Pongamos el letrero antes de empezar, no se vaya a llevar el lector incauto falsas impresiones: "THE SAND" (O "BLOODY SAND" SEGÚN DONDE) ES MUY, PERO QUE MUY MALA! Nos tiramos de cabeza en esta ocasión en una serie B de manual: actrices cuyo mayor mérito es... bueno, lo grandes que son sus “eméritas”, buenorros luciendo tableta y con tremendas dificultades para recordar sus líneas, no digamos ya el hacer una actuación decente, efectos digitales que dan vergüenza ajena en las escenas de gore y las diurnas (no tanto en las nocturnas), música que parece Creative Common sin derechos… en fin, que es una joya.
“Actuaciones de juzgado de guardia, efectos horrorosos hechos con algún programa gratuito de edición de imagen, alguna teta solitaria por ahí… Vamos, un autentico truño”
Y qué hago yo comentando esta pieza, se preguntarán? Pues resulta que esta pieza es el remake de una serie b setentera, “Arenas Sangrientas” (“Blood Beach”, 1981), en la que un monstruo subterráneo empieza a zamparse a los bañistas de una playa, sembrando el caos y una persecución policial realizada con pocos medios y un puntito de creatividad que convirtió esta serie B en uno de los clásicos de mi infancia que me tragaba cada vez que la reponían. Así que, arrastrado por ese cariño infantil, me puse a visionar este tordo, siendo muy consciente de que me iba a meter excremento fílmico por los ojos. Y a fe que no salí decepcionado, cosa que lamento.
“vamos al único punto positivo de “The Sand” (2015), y es su final. Concretamente, sus segundos finales”
La odisea de un grupo de jovencitas/os en ropa interior que despiertan de una fiesta nocturna en la playa para descubrir que son los únicos supervivientes de una matanza y que no pueden pisar la arena sin ser devorados por “algo” empieza curiosamente bien, con una panda de fiesteros en la mejor tradición yankee que celebran una fiesta en la playa en la que ya deseamos que sean devorados desde el minuto 1. Como quien no quiere la cosa, en mitad de la fiesta encuentran un huevo enorme y gelatinoso, cuya pinta es bastante sospechosa. Pero entonces la fiesta sigue su curso, y al despertar... bueno, empieza el lío, y simultáneamente todo empieza a ir cuesta abajo.
“Consejo: mira el prólogo de la peli, luego su final, y piensa que el resto, sencillamente, no existe”
Actuaciones de juzgado de guardia, efectos horrorosos hechos con algún programa gratuito de edición de imagen, alguna teta solitaria por ahí… Vamos, un autentico truño que no tiene un solo elemento salvable y que se nota mucho que ha sido rodado “sin”: sin medios, sin talento, sin buffet libre sospecho. Dicho esto, vamos al único punto positivo de “The Sand” (2015), y es su final. Concretamente, sus segundos finales.
Porque donde había derrapado la película en todo su metraje, que es generar inquietud, de repente consigue capturar, ni que sea durante unos segundos, el espíritu de Lovecraft en toda su gloria. Unos segundos de auténtico terror cósmico que le dan diez vueltas a todo lo visto anteriormente en la película, y que por increíble que parezca te hace preguntarte cosillas sobre el antagonista monstruoso de la cinta. Y despertada esa curiosidad… la película se acaba. Un bodrio infumable, que se puede ver gratuitamente si buscas un poco, y que tiene una chispa de talento en un mar de absoluta nadería. ¿Merece la pena su visionado? Quizá en alguna maratón, pero ni eso. Consejo: mira el prólogo de la peli, luego su final, y piensa que el resto, sencillamente, no existe.
Lo mejor: El minuto final. Literalmente, no merece estar insertado en el resto del film.
Lo peor: Casi todo. Hablamos de serie B de la durilla.


















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