Crítica: Kidnap

Dicen que el amor de madre todo lo puede. Parece que la apuesta de Luis Prieto, director que se ha atrevido con el remake de Pusher de Nicolas Winding Refn, nos sermonea durante una hora y media de nuestra vida. El tema del secuestro infantil está muy manido dentro del género del thriller, pero la nueva película protagonizada por Halle Berry me ha llamado la atención. El principal motivo de mi interés por Kidnap, es la sorpresa que me dio la actriz Halle Berry en The Call de Brad Anderson, un film del que esperaba muy poco y salí bastante satisfecho. Existen dos detalles que recuerdan a la obra de Anderson, el secuestro y que es una road movie, pero argumentalmente la propuesta de Prieto no tiene nada que ver con la obra de Anderson.

Halle Berry, ganadora de un oscar por su papel en Monster’s Ball, se enfrasca en una aventura cinéfila de poco octanaje en la que interpreta un papel de madre con mucho coraje. Lástima que la sobreactuación por parte de la actriz estadounidense, somete a su personaje a una maratón de caras compungidas en las que parece encontrarse estreñida en lugar de preocupada por la terrible situación a la que se está viendo sometido su personaje. En consecuencia, empaña la credibilidad del personaje y del conjunto de una forma negativa que no me esperaba en absoluto. Por no hablar de sus monólogos para consigo misma. Me gustaría gritar a los cuatro viento lo bien que le ha quedado la película a Luis Prieto, pero desgraciadamente, sin llegar a aburrirme, me parece un suspenso.

El guión escrito por Knate Gwaltney, productor de las películas de Jackass, nos propone situaciones con demasiadas licencias a permitirle al film. Más aún, teniendo en cuenta que la película no busca la ficción o el impacto visual, más bien todo lo contrario, indaga y presiona sobre los lazos emocionales. Y no es creíble que tras el reguero de accidentes automovilísticos que deja tras de sí su personaje, Karla Dyson, ninguna autoridad o testigo sea capaz de dar con su automóvil más fácilmente, si tenemos en cuenta la actual tecnología disponible, ya que la película se ambienta en nuestro presente, con todo lo que conlleva, smartphone, gps etc. En cambio, todo queda al puro azar y sin una ayuda aparente, que como espectadores podamos ver reflejada e insertada en la simplista historia de una forma muy pasajera.

Su personaje se desarrolla en base a los tópicos de una separación matrimonial, motivo que lleva a Karla a perder de vista a su preciado y repelente niño de 6 años. Interpretado por Sage Correa en el papel de Frankie Dyson (o Marco o Polo) no me queda claro a mí tampoco. Esto lo digo con ironía, porque vaya manera más estúpida de notar la presencia de tu hijo. En fin.

Dicho guión atenta contra la lógica, la razón y sentido común de muchas de las secuencias durante la persecución. Demasiadas veces cae en un mismo error. Entre ellas, la capacidad o incapacidad de resolver la situación, se justifica debido al miedo que Karla padece a que su propio hijo sufra daño alguno, esto justifica algunas de sus decisiones hasta cierto punto. Pero muchos momentos de la película tienen un tono muy forzado y rompen las normas en favor de que la película prosiga hasta un desenlace anticlimático. Aunque, en cualquier caso, los últimos quince minutos son los más ‘interesantes’. Como decía Grima al ver entrar a Gandalf en Rohan ‘Tardía, es la hora, en que decide aparecer el conjurador…’ Pues eso mismo.

Y digo esto porque el torpe montaje que intenta crear tensión a base de rápidos e incesantes cortes de planos para dotar sensación de velocidad trepidante durante la larga persecución entre los captores y la persecutora, cuando realmente, se nota que van a muy bajas velocidades, desquicia hasta el más paciente espectador. La intensidad pretende ser aumentada por una banda sonora sin demasiada personalidad compuesta por Federico Jusid (La habitación de Fermat) que utiliza mucho golpe en seco de notas a un volumen considerado, pero que no consigue el efecto que necesita la historia.

De hecho, si Kidnap no contase con Berry como protagonista y con algunas accidentes automovilísticos bien rodados, podría pasar firmemente por un telefilm de sobremesa con un principio edulcorado que no consigue que empaticemos con ninguno de sus dos protagonistas, madre e hijo. La verdad, los elementos estaban todos, pero la disposición de los mismos, es insuficiente. Puede que algún día venga Tarantino a rescatar a Halle Berry de una carrera tirada por la borda, quien sabe. Porque salvo su cameo de Tormenta en X-Men: Días del futuro pasado, no parece que a la actriz le vaya demasiado bien en cuanto a papeles.

Lo mejor: Que no llega a aburrir.

Lo peor: Que muchas de las situaciones que nos plantea el propio guión, se vuelven insostenibles por sí mismas y que Halle Berry es capaz de mucho más como actriz.