lunes, 2 de abril de 2018

Crítica: Selfie From Hell

No es la primera, ni la última vez, que de un corto nace una película. Casos como el de Mamá de Andy Muschietti o Lights out (Luces fuera) de David F. Sandberg -rebautizada como Nunca apagues la luz en su formato largometraje- son ejemplos prácticos de cómo estirar insustancialmente una simple idea que funciona bastante bien en el formato de cortísima duración, sobre todo, en el segundo caso. Lights out es un corto que cumple muy de cerca con las características principales de Selfie From Hell en su formato original, el cortometraje, dirigido por Erdal Ceylan en 2015. Pues bien, el intento de Erdal por dar sentido y estirar la historia a los 80 minutos es buena, pero como en la gran mayoría de casos, la cosa no cuaja.


“El argumento que nos plantea la película no va mucho más allá de lo que planteaba el propio cortometraje”


Partiendo del cine de espíritus oriental con maldición vía teléfono móvil y la tecnología como leit motiv e impulsor de todo el affair, nos ofrecen un film con algunos puntos a favor, pero con otros muchos en contra. Puntos que hacen tambalear el conjunto hasta un llano y simple suspenso. El argumento que nos plantea la película no va mucho más allá de lo que planteaba el propio cortometraje. Después de hablar por su móvil, una mujer decide bajarse un poco el escote y hacerse un selfie...

No, en serio. El argumento del corto, o debería decir la propia secuencia que compone el corto, está insertada en una película que utiliza Internet como vía secuencial para dar lugar a una película de maldiciones. Una maldición arquetípica que te persigue hasta arrastrar tu alma al otro lado, nada nuevo a la vista. Aunque, tampoco es la primera vez que se utiliza la Red de redes para un semblante de esta índole. Ahí tenemos Feardotcom (2002) de William Malone, rebautizada como Miedo Punto Com (lo sé, no es un buen ejemplo a tener en cuenta).

Tal y como comienza Selfie From Hell, cortinilla de after effects incluida y créditos iniciales con selfies en textura negativa vía Paint, la cosa no pinta nada bien. En mi caso, ha sido un mal comienzo que ha tirado por la borda las pocas expectativas que tenía, al menos de entrada.


“la película está bien cuidada y planificada en su fotografía e iluminación y los decorados se antojan tan creíbles como atractivos”


Si bien, he de reconocer que pasado el bache inicial, la película está bien cuidada y planificada en su fotografía e iluminación y los decorados se antojan tan creíbles como atractivos y no me estaba desagradando del todo. Otro tema distinto es el guión, que hace aguas por sí solo, sin necesidad de cuestionar aspectos argumentales ni realizar análisis concienzudos sobre la coherencia entre una escena y otra. De hacerlo así, ya digo que el film se hunde en las mayores profundidades marinas junto al Titanic.

Y es que lo que al principio se va sosteniendo bajo arquetipos argumentales del género de terror fantasmal y estereotipos de un reparto actoral, cumple en su función de lo más justita. Pero a medida que la historia avanza, el guión desemboca en un tornado argumental que no tiene ningún sentido ni coherencia, sobre todo, el desenlace es paupérrimo. Un final de lo más tonto que he podido ver últimamente.

En cuanto a los intérpretes que dan vida a la principal pareja protagonista, tenemos el personaje de rubia tonta, absurdo estereotipo social, que aquí cobra ‘sentido’ y es un ejemplo visual perfecto. Alyson Walker, interpreta a Hannah -la rubia de la que hablaba- lo hace bien, pero su personaje hace todo el rato lo contrario de lo que le aconseja su amigo Trevor -aka ‘pagafantas digital’. Tan rápido te manda un mail con los enlaces pertinentes a la web que joderá tu vida por completo, como que chatea por IRC en busca de información al respecto, como que te hackea un sistema informático en un par de clics para poder ligarse a la rubia en cuestión. En fin, cosas de un guión escrito por el propio Erdal que está plagado de buenas intenciones, pero que no fragua en absoluto.


“a medida que la historia avanza, el guión desemboca en un tornado argumental que no tiene ningún sentido ni coherencia”


Por qué yo me pregunto ¿cómo es que nadie se cuestiona todos los fenómenos extraños que pasan, excepto los propios protagonistas? ¿No hay nadie suficientemente inteligente en el film para sospechar que no se trata de una simple fibromialgia? Me parece tan insustancial que no haya ni que sea un simple profesor que investigue el tema, aunque sea un arquetipo le habría dado un poco de coherencia, aunque fuese un poco solamente.

Para completar el reparto, la actriz original del cortometraje, Meelah Adams, interpreta a Julia, prima de Hannah, aunque se pasa la mayor parte del film en modo sarcófago postrada en la cama. De manera, que su interpretación es de lo más escueta. Se limita a repetir el ‘talento’ mostrado en el cortometraje y poco más.

En fin, que las intenciones son buenas, pero ya no es que la película peca de poco original, es que encima lo hace mal, con unas salidas de tono casposas y más que dar terror, son risibles en la mayoría de ocasiones. Una lástima, si el guión y la coherencia argumental, hubiera estado igual de cuidada que los mencionados aspectos técnicos como la fotografía, iluminación o la decoración, podría haber quedado un producto mucho más digerible. Incluso, se le podría haber llegado a perdonar los pésimos efectos digitales.


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