todo por ser la final girl de "Alta Tensión"). "Arès" y "Polisse" tienen en común esa manera de rodar tan seca en la que la falta de recursos se suple con creces con guiones compactos que dejan de lado los efectismos para centrarse en una realidad palpable para cualquier espectador.

"Arès" nos traslada a un futuro no tan distante en París, donde el número de parados supera los quince millones y el nivel de pobreza supera lo que podría considerare como emergencia. De esta manera, las tiendas de campaña a los pies de la Torre Eiffel o la catedral de Notre Dame, son las viviendas habituales de una población a medio camino entre la resignación y el levantamiento, a la cual se ha dado una mayor libertad para despistar más que para ayudar, libertad que no es del todo bien gestionada por esa sociedad que camina sin esperanza. De esta manera se legalizan las drogas, para que así las grandes farmacéuticas en connivencia con el gobierno, tengan campo abierto para seguir llenando los bolsillos de unos pocos a costa del sufrimiento de unos muchos. Como es de esperar, hay facciones más subversivas que intentan dar testimonio de las atrocidades cometidas por estas farmacéuticas para sacar nuevas drogas con las que seguir enriqueciéndose, que son las que sufren la injusticia de la ley de una manera brutal. ¿Os parece que la trama habla de un futuro irreal lejano?

Es precisamente el hecho de que sea perfectamente asimilable y digerible para el espectador algo tan cercano como el nivel de paro en Europa o la impunidad de las farmacéuticas para seguir valiéndose de sus patentes para encarecer el precio de medicamentos y vacunas, lo que hace de "Arès" una película de actualidad, donde la ciencia ficción queda en segundo plano. Entiendo que el hecho de que este futuro distópico sea más actual de lo que supongo que se pretendía, es algo derivado de la falta de un gran presupuesto que pueda integrar en la narración paisajes más apocalípticos y elementos más cercanos a la ciencia ficción que hollywood nos vende en cuanto tiene oportunidad. Esto desde luego no es ningún impedimento para que el mensaje llegue tal y como tiene que trasladarse y que el receptor de dicho mensaje empatice con él, pero sí que hace que el conjunto general de todos los elementos, no luzca tanto como debiera.

Y si los recursos son limitados, el guión es el puntal principal para que una película pequeña como "Arès" termine siendo una sorpresa. En este aspecto nada que reprochar, pues todos los temas que se tratan aquí dan para varias películas por separado: pobreza, paro, desilusión, soledad, corrupción, falta de escrúpulos y por encima de todo, la necesidad del ser humano de tener algo en su vida que llene el vacío que le provoca la realidad, que no es otra cosa que los deportes televisados y esa ironía de la vida que es que precisamente sean que las personas que no practican deporte alguno, las más entregadas a este tipo de espectáculos televisados. En este caso no hablo de fútbol, sino de peleas en las que dos luchadores (generalmente modificados genéticamente) luchan por su minuto de gloria y unos cuantos billetes y los espectadores expresan su rabia contenida disfrutando de la imagen de alguien siendo golpeado hasta el KO. La condición humana es retorcida, y Jean-Patrick Benes sabe perfectamente cómo darle forma.

Tenemos que tener en cuenta que "Arès" no es una película de acción, aunque desde luego es una materia prima perfecta para que Hollywood ponga el ojo y produzca una película que redondee los puntos débiles de la francesa y sí haga una película de acción en condiciones. Como digo, el talón de Aquiles de "Arès" es el ritmo lento y pausado y sobre todo, la falta de tensión en escenas que lo piden a gritos. Una vez más justifico estos puntos negativos por la falta de presupuesto y el marcado carácter francés de la propuesta. Y debo decir que a mi esto no me ha molestado en absoluto, ni ha supuesto un descenso del interés llegado a cierto punto de la película, pero dado que no se abusa del drama y que lo que se pretende es hacer una denuncia clara, la tensión y la acción casarían a la perfección con la narración para poner el foco en lo grave que es que la sociedad esté acostumbrada a las injusticias de manera constante.

Y si en Francia, para estos menesteres, dan relevancia a los silencios, a los diálogos cortos y a la falta de sonrisa, los actores tienen que estar a la altura y desenvolverse hábilmente entre miradas de rabia contenidas y coreografías convincentes que le den al dios de la guerra el lugar que le pertenece en este París de calles peligrosas. Y es aquí donde destaca Ola Rapace, que interpreta impecablemente a Arès y Micha Lescot dando vida a Myosotis, un tándem extremadamente opuesto pero unido por las necesidades, que llenan la pantalla en cada aparición. Una pena que no se haya dado más importancia al personaje de Anouk, que es por su juventud y su ira el eje sobre el que habría que haber explotado el apartado más combativo.

Sobre la fotografía, como no podía ser de otra manera, destacan los oscuros en los planos largos y la atmósfera sucia en contraste con la frialdad de las grandes torres donde se manejan los hilos económicos sobre los que se asienta la destruida Francia y se saca beneficio de la necesidad social. La banda sonora se ajusta bien al compás que marca el diapasón escenográfico y acentúa esas faltas de diálogo en las que no es necesaria ninguna palabra para entender que llega un punto donde el levantamiento es totalmente necesario.

"Arès" no es una película arriesgada, pero trata una realidad disfrazada de ciencia ficción que sin duda debe tener calado en la sociedad, porque las tiendas de campaña en las plazas de las principiales ciudades ya las hemos visto, hemos caminado entre ellas y hemos entendido que aquello fue un comienzo, porque soñamos con un futuro más justo e igualitario y porque no podemos dejar de pensar que las cosas tienen que cambiar y que está en nuestras manos el intentarlo al menos. El dios de la guerra nunca debió ser dios y sin duda, nunca unos ojos debieron tener que observar una guerra y por encima de todo, jamás debemos pensar que no tenemos el poder de modificar un futuro abocado al desastre.


3 comentarios:

El Rector dijo...

Coincido con tu análisis Missterror. Este fue uno de mis descartes personales del pasado Sitges, pese a que ya me llamó la atención en su momento y un año después, ratifica que no iba mal tirada la bala. Una producción modesta (al menos esa es la impresión que da por su acabado visual), que no obstante atesora un guion notable plagado de denuncia social y que por desgracia, no propone un futuro especialmente "ficticio". De hecho, muchas de las miserias que muestra, ya las estamos sufriendo hoy en día en nuestras propias carnes.

Como comentas, este libreto en las manos adecuadas, daría para un estupendo thriller de ciencia ficción allá en Holywood. Con más medios, y las dosis correctas de acción, podríamos estar ante un fabulosos blockbuster con fondo, y por supuesto, me viene a la cabeza Neill Blomkamp.

Pero no se puede negar que la película de Benes, tiene su propio encanto particular en su pequeña pero personal puesta en escena y en ese "algo" tan francés que tienen los actores galos, valga la redundancia.

Muy interesante y recomendable propuesta.

Saludos.

Missterror dijo...

Rector- Ahora me muero por saber cual fue la película elegida cuando hiciste este descarte...Espero que no fuera "Ballad In Blood"...
Es cierto que en "Arès" no vamos a ver un futuro ficticio apocalíptico tal y como podríamos esperar, porque nos habla de un futuro cercano justamente para que no lo veamos como ficción y oye, consigue el propósito de conexión, de una manera totalmente eficiente.
Pues mira, lo que dices de Neill Blomkamp no es ninguna tontería. Este director podría hacer algo potentísimo con una idea como esta y respetando lo máximo posible el guión.
Francia tiene ese encanto decadente que te va como anillo al dedo y ese "algo" tan francés es magnético, sin duda.
Un gusto estar de acuerdo.

Saludos

El Rector dijo...

Missterror, pues no sabría decirte, pero si te puedo asegurar que no fue "Ballad in Blood", jeje... "Arès" la proyectaban por la noche, de eso me acuerdo ;)

Saludos.

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