Crítica: La Novicia Musulmana

El mundo de las monjas siempre ha resultado fascinante. Dicho así, parece incluso algo pretencioso, pero la realidad es que generó (y sigue generando) excelentes productos narrativos. O quizás sea mejor aludir a que la corrupción de estas y su relación con lo prohibido es un excelente ejemplo de la dualidad humana. En el mundo del cine podemos hablar de dos ejemplos paradigmáticos y alejados en el tiempo: “Haxan” (Christensen, 1922) es una de las joyas atemporales más interesantes de la década de los 20. Esta especie de mockumentary ilustraba de una forma inolvidable el mundo de la brujería, y tenía una escena en su último acto que sigue produciendo escalofríos a día de hoy. Un grupo de monjas entraban ataviadas en un sagrario dominado por el Demonio. Este corrompía al grupo devotas, que entraban en una suerte de éxtasis cuyos rostros siguen generando escalofríos en la actualidad. Del otro lado, “The Nun” (Hardy, 2018), una pieza más del Universo Warren, nos ofrecía de una forma bastante olvidable la vivencia de un monasterio dominado por el Mal. Una y otra compartían un excelente uso del apartado técnico y una ambientación notable, pero mientras la primera es un ejemplo de expresionismo sin igual, la otra se quedará en una más que anecdótica precuela con actuaciones mediocres y un guion insalvable.

Ambos ejemplos ilustran, no obstante, lo recurrente que ha resultado el mundo de las monjas demoníacas. Y tiene sentido que sea así. La pureza, la castidad, lo inmaculado e incorrompible que resulta el discurso de la mujer devota que entrega su cuerpo a un ser bondadoso es muy atrayente para adentrarse en la oscuridad. Que algo tan indestructible como la Fe se torne todo lo contrario no es sino una expresión de nuestros anhelos más oscuros, y no es de extrañar que disfrutemos cuando otros individuos cruzan en la ficción esos límites. Autores como Clive Barker han sabido representar muy bien esa dualidad de la naturaleza humana, y el mundo de las monjas y su relación con el Diablo es un campo demasiado atrayente como para no ser usado. Por todo esto, podemos encontrar numerosos ejemplos de ficción relacionada con este mundillo, y como siempre que hallamos muchas opciones, algunas funcionan y otras…no tanto. Ya hemos hablado de “Haxan”, pero “Madre Juana de los Ángeles” (1961) o “Los demonios” (1971) son otros tantos ejemplos notables que traeremos a colación a esta página tarde o temprano. De los bien mediocres podemos citar a la española “La Monja” (2005), un slasher aburrido con algunos puntos interesantes, pero mal gestionados. Dicho esto, ¿en qué línea marcaremos “La novicia musulmana”? Veámoslo. 

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“es un producto bastante inferior dentro de una década de grandísimas producciones en el género y en el país” 

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Siglo XIV. Durante las incursiones musulmanas en el sur de Italia, una joven está a punto de ser capturada por estos, aunque en última instancia el soldado que lo va a hacer le sonríe y ella queda prendada del mismo. Pocos segundos después, el padre de la chica, señor feudal, acaba con la vida del soldado. Tras esto, pasan varios años y encontramos a la protagonista ya mujer encerrada en un monasterio de monjas alejadas de todo placer. Ella lo denuncia constantemente, y es engañada por el Demonio, que se hace pasar por una compañera. Renegando de los hombres, ayuda a los musulmanes en una nueva misión y acaba enamorado de uno de estos, a quien invita a que entre en el monasterio junto al resto. Allí las monjas se desinhiben totalmente y tienen relaciones con el resto de soldados, provocando la ruptura de sus votos. Mientras el Demonio se congratula de su éxito, los soldados musulmanes acaban asesinando a la mayoría de mujeres allí, y la protagonista es capturada por la Iglesia, quien la acaba condenando a morir. 

Con esta premisa básica, el filme cuenta con dos partes bien diferenciadas. La primera es bastante interesante en su guion, planteando un discurso plenamente liberalizador de la figura de la mujer en las palabras de Flavia. Rebelde, en todo momento cuestiona la estructura de la Iglesia, del poder de los hombres y no ceja en intentar una y otra vez demostrar que las mujeres no deben plegarse ante el sexo contrario. Apoyada por el Demonio, quien refuerza este sentimiento, la protagonista dará paso a las fuerzas musulmanas, a quienes verá como los encargados de acabar con esa opresión para finalizar demostrando que todos los hombres son iguales. Esto es lo único reseñable como positivo, pero quizás es interesante contextualizarlo en los años 70 italianos, en los que los discursos de empoderamiento iban a marchas forzadas recogiendo el espíritu del 68, y el cine no podía quedarse atrás. 

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“Las escenas más aterradoras están relacionadas con algunos momentos de clásica tortura inquisitorial” 

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Decíamos que esto es lo único rescatable y no pasa de ser algo anecdótico porque, en su esencia, dicho discurso viene apoyado por el Demonio, quien la engaña ayudándole a sacar ese espíritu libre. Hilando fino, no se trata de otra cosa que una mentira, y la película no deja entrever en ningún momento que las acciones de la protagonista y su lucha sean algo positivo para lo que vendrá, sino todo lo contrario: acaba enamorada, engañada, vilipendiada y condenada. Nada de lo que hace parecer tener éxito y, además, viene de la fuente suprema del Mal, lo que nos transmite la sensación de estar viviendo una mentira. 

Más allá de eso, es un producto bastante inferior dentro de una década de grandísimas producciones en el género y en el país. Los personajes no tienen ningún carisma, lucen constantemente sobreactuados, hay silencios insulsos y el ritmo es tremendamente irregular. Las escenas más aterradoras están relacionadas con algunos momentos de clásica tortura inquisitorial y con la única interpretación que merece la pena, la de la monja demoníaca. Las expresiones causan en ocasiones escalofríos. Los paisajes están vacíos, áridos, se reiteran constantemente y no favorecen el desarrollo de la trama al no haber una relación directa con la historia que se pretende contar. 

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“Los personajes no tienen ningún carisma, lucen constantemente sobreactuados, hay silencios insulsos y el ritmo es tremendamente irregular” 

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Sí tenemos que salvar algunas cuestiones técnicas, como el aceptable uso de los sonidos y el excelente uso de los travelling y enfoques de planos cercanos, certeros y capaces de lanzar cierto mensaje de irrealidad cuando es necesario o de atención ante determinados detalles. Es de lo mejor de la película; eso, y su primera parte liberalizadora. Quedamos expectantes a ver cómo podía desarrollarse todo, pero finalmente es más decepcionante que otra cosa. 

¿De qué lado de la balanza queda “La novicia musulmana”? Lamentablemente, de las películas no recomendadas. Hay productos dentro del mundillo de las monjas poseídas mucho mejores, y dentro de esta maravillosa década, siquiera podría citarse entre los más destacados filmes que el cine italiano de género dio. Recomendamos dejarla aparcada en casa y tan solo echarle un vistazo si te apasiona ver monjas lujuriosas corriendo por el monasterio y te has quedado sin más películas a las que echarle el guante.