lunes, 1 de febrero de 2021

Crítica: Pesadilla en Elm Street 2: La Venganza de Freddy

MISSTERROR NOS HABLA SOBRE LA CONTROVERTIDA SECUELA REALIZADA POR JACK SHOLDER DEL CLÁSICO DE WES CRAVEN


Pesadilla en Elm street 2 póster
Complicada misión la de tirar del carro. Uno coge el peso con ganas y tira intentando equilibrar respiración y esfuerzo. Por una parte, el corazón cada vez más acelerado implorando bajar el ritmo, por otra el cerebro obstinado pidiendo que des más de ti, que sigas un paso más, cada vez más cerca de la meta. ¿Qué demonios lleva el carro que pesa tanto? El que trato de mover ahora, no lo tengo claro pero el carro del que tirar en Elm Street contenía una obra maestra, despiezada para ser transportada en el camino hacia su secuela. Robert Shaye, vista de lince y productor indomable quiso morir de éxito con la segunda parte y todos sabemos que en Elm Street, la probabilidad de que los sueños se cumplan es alta.


“Wes Craven se desentendió por completo de la secuela. La manera en la que Freddy debía volver, debió parecer tan peregrina a Wes que se negó por completo a tener algo que ver en el tinglado” 


Freddy Krueger en el autobús
Tan solo un año después del nacimiento de un icono como Freddy Krueger, la productora New Line Cinema no quiso desaprovechar el éxito de “Pesadilla en Elm Street” (1984) y buscó la manera de hacer regresar a Krueger a la gran pantalla. No parecía una empresa complicada a tenor de la escena final de la película original. Escena que, por cierto, había significado una disputa entre Wes Craven y Shaye por las diferentes visiones de la conclusión que ambos tenían. Craven con una mente más auto conclusiva, quería una escena mucho más ambigua donde fuera el espectador quien decidiera si Nancy seguía en el mundo de los sueños o se movía ya en la realidad. Shaye, con ese olfato de productor de éxito, quería algo que no dejara tanta duda y que abriera la puerta a una posible secuela. Finalmente encontraron un punto intermedio, que fue la escena que todos podemos ver a día de hoy. Con estos antecedentes, no es de extrañar que en cuanto la primera pesadilla comenzó a hacer caja, Shaye ya estuviera maquinando una segunda entrega. 

niña con uñas de Freddy Krueger
Supongo que la idea de una única película y los encontronazos con su productor, hicieron que un año no fuera suficiente para cicatrizar y Wes Craven se desentendió por completo de la secuela. La manera en la que Freddy debía volver, debió parecer tan peregrina a Wes que se negó por completo a tener algo que ver en el tinglado. Una vez vista “La Venganza de Freddy” (1985), no es difícil adivinar el porqué de esta negativa.  Shaye corrió demasiado y se lanzó sin red a reinventar un mito recién nacido, ofreciendo los mandos a Jack Sholder, un director relativamente novel, con una única película en su haber (“Solos en la oscuridad”, 1982) para dar una vuelta de tuerca a la idea de Craven sobre Elm Street. El resultado fue un auténtico shock para las hordas de fans que Freddy había conseguido con tan solo una entrega. 


“algo que no se le puede negar a la segunda parte de Pesadilla en Elm Street fue la intención innovadora y la querencia de una ruptura, por muy temprana que se antojara” 


Mark Patton con el guante de Freddy
“Pesadilla en Elm Street 2: La Venganza de Freddy”, supone una ruptura con la mitología que Craven construyó en su presentación. Freddy se mostró al mundo como un ser absolutamente poderoso en el mundo de los sueños, donde tenía todo bajo control. Una amenaza letal para todo aquel que sucumbía al sueño, algo que otorgaba un control total al villano. Desde el inicio, esto fue el dogma y Freddy fue el tótem. Craven necesitó tan solo 91 minutos para marcar esta pauta y un año después, Sholder pretendió hacer tambalear estos cimientos en tan solo 87 minutos. Sin duda, algo que no se le puede negar a la segunda parte de “Pesadilla en Elm Street” fue la intención innovadora y la querencia de una ruptura, por muy temprana que se antojara, ¿El motivo? Eso se lo llevarán Sholder y Shaye a la tumba. “Pesadilla en Elm Street 2” tiene a un scream boy para hacer de guía y una historia en la que Freddy necesita servirse de la carnalidad del protagonista para saltar del mundo de los sueños al mundo real y comenzar así una venganza muy poco definida que fue recibida como un jarro de agua fría por los espectadores. 

Kim Myers atemorizada por Freddy Krueger
El mundo aún no estaba preparado para la película de Sholder. En primer lugar, intentar desvirtuar el poder de Freddy sin ningún motivo de peso, no convencía porque “Pesadilla en Elm Steet” no era un slasher más, sino que trascendía el propio subgénero (algo que Sholder no fue capaz de ver). La potente imagen de Freddy y su mundo onírico estaba demasiado fresco y no había justificación alguna para sacarlo de los sueños y llevarlo a la realidad. Algo que los fans no pudieron/pudimos perdonar. En segundo lugar, en mitad de los años 80, apostar por mostrar la fragilidad de un protagonista masculino fue leído como un cántico a la homosexualidad con todo lo que aquello implicaba. Jesse Walsh, se convertía en el primer final boy y las lecturas sexuales que se hicieron de esta secuela terminaron pasando factura en una década en la que la homofobia eran una constante en el mundo del cine. El principal damnificado fue el actor Mark Patton quien prácticamente dio por concluida su carrera como actor. A día de hoy, el guionista David Chaskin sigue manteniendo que no había subtexto gay alguno, pero la realidad es que “Pesadilla en Elm Street 2” está considerada casi como un bastión del cine de terror gay


“nos permite ver al Krueger más serio y oscuro. Una figura aterradora, desprovista de cualquier atisbo de humor negro, que solo pretende aterrorizar, logrando generar gran tensión y miedo en el espectador”


Freddy Krueger en la fiesta de la piscina
Entendiendo esta ruptura, incluso en la banda sonora (no suena la mítica melodía de la primera parte), es justo decir que esta secuela no es una mala película, ni mucho menos. “Pesadilla en Elm Street 2” es una película muy entretenida, con unos grandes efectos especiales que nos permite ver al Krueger más serio y oscuro. Una figura aterradora, desprovista de cualquier atisbo de humor negro, que solo pretende aterrorizar, logrando generar gran tensión y miedo en el espectador. El guion es ya otro mundo. No es que no se sostenga, es que habla de un personaje nada continuista que se pasa el universo creado por Craven por el forro de los mismísimos, consciente de que realmente no busca venganza sino sangre. Chaskin presenta a un simple sádico y Freddy es muchísimo más que eso. 

Mark Patton y Freddy Krueger
Poco que objetar ante un casting tan chocante como la propia propuesta. Mark Patton, actor de grito fácil, cumple con creces con lo que entendió que se le pedía y el director quedó muy satisfecho. ¿Se le puede reprochar algo? Yo creo que no.  El resto de acompañantes también acertados, aunque el carisma de Patton estuviera muy por encima del resto de sus compañeros (incluso el propio Freddy se queda en un segundo plano en algunos cara a cara). Aún más destacable son los efectos especiales, uno de los grandes aciertos de la secuela, con escenas absolutamente memorables como SPOILER el momento en el que Freddy sale del interior del cuerpo de Jesse FIN SPOILER.  A nivel sonoro, pese a que se eche de menos el tema principal, la banda sonora a cargo de Christopher Young es una pasada, como siempre.

Es complicado valorar una secuela dejando de lado el espíritu de la película original y supongo que no es justo que se tache de mala a una película que para nada lo es, pero las cosas son como son y tratar de desmontar a un personaje con tanto calado popular, tiene su precio. Si esta película hubiera llegado varias entregas después, probablemente otro gallo hubiera cantado pero está entre “Pesadilla en Elm Street” y “Dream Warriors” (1987), dos obras maestras y esto pesa más que el carro del que debía tirar Robert Shaye.


3 comentarios:

Krueger dijo...

Tuve la suerte de verla después de visionar la mayoría de la saga (después de recorrerme tropecientos centros comerciales, en busca del ansiado pack en DVD de toda la saga, en una lluviosa mañana que recuerdo con tremenda nostalgia...),lo que permitió encarar el visionado más libre de prejuicios. Para nada una mala película, igual de oportunista que valiente, que considero la (deliciosa) rareza de la calle de El Street.

Saludos Missterror!

El Rector dijo...

A mí siempre me ha parecido una secuela muy interesante. con el paso del tiempo y los revisionados, he llegado a tenerla incluso en alta estima. Missterror, entiendo lo que comentas, pero para mi, lejos de un handicap, me parece un virtud, el hecho de meterte con la secuela de una película tan exitosa como fue la de Craven e intentar hacer algo diferente, pero siempre desde el respeto (puede que excesivo en este caso) al material original en general y a la figura de Freddy en particular, lo que se traduce en ese perfil mucho más comedido o "serio" del personaje.

Entiendo que lo fácil hubiera sido el más de lo mismo tal y como ha sido la norma en este tipo de secuelas que han terminado convertidas en longevas franquicias. Sholder y Chaskin (quien dos años después adaptaría con nota la obra de Lovecraft para "Granja Maldita") optaron por reinventar la fórmula y como siempre que esto ocurre, la acogida del público puede ser complicada. Al menos, en un primer momento, pues al final, el tiempo lo pone todo en su lugar y creo que hoy, esta segunda entrega está mucho mejor considerada de lo que lo estuvo en su día.

La película está muy bien. Si uno "se olvida" de la cinta de Craven y de sus normas, encontrará una notable serie b. Aterradora, visualmente espectacular (la escena que comentas es uno de los grandes momentos de los muchos contenidos en la saga) y por supuesto, fresca, muy fresca. Incluso, me atrevería a decir que con algo de influencia en cosas que vendrían después, la escena de la piscina, por ejemplo, tuvo su reflejo en el propio Wes Craven en la primera entrega de "Wishmaster", con una horror party similar, o en la propia "Hellraiser III", la escena de la discoteca me parece que también bebe mucho de lo visto en la peli de Sholder. Fórmula la suya, que sin ir más lejos, también vimos unos cuantos años después en "Brainscan", con un adolescente Furlong "jugando" a los asesinos de alquiler.

Quizá, de lo que menos me gusta de la película, es la no inclusión de la banda sonora original. Tampoco el trabajo de Young me parece al nivel de sus mejores obras, firmando un libreto bastante discreto que pasa bastante desapercibido.

Sobre el tema gay, yo sí he visto siempre elementos que puedan llevar a hacer esa doble lectura. La película está repleta de referencias y de secuencias que dan lugar a posibles interpretaciones más o menos imaginativas (yo siempre entendí la secuencia de Freddy saliendo del cuerpo de Jesse, como una salida del armario en toda regla). Pero vamos, me parece una anécdota más, que solo puede entenderse en forma de controversia, aplicada a la homófoba, prejuiciosa y ultraconservadora sociedad estadounidense de la época (quiero pensar que algo han evolucionado desde entonces, a pesar de los surrealistas eventos recientes).

Missterror, te compro ese siete.

Saludos.

Missterror dijo...

Krueger- Efectivamente, "Pesadilla en Elm Stret 2" se podría considerar la rareza de la saga, lo que no deja de ser chocante para una segunda entrega ;)
Una película disfrutable, claro que sí.

Rector-Sí, lo fácil es hacer más de lo mismo. A mí me gusta ver reinvenciones como a la que más, pero cuando aún se empiezan a marcar las pautas de un personaje, es complicado que en menos de dos años se le envíen mensajes contradictorios al espectador. ¿Qué hubiera pasado si la segunda parte hubiera sido "Dream Warriors"? No es que sea más de lo mismo, es continuista y amplía el universo y la visión. Reafirma el mito y todos contentos. Sigue la saga y como en toda saga, a más palitos, menor calidad. Justo antes de que la fórmula comience a agotarse, en donde puedes darle un vuelco a todo para volver a captar la atención. Así lo veo yo.

La simbología de Freddy saliendo de Jesse nunca se me hubiera ocurrido, la verdad. Yo nunca vi tan clara la lectura gay, al menos intencionada. Puede que me equivoque, quién sabe pero me creo que el guionista no fuera consciente de lo que lo que estaba escribiendo fuera a ser tan controvertido.

Un abrazo.

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