miércoles, 14 de junio de 2023

Crítica: Plan Siniestro

NELLIE VANCE NOS HABLA SOBRE EL INCOMPRENDIDO EN SU DÍA THRILLER GÓTICO DE BRYAN FORBES


A pesar de que Forbes pasaría a formar parte del canon de cine fantástico por su adaptación de la novela de Ira Levin “The Stepford Wives”/”Las mujeres perfectas”, el preludio de su interés por el cine de género ya se vislumbraba en “Plan siniestro” (1964), más de diez años antes. A menudo injustamente ignorada incluso cuando se habla de cine británico de la época (y su caso tiene reminiscencias con el tratamiento que a menudo se ha hecho de otra película británica de los mismos años, “Bunny Lake is missing”), “Plan siniestro” se construye como un thriller psicológico de reminiscencias neo noir, con los suficientes elementos interesantes para revindicar su visionado. 


“Comunión sobresaliente entre melodrama y thriller, la película destaca por las portentosas interpretaciones del dúo principal” 


La película, una adaptación de la novela del mismo nombre escrita por Mark McShane, cuenta la historia de Mira (Kim Stanley), una mujer convencida de poseer los dones de una médium. Recluida en su mansión londinense junto a su marido Billy (Richard Attenborough) e incapaz de superar un suceso traumático, Mira convence a su marido para tramar un plan que le hará ganar prestigio, clientela y dinero. Sin embargo, el plan se tornará cada vez más oscuro y perverso a medida que Mira se muestre incapaz de superar su paranoia y Billy, quien vive anulado por su mujer, empiece a cuestionar el plan.


“Hay en Plan siniestro un elemento de tensión e impredecibilidad que permanece más de cincuenta años después de su estreno, lo cual supone una importante ventaja para sobrevivir a las generaciones más jóvenes” 


Comunión sobresaliente entre melodrama y thriller, la película destaca por las portentosas interpretaciones del dúo principal. La ambigüedad moral y debilidad de carácter de Billy encuentran en Richard Attenborough la empatía necesaria para humanizar a un personaje movido por el dilema moral que recuerda al mejor Peter Lorre en “M, el vampiro de Düsseldorf” (1931) (no es de extrañar que su interpretación le valiese un Bafta), mientras que Kim Stanley defiende maravillosamente un rol para el que no fue la primera opción (reemplazó a actrices como Deborah Kerr o Simone Signoret) pero ponen de relevancia su grandeza, haciendo honor al apelativo de Female Brando que el periodista y escritor Jon Krampner le otorgaría unos años después. Forbes construiría, para lucimiento de ambos, algunas de las escenas más brillantes de la película en forma de diálogos rodados casi siempre entre el plano medio y primer plano, que no solo permiten conocer a los personajes, sino que indagan en las cuestiones que plantea la película (la pérdida y el duelo, la locura, la negación y, en última instancia, la empatía y el amor) y buscan entender la deriva cruel de los personajes. 


“una injustamente olvidada obra de artesanía fílmica, bien pensada y ejecutada, quizá ensombrecida por un contexto no muy amable para el cine de género británico” 


Hay en “Plan siniestro” un elemento de tensión e impredecibilidad que permanece más de cincuenta años después de su estreno, lo cual supone una importante ventaja para sobrevivir a las generaciones más jóvenes. Y es que la película mantiene un ritmo que resulta envidiable a la hora de elaborar la trama y exponer los giros de guion, de manera que resulte prácticamente imposible predecir la deriva del plan urdido por los protagonistas: sabemos que es una mala idea y que no puede salir bien, pero la manera en que la película navega los imprevistos quita a ratos el aliento hasta al más versado en thrillers policiacos. 

Del mismo modo, la escenografía y la fotografía destacan por contraponer el estilo gótico de la mansión con las escenas de ciudad y alrededores, lo que constituye un comentario increíblemente inteligente sobre la naturaleza de los protagonistas: casi como atrapados en un tiempo pasado, oprimidos por la oscuridad de la mansión de pesados muebles, Billy y Mira permanecen suspendidos en tiempos mejores. Sin embargo, igual que la luz se filtra por las gruesas cortinas en las sesiones espiritistas de Mira, la realidad se abre paso en el delirio de los protagonistas, trazando el camino hacia el complicado destino de ambos. La tradicional tensión entre lo gótico y lo moderno cobra, así, un sentido especialmente relevante en “Plan Siniestro”, prueba del buen hacer de Forbes tanto en la dirección como el guion. En conclusión, “Plan siniestro” se constituye como una injustamente olvidada obra de artesanía fílmica, bien pensada y ejecutada, quizá ensombrecida por un contexto no muy amable para el cine de género británico (los años 60 fueron los años del free cinema) pero de visionado reivindicable.


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