ARTORIUS NOS HABLA SOBRE UNO DE LOS TÍTULOS MÁS EMBLEMÁTICOS DE LA ANIMACIÓN OCHENTERA. CARNE, ACERO... Y MÁS CARNE
Será porque el terror y el fantástico actual me deja bastante frío en líneas generales que en estos tiempos de maratones y sofá me ha dado fuerte por la arqueología de género. Y más concretamente, por la animación occidental relacionada con el fantástico y el terror adulto. Lo cual, si vas unas cuantas décadas en el tiempo, implica una palabra rimbombante que, por suerte o por desgracia, ha caído en desuso: Rotoscopia.
“un espectáculo erótico-festivo de primer orden que dejó desconcertado a la mayoría del escaso público que acudió a su visionado”
O lo que vendría a ser el tatarabuelo de la animación realista en 3D, basada en dibujar directamente sobre el fotograma de actores reales como base y conseguir así resultados de presunto realismo. El ejemplo más reciente en películas mainstream que recuerde es la muy regular “Scanner Darkly” (2006), con unos resultados que me hicieron recordar el por qué esta técnica se usa muy poco en el cine moderno. El realizador israelí Ralph Bakshi fue uno de los adalides de esta manera de hacer cine, siendo su obra más conocida la adaptación de “El Señor de los Anillos” (1978) en este formato.
Pero no fue la única vez que hizo uso de esa técnica, ni mucho menos, pero de esos ejemplos puede que me ocupe otro día, pues hablamos de grandes y atrevidas piezas de animación, completamente en contra del mainstream infantil con el que se asociaban los dibujos animados y de los que vale la pena repescarlos. Centrémonos ahora en este fantasy erótico de espada y brujería, resultado de una colaboración con los dos principales guionistas de la versión en cómic de Conan el Barbaro en su mejor época, allá por los lejanos 70-80 y contando con los diseños del grande, grandísimo ilustrador Frank Frazzeta. Se contó asimismo con un equipo técnico de primer orden de pintores y animadores, para un resultado que fue una hecatombe en taquilla, y un espectáculo erótico-festivo de primer orden que dejó desconcertado a la mayoría del escaso público que acudió a su visionado. Empecemos pues, amigo lector/a, con otro viaje al pasado de la animación occidental adulta, con cosas muy buenas y otras muchas no tanto.
“todo lo que rodea su apartado artístico es oro puro, desde los fondos pintados a mano hasta los diseños de personajes”
“Tygra, hielo y fuego” (1983) intenta ser una historia épica, y la verdad es que en ocasiones encuentra lo que busca... y en otras muchas se pierde. Se pierde en planos excelentemente animados, eternos y masturbatorios de la protagonista contoneándose y retorciéndose, en planos sacados directamente de los cómics del Conan de la Marvel, pero en movimiento y alargados ad nauseam. No me malinterpretes, querido lector/a, también hay hercúleos caballeros en taparrabos, pero no se les presta ni una décima parte del interés que Bashki dedica a su carnal protagonista femenina, y suerte de ello porque si no los problemas de ritmo que tiene esta película serían más graves de lo que son, que ya son agudos.
Y es que la película tarda mucho en ponerse en materia, lo cual es una pena porque todo lo que rodea su apartado artístico es oro puro, desde los fondos pintados a mano hasta los diseños de personajes, e incluso de la funcional banda sonora orquestada de William Kraft. Fondos al óleo se combinan con fastuosos diseños de escenarios de fantasía, y la animación es excelsa dentro de su estilo. La violencia, cuando se desata, es gráfica y sangrienta, pero las obsesiones del realizador israeli con explorar hasta el ridículo todos los ángulos desde los que se puede disfrutar la anatomía de Tygra, dilatan la aventura en exceso y rompen cualquier atisbo de dinamismo. Los diálogos? Tópicos y escasos, pero no desentonan ya que la película se basa sobre todo en la imagen y las acciones de los personajes por encima de la palabra, pero cuando los hay son solventes y favorecen la narración.
“las obsesiones del realizador israeli con explorar hasta el ridículo todos los ángulos desde los que se puede disfrutar la anatomía de Tygra, dilatan la aventura en exceso”
Capítulo aparte merecen los secundarios, concretamente uno que se convierte en el verdadero protagonista de la función por diseño y por trama, y otro que tiene un diseño plagiado directamente de Elric de Melnibone completamente desaprovechado. Hubiese querido que la película entera gravitase sobre él, pero la servidumbre de Bashki a las carnes femeninas lo hace completamente inviable, obsesiones que llegarían al ridículo en la inenarrable “Cool World” (1992), su canto de cisne y última oportunidad para entrar en el radar de las “majors” de Holly Wood (los que la hayáis visto perdonad el chiste malo). La verdad es que poner a Kim Basinger en el radar de un erotómano fue algo que no se como la productora no lo vio venir, pero volvamos al tema que nos desviamos.
En el bando de lo positivo, el rush final de la película nos da un poco de lo que tendría que haber sido toda la obra: espada y brujería, hostias como panes, escenarios de batalla imposibles, momentos de épica altisonante y un momentazo que hermana esta obra con la para mí poco valorada “El guerrero numero 13” (1999) y que deja el momento para el recuerdo de esta película, tomándose literalmente su pertenencia al género de “Espada y Brujería.” Qué inmensa pena el relleno para llegar hasta ese momento, pero oiga, que virtuosismo en los fondos de mientras! En definitiva, denle una oportunidad a Tygra, lectores/as. Ni que sea por su corta duración, o la excelencia de sus apartados técnicos... O que caray, por el tremendo desfile de buenorras/os en rotoscope que alegran la vista.
Lo mejor: Todo lo concerniente a la parte técnica y su tremendo virtuosismo con una técnica casi olvidada. Si eres seguidor del Conan de la Marvel de los 70-80 y de la espada y brujería clásica puede que te llame más que al espectador medio. El personaje de Darkwolf y lo MUCHO que mola. La ajustada duración. Los conceptos iniciales de la historia. Las escenas de acción, con la batalla final de culmen.
Lo peor: El terrible desarrollo del guion. Las obsesiones del director con el cuerpo femenino y su vergonzante cosificacion. Hay momentos en que se hace muy, muy lenta. Personajes completamente desaprovechados y una pareja protagonista que se hace muy pesada.
3 comentarios:
Similares impresiones tuve con El señor de los anillos, mi primera toma de contacto con el universo de Tolkien (tampoco he leído los libros, así que todo queda reducido al señor Jackson y a millones de grupos de heavy y Black metal). Como aficionado al cómic, todo me parecía una maravilla deslumbrante, visualmente hablando, pero me cago en mi estampa con ese ritmo...
hola, hace tiempo que la vi pero de lo que recuerdo, lo mejor es la version del "death dealer" que crearon y llamaron darkwolf, de ahi lo peor era la lentitud en general de los movimientos de los personajes, todo era como que en camara lenta. La trama no la recuerdo mucho pero creo que no era la gran cosa.
Para ver y disfrutar una vez, luego a consideracion de cada uno
Pasen bien
Krueger: Yo llevo enganchado a los comics de Conan de los 70-80 y buena parte de sus sucedáneos barbaros desde los tiempos de maricastaña, y también me emocioné grandemente con el empaque visual...y como a ti, el ritmo y el desfile de culos me acabó hastiando. Parece que es marca de la casa de Bashki, en fin....
Espacio muerto: Me hubiera gustado mucho que Frazzetta se hubiese tirado de la moto y hubiese incluído en esta obra a uno de sus iconos más reconocibles. Supongo que pidió un extra monetario por sacarlo, y nos tuvimos que conformar con darkwolf. Eso sí, tiene un par de planos ese personaje que practicamente replica la pintura al oleo que dió a conocer al guerrero cornudo. Por lo demás, muy de acuerdo con tu juicio.
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