Crítica: Salem´s Lot

EL RECTOR NOS HABLA SOBRE LA NUEVA VERSIÓN DE LA MANO DE GARY DAUBERMAN DEL CLÁSICO DE STEPHEN KING. NOSTALGIA VS APLASTANTE REALIDAD

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Visionada la nueva adaptación realizada por Gary Dauberman de la novela de Stephen King “El Misterio de Salem´s Lot”, me queda clarinete que el director sacó algunas conclusiones con las que personalmente coincido, si cogemos como punto de referencia la mini serie y primera adaptación televisiva de la obra, filmada en 1979 por Tobe Hooper. Primera, que una historia tan canónica como aquella y que tanto peso ha tenido en lo que en adelante sería el cine de vampiros en la gran pantalla, merecía algo más que un telefilme de sobremesa. Dos, que la propuesta de Hooper, tenía unos problemas de ritmo que daban tanto o más miedo que cualquiera de las célebres escenas que contenía. 

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“un producto MUY superior a lo visto en la versión de Hooper que aúna la potencia visual de Mike Flanagan con el alma de Jóvenes Ocultos para regalarnos una serie B de primer orden” 

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La nostalgia es maravillosa, pero en algunas ocasiones no solo distorsiona nuestra percepción de la realidad, también se utiliza como parapeto desde el que justificar lo injustificable en estos tiempos tenebrosos, donde lo que prima es la negatividad y el hate de barra de bar se erige como deporte nacional. Tirar de comparativas con clásicos del género para desprestigiar obras actuales, ya sean secuelas o reimaginaciones como es el caso. Soy muy fan de Hooper y a su visión de la novela de King le reconozco las virtudes, de hecho, es un producto al que admiro por su capacidad de calar tan hondo en el imaginario colectivo simplemente con la potencia visual de unas pocas secuencias, por no decir, una. “El Misterio de Salem´s Lot” (Tobe Hooper, 1979) suele tenerse en gran estima por el aficionado al género, pero la realidad es que se trata de un título justito dentro de la filmografía de un tipo que tiene auténticas joyas del género como “La Matanza de Texas” (1974), “Poltergeist” (1982) o “Lifeforce” (1985). 

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“Se atreve con la mítica escena del niño en la ventana, aunque no sin cierta sorna y jugando con la curiosidad del espectador, llevándolo hacia el terreno de una película mucho más festiva de lo que cabría esperar” 

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Gary Dauberman no era el más seductor de los nombres si de lo que se trataba era de vendernos este nuevo material sacado de la historia de King. Recordemos que Dauberman viene del reverso más “oscuro” del Warrenverso, tanto con la pluma como en la dirección, firmando la descafeinada “Annabelle Vuelve a Casa” (2019). Pero pasado el susto, “Salem´s Lot” (2024) se destapa como una de las grandes sorpresas (para bien) de este año, ofreciéndonos un producto MUY superior a lo visto en la versión de Hooper que aúna la potencia visual de Mike Flanagan con el alma de “Jóvenes Ocultos” (1987) para regalarnos una serie B de primer orden, aterradora y muy divertida a partes iguales. 

La película de Dauberman bebe (a morro) a nivel estético de “La maldición de Hill House” (2018) y “Misa de Medianoche” (2021). Y no se queda solo en lo visual, también abusa de la influencia de Flanagan para construir todas las escenas de terror (las hay en abundancia) con estupendos resultados. Y sí, la respuesta es sí. Se atreve con la mítica escena del niño en la ventana, aunque no sin cierta sorna y jugando con la curiosidad del espectador, llevándolo hacia el terreno de una película mucho más festiva de lo que cabría esperar donde como digo, tienen cabida personajes que habría firmado Schumacher en su irrepetible obra magna. 

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“a uno incluso se le viene a la cabeza ese delicioso western de chupasangres que es el Vampiros de maese Carpenter, de hecho, el clímax final en el auto cine lo habría firmado él mismo” 

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Los problemas de ritmo que tan pesado hacían el (interminable) visionado de la mini serie del 79, aquí han desaparecido. Pareciera que estamos ante una obsesión para el director, la de desmarcarse de todo aquel vía crucis, para lo cual Dauberman ofrece una historia mucho más directa que va tanto al grano que en ocasiones (bastantes) se pasa de frenada, dejándose muchas cosas en el tintero y haciendo que la historia quede un tanto desdibujada, pero no importa, es un peaje que se paga gustoso cuando el resultante es algo tan frenético y divertido, un aquelarre vampírico que lleva al extremo aquello de la “comedia de terror” y que consigue ambas cosas, aterrorizar y arrancar un buen puñado de carcajadas.

En el reparto encontramos un poco de todo y la peor parte se la lleva el personaje protagonista interpretado sin gracia alguna por otro hijísimo, en este caso de Bill Pullman. Lewis (Pullman) nos ofrece un perfil sin el menor ápice de carisma, lo cual es una lástima cuando por momentos durante el visionado, a uno incluso se le viene a la cabeza ese delicioso western de chupasangres que es el “Vampiros” (1998) de maese Carpenter, de hecho, el clímax final en el auto cine lo habría firmado él mismo. Por suerte, Jordan Preston Carter y Bill Camp equilibran un poco la balanza con dos personajes harto entrañables, aunque en la opinión del que suscribe, la función se la gana de largo Spencer Treat Clark, protagonista de los mejores momentos de terror del filme. La teatralidad de Pilou Asbaek también le va como un guante a un personaje que termina brillando por encima de su maestro y que termina de dar forma una serie B muy efectiva en todo lo que propone, trepidante, desprejuiciada y de exquisita factura técnica que gustará a todo amante del cine de vampiros, incluso a aquellos anclados en el pasado y que seguramente preferirán disfrutarla en la intimidad de su alcoba lejos de la opinión pública. 

Lo mejor: Aterradora y cómica a partes iguales. Spencer Treat Clark y su ritmo endiablado... 

Lo Peor: … aunque esto repercuta en el desarrollo de una historia precipitada repleta de agujeros de guion. Lewis Pullman parece más muerto que cualquiera de sus vecinos vampirizados.