No podemos dejar pasar el estreno de ‘It’ de Andrés Muschietti (Creo que lo que mas miedo me da de esta película no es el material en el que se basa, la extraordinaria novela de Stephen King sino que esta esté dirigida por la misma persona que rodó ‘Mamá’, una muy floja conversión de un cortometraje en largometraje demasiado deudora del cine asiático de terror y donde lo mas interesante, al menos para mi, era lo que no contaba la película) para hablar de otro cine protagonizado por payasos, en este caso de una exótica propuesta dirigida por Awi Suryadi que llega desde Indonesia y donde el descubrimiento y robo de una extraña caja de música liberará a la atormentada alma de un payaso que globos en mano irá matando poco a poco a un grupo de niños que viven en un pobre vecindario, y cuyas casas tienen las escaleras mas empinadas que he visto en mucho tiempo, bajar por ahí si que da miedo y no el payaso que protagoniza esta película que por momentos no sabemos si da penica o tirria.
‘Badoet’ es una de esas cintas que dejan una muy extraña sensación. El guión escrito por Agasyah Karim, Khalid Kashogi y el propio Awi Surday basado en una historia de Daniel Topan también protagonista de la película y que no, no es Berto Romero haciendo un Robert De Niro en ‘Toro Salvaje’, posee dos partes claramente diferenciadas lo que hace que el conjunto resulte demasiado desigual: Una primera excesivamente comedida donde parece que los guionistas han creado una historia al servicio de Topan y que sirve como no podía ser de otra manera para introducir la historia y a sus personajes y una segunda donde la película parece que va a ofrecernos todo aquello que esperamos de una cinta como esta.
Si Pennywise le dice a Georgie eso de "Todos flotan aquí abajo", en la primera parte de ‘Badoet’ esta parece decir ‘Todos duermen aquí abajo’. El tedio se va apoderando poco a poco del espectador gracias a una historia que no acaba de arrancar, escenas mal desarrolladas y peor interpretadas (Sirva de ejemplo la reacción de los protagonistas al enterarse de la primera y extraña muerte) lo que es una verdadera lastima ya que Suryadi muestra que es capaz de crear momentos como mínimo interesantes aprovechando el edificio donde viven los protagonistas y a alguno de los niños. Por desgracia durante los primeros cuarenta minutos de película el espectador tendrá la sensación de que ‘Badoet’ es como ese conductor novel que coge un coche por primera vez: Arranca, frena de golpe, el coche (La película) se cala, arranca, avanza un poco y se vuelve a calar… y así constantemente. Cuando la cinta de Suryadi parece apuntar maneras, hay algo que la frena de golpe.
Pero todo cambia cuando la médium de los chupa-chups aparece en pantalla (De una de las maneras mas forzadas que se puede imaginar), Suryadi deja (casi) en un segundo plano a Topan y este parece disfrutar de la libertad necesaria para llevar la historia que tiene entre manos por donde él realmente quiere. Es a partir de ese momento cuando la película y a pesar de seguir teniendo escenas que no funcionan e interpretaciones justitas, nos deja sus mejores momentos, cuando Suryadi sabe sacar el máximo provecho a una atmósfera mal sana y donde es mas que obvio que ha tomado como referencia a cierta película de Park Chan-wook. Son varias las películas en las que los guionistas y por tanto el director se han fijado a la hora de construir la historia, algo tremendamente obvio. No voy a decir ninguna para no revelar nada de la película pero si que voy a nombrar un pequeño, por su duración, pero sorprendente cortometraje dirigido por Ignacio F. Rodó titulado ‘Tuck me in’ en el cual no pude dejar de pensar al ver ‘Badoet’. Si no habéis visto la obra de Rodó, os la recomiendo abiertamente.
Jon Watts debutó en la pantalla grande con ‘Clown’ una cinta producida por Eli Roth y cuyo punto de partida recuerda al de ‘Badoet’: Un hombre encontrará en un baúl un antiguo disfraz de payaso que al ponérselo (Cambiémoslo por una caja de música de un payaso) liberará a las fuerzas ocultas que tan extraño vestido ha mantenido encerradas, pero cuyo desarrollo es totalmente distinto. Mientras la cinta de Watts intentaba ser un espectáculo mal sano y festivo sin conseguirlo, la de Suryadi intenta ir construyendo una perturbadora atmósfera que como en el caso de la película de Watts no acaba por conseguir.
Ambas cintas son desde el punto de vista de la persona que escribe estas líneas, dos muestras de cómo una buena idea y algunas escenas bien construidas no consiguen salvar la mediocridad del conjunto. Advertencia: ‘Hellraiser IV: Bloodline’ dirigida por Kevin Yagher sufrió innumerables presiones por la gran cantidad de tiempo que pasaba hasta que aparecía en pantalla Pinhead, algo que los productores cambiaron y motivo por el cual Yagher firmo con el pseudónimo de Alan Smithee. Armaros de paciencia, Suryadi parece no haber sufrido ese tipo de presiones…
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