Crítica: Funhouse

ANDREA CATÁSTROFE NOS HABLA SOBRE ESTA NUEVA SÁTIRA SOBRE LOS REALITY SHOWS EN CLAVE DE TORTURE PORN QUE NOS LLEGA DESDE SUECIA

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"El diablo no está en el infierno, está en este mundo". Hoy día los reality shows continúan siendo una estrategia importante dentro del negocio del entretenimiento pasivo, qué importa el detrimento mental de sus ingenuos espectadores, idiotizándose alegremente; no obstante, muchos del resto de los consumidores televisivos y de otros medios de comunicación y redes sociales, no los considera “realidad”, sino una variante más de ficción y de poca calidad. Ha perdido auge, y de hecho suena anticuado hablar de los reality basados en el encierro. De ahí que me parece una apuesta bastante arriesgada basar el argumento de una película de terror en este tema, increíblemente “Dead Set” (2008) de C. Brooker y Y. Demange cayó en nuestra simpatía (mi simpatía) con sus zombis y su ligera sátira social, pero... a casi 20 años de que Big Brother se estrenara adormeciendo satisfactoriamente algunos cerebros, es un concepto muy trillado, muy malo... casi, casi, ¿Qué es peor que un reality? Una película de terror sobre un reality. No sé si esté siendo muy severa... es que me acuerdo de “Human zoo” (2020) de John E Seymore, y creo que es una idea malísima (esa película es muy mala). 

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“resulta más satisfactoria de lo que creí. Su formato escalonado en pos de la muerte y ciertos destellos de creatividad facilitan su visionado” 

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¡En fin! Pese a ello me atreví a ver “Funhouse” (he ahí la importancia de liberarnos de ciertos prejuicios), y aunque tuve mis dudas al principio y el final es poco satisfactorio, creo que estamos ante un título bastante entretenido y digno de recomendar (a sabiendas de lo que vamos a ver). Jason William Lee es el director de la nueva edición de Funhouse, un reality show en línea que se transmite a todo el mundo los 7 días de la semana, las 24 horas del día, sin cortes ni comerciales. En el cual observaremos el confinamiento de 8 celebridades en decadencia y su lucha por el premio final de 5 millones de dólares y su posible reconciliación con el mundo del espectáculo. Sin embargo, lo que ellos no sabían al firmar el contrato es que la eliminación incluye una dolorosa muerte. 

Como si William Lee quisiera dejarnos claro el destino de estas 8 celebridades, en los primeros minutos a modo de prologo nos deja ver la final de la edición anterior, en la cual la ganadora apuñala hasta la muerte y extrae el corazón de su rival. Ello ante la fría mirada del multimillonario creador del reality. Así transcurre el argumento principal de "Funhouse", sin mucho suspenso, sólo a la espera de quién de los participantes será el próximo en morir, y el morbo de cómo será su muerte. De alguna forma, William Lee logra no maltratar mucho nuestro ánimo y buena disposición, con todo y que el lastre permanente son sus tristes personajes carentes de carisma y la constante inclusión de las reacciones de sus espectadores, y es que la recompensa es lo suficiente satisfactoria como para mantenernos presentes: una pelea de hachas en la oscuridad, un combate de artes marciales mixtas o el desmembramiento extraído de la edad media, son algunos de los destinos que veremos. Uno a uno, hasta que haya un ganador. 

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“William Lee logra no maltratar mucho nuestro ánimo y buena disposición, con todo y que el lastre permanente son sus tristes personajes carentes de carisma” 

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Paralelamente hay una trama secundaria que “Funhouse” (2019) poco explora, y es la de la policía rastreando inútilmente el origen de la transmisión para salvar a los participantes. En realidad no contribuye mucho al argumento. Como añadido tenemos los sketch humorísticos que acompañan cada muerte y las lecciones de moral que se esfuerza William Lee por poner en la boca de su villano. Un análisis sobre la degeneración de la sociedad en busca de entretenimiento. 

En términos generales, “Funhouse” resulta más satisfactoria de lo que creí. Su formato escalonado en pos de la muerte y ciertos destellos de creatividad facilitan su visionado, así mismo, a pesar del discurso acerca de la falsa moral del ser humano e insensibilidad, no cae en pretensiones. No hay mucho que decir sobre sus aspectos técnicos, la iluminación es correcta, así como la edición, que en otras películas sería un desastre. Mencionaba líneas atrás a los espectadores. Pasa que continuamente hay cortes de lo que ocurre en la casa, o sea en el reality, para mostrarnos los “vídeo reacción” de sus espectadores, también las opiniones en el noticiero de los “expertos” y los sketch informativos con que Funhouse difunde sus avances. De alguna forma esto nos aleja de las patéticas celebridades y nos es más fácil retomar su tragedia. 

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“Un análisis sobre la degeneración de la sociedad en busca de entretenimiento” 

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En cuanto a las actuaciones... admito que es terrible la de los espectadores, parecen extras que jamás han actuado en su vida; y la del reparto central... no es tan buena, pero conforme pasa el tiempo y van muriendo, adquieren cierta “falsa credibilidad”. Si debo mencionar a alguien quizá sea Valter Skarsgård (tal vez lo recuerdes como Faust en “Lords of Chaos”), no es que su personaje sea bueno, en lo absoluto, pero es el protagonista junto a Khamisa Wilsher; del otro lado tenemos a Jerome Velinsky (el detective Evans en “The Evil in Us”, la primera película de William Lee)... es el arquetipo del villano misántropo, está bien, aunque pensaría en ese papel a alguien de mayor edad. 

Una propuesta divertida y con un tenue dejo a “Saw” (2004), de las pocas películas suecas de terror con fecha del 2019; a la que se le suman dos más: “The Huntress: Rune of the Dead” de Rasmus Tirzitis (no la recomiendo) y “Koko-di Koko-da” de Johannes Nyholm (tengo muchas ganas de verla). 

Lo mejor: Su cinismo, violencia, humor negro y simplicidad. 

Lo peor: Tal vez el diseño de producción, un poquito más de inventiva, por favor.