Crítica: Death Note: El Nuevo Mundo

Vaya por delante: Cuidado con los comentarios a esta crítica, tengo un Death Note en casa. El que avisa no es traidor…

No esperaba absolutamente nada de ‘Death Note: La película’ y ‘Death Note: El último nombre’, cintas dirigidas por Shüsuke Kanedo que adaptaban el manga de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata. De hecho y si no recuerdo mal, esa noche en el Festival de Cine Fantástico de Sitges proyectaban ‘Death Proof’ y ‘Planet Terror’, maratón que realmente me apetecía ver, pero un amigo me convenció para ir a la proyección de las cintas de Kanedo.

Cual fue mi sorpresa, ya que a pesar de ciertos efectos digitales (Nunca acabaré por acostumbrarme a la manera en la que se muestra al shinigami, Ryuk, tanto en las películas de Kanedo como en la de Shinsuke Sato) y de la excesiva duración de ambas cintas (La primera parte dura poco mas de dos horas y cinco minutos, mientras que la segunda alrededor de dos horas y veinte. El exceso de metraje que para la persona que escribe estas líneas es del todo injustificado se vuelve a repetir tanto en ‘Death Note: El nuevo mundo’, la película se va hasta las dos horas y cuarto, como en la película ‘L: Change the world’, centrada en el personaje de L, dirigida por un Hideo Nakata en horas bajas y protagonizada por el mismo actor: Ken’ichi Matsuyama) disfruté muchisimo de las películas de Kanedo, motivo por el cual en cuanto me enteré que se proyectaba ‘Death Note: El nuevo mundo’ en una sola sesión en pantalla grande, compré la entrada el mismo día que salieron a la venta.

Diez años después del enfrentamiento entre L y Kira, seis nuevos death note serán repartidos por diferentes puntos de la Tierra. El equipo especial comandado por Tsukuru Mishima contará con la ayuda de Ryuzaki, sucesor natural de L para dar con el paradero de los Death Note y detener a la misteriosa persona que se quiere hacer con todos ellos.

Son muchas y diferentes las sensaciones que me dejó la película de Shinsuke Sato, director con cuyas películas no acabo de conectar. Sin llegar al extraño sabor de boca que me dejó ‘I am a hero’, ‘Death Note: El Nuevo mundo’ me vuelve a parecer una cinta irregular, con partes realmente interesantes, otras carentes de fuerza, ideas desaprovechadas y donde todo resulta excesivamente alargado. Vayamos por partes…

Creo sinceramente que ‘Death Note: El nuevo mundo’ es una película que va de mas a menos. Sato nos deja una prometedora escena inicial situando un death note en Rusia, mostrando la manera en la que la persona que lo encuentra descubre los poderes de este. Es una lastima las prisas que muestran tanto Sato como director y Katsunari Mato como guionista por situar la historia en Japón desperdiciando ciertos hilos arguméntales que podían haber dado mucho de juego. Pero hay que reconocer que Sato se muestra muy inteligente al usar tanto los títulos de crédito iniciales como la notable música compuesta por Yakuta Yamada para situar al espectador ante la historia que va a ver, introducir a los nuevos personajes y crear la tensión necesaria para captar la atención del espectador.

Tras eso, ‘Death Note: El nuevo mundo’ arranca con fuerza, con una gran escena que hará las delicias de muchos seguidores y que a pesar de cierta inocencia deja el listón bastante algo por lo que resulta una lastima que conforme avanza el metraje se vaya notando como la historia se va desgastando y perdiendo fuerza. A pesar de que esta sigue resultando por momentos muy entretenida hay algo en la parte final que hace que desconectemos de la película (Este comentario que no dejaría de ser una opinión personal es algo que escuché comentar a otros espectadores al acabar la proyección de la película). Ciertos momentos vacíos y algún bajón de ritmo tampoco ayudan a la cinta. ‘Death Note: El nuevo mundo’ también tiene sus momentos ‘bosque’ (En términos de interés me refiero) que el director mostró en ‘I am a hero’ y que nos rompieron a mas de uno.

Por muchas ganas y empeño que Sösuke Ikematsu ponga a la hora de interpretar a Ryuzaki este no consigue que nos olvidemos a Ken’ichi Matsuyama y su L y lo mismo ocurre con Tatsuya Fujiwara y Light Yagami. La sombra de los personajes interpretados por Matsuyama y Fujiwara es demasiado alargada y es capaz de eclipsar a otros personajes similares (Resulta inevitable pensar en el trabajo de ambos actores, aunque Ikematsu intenta dar forma a Ryuzaki y alejarse en cierto modo de su predecesor, este no deja de ser el sucesor de L por lo que las comparaciones están mas que justificadas). Ryuk, el shinigami que vimos en las películas de Kanedo es mostrado de la misma manera (Lo siento, por muy fiel que sea a la manga, no me gustan ese tipo de efectos digitales) pero otros shinigami consiguen que el espectador se sorprenda muy gratamente.

A pesar del esfuerzo por parte de Sato de resumir la historia en los títulos de crédito iniciales y de ciertas explicaciones que se van produciendo a lo largo de la historia, esta película me dejó la sensación de ser una cinta un tanto hermética, una de esas películas con las que es difícil conectar si el espectador no ha visto antes las películas de Kanedo o no está familiarizado con el universo death note. Por desgracia, una parte final excesiva, su desmesurado metraje y una historia que va perdiendo fuerza hacen que la sensación final al ver este ‘Death Note: El nuevo mundo’ no sea todo lo satisfactoria que me gustaría. Habrá que esperar a ver que ha hecho Adam Windgard tras su tremendamente decepcionante ‘Blair Witch’ en la nueva adaptación del manga de manga de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata. El trailer pinta muy bien pero no sería la primera vez que la película no está a la altura de lo esperado. Crucemos los dedos…