Crítica: I Spit On Your Grave

Hoy ponemos sobre la mesa el remake de uno de los buques insignia del “rape & revenge” de los setenta, “I Spit On Your Grave” (conocida en España como “La Violencia del Sexo”), el cual nos llega de la mano de un “desconocido” Steven R. Monroe, veterano cineasta con una considerable filmografía a sus espaldas pero sin ningún título especialmente destacable en la misma, quien durante todos estos años ha compaginado su faceta de director con la de asistente de cámara y que con este remake del clásico de culto de 1978 dirigido por Meir Zarchi (segundo, si contamos como tal, la particular versión que hizo el noruego Reinert Kiil con su “Hora”) se cuela a bombo y platillo en el género en un momento en el cual parece, que esto de los remakes comienza a no estar tan mal visto por los aficionados dado el buen nivel exhibido por algunos de estos títulos en los últimos tiempos.

Para los que no tengan ni papa de la cinta original, decir que “I Spit On Your Grave” nos cuenta la historia de Jennifer Hills, una joven escritora que decide alquilar una cabaña en medio del bosque en una alejada localidad rural para alejarse de las distracciones de la gran ciudad y escribir su nueva novela. Una noche, un grupo de degenerados residentes de la zona, irrumpen en la cabaña y deciden pasar un buen rato a costa de la muchacha, lo que termina convirtiéndose en una terrible violación multiple que casi termina con su vida. Pero, Jennifer sobrevive… y quiere venganza.

La primera pregunta que uno se hace antes de degustar la actualización de un clásico tan salvaje como fue este en su día, es cuan parte de crudeza y depravación se ha perdido en el proceso, mas cuando recientemente hemos tenido un claro ejemplo de esta perdida de identidad en otro caso similar, “La Última Casa a la Izquierda” dirigida por Dennis Lliadis, la cual, comparada con la cinta original de Craven, bien podría emitirse en Disney Channel en horario infantil. Es por esto que a priori, la gran prueba de fuego  de esta nueva “I Spit On Your Grave” es ver si la conversión al cine del siglo XXI, no ha sido excesivamente traumática. Veamos.

A grandes rasgos, creo que Monroe ha conseguido pasar el examen en este sentido, si bien es cierto que la secuencia de la violación de esta nueva versión, está a años luz de la barbarie que nos mostraba la original y por supuesto, muy lejos de su explicitez sexual (semejante bacanal de depravación gráfica es impensable en el cine USA actual), si que por lo menos, consigue recrear buena parte de aquel desagradable espectáculo perpetuado en la película de Zarchi, en una secuencia que pese a su evidente “suavizado”, mantiene intacta toda su capacidad de incomodar y por que no, de repugnar.

Para compensar esta por otro lado, previsible bajada de pistón en lo que a contenido sexual se refiere, Monroe tira la casa por la ventana en la segunda mitad del filme con uno de los derroches de violencia (en este caso, nada gratuita) mas salvajes e imaginativos de los últimos años, superando con creces lo visto en la original. Y es que cada una de las venganzas llevadas a cabo por la señorita Hills, son de una crueldad y una mala leche tal, que consiguen saldar cualquier cuenta moral pendiente con el espectador, que haya podido ser originada hasta ese momento.

Otro de los puntos mas positivos del filme ha sido la elección de la actriz principal, la joven Sarah Butler, a la que los fanáticos de los vampiros mas “crepusculianos”, reconocerán de la web serie “I Heart Vampires” y que aquí se tira sin paracaídas al cine para adultos dando vida a la sexy novelista Jennifer Hill, consiguiendo plasmar gracias tanto a su angelical expresividad como a sus características físicas, toda la fragilidad que requería el personaje, tal y como ya hiciera Camille Keaton en su día. No estamos ni ante una mujer exuberante (de esas que tanto gustan en Hollywood) ni ante una heroína, sino ante una chica inocente, frágil e indefensa, algo que el espectador ya tiene grabado a fuego antes de que sea atacada, lo que otorga un “bonus” de compasión hacia el personaje que sirve para enfatizar mucho la crueldad de la historia a ojos de este.

Conclusión, “I Spit On Your Grave” no es el descafeinado refrito que muchos esperavamos, sino una acertadísima actualización que a pesar de sus obvias concesiones en cuanto a violencia sexual se refiere (y siempre en comparación con la original), consigue mantener intacta toda la capacidad de incomodar y de resultar moralmente violenta de su hermana mayor, aprovechándose además de la total ausencia de límites que existe en el cine y en la sociedad actual a la hora de mostrar violencia gráfica siempre que esta no sea sexual (no deja de resultar curioso que por ejemplo, en un servidor de imágenes puedas subir cualquier tipo de atrocidad sangrienta sin restricción alguna y en cambio se te censure si aparecen un par de tetas) para deleitarnos con un espectáculo de “torture-porn” que hará las delicias de los cabrones (y lo digo desde el cariño) mas sádicos. Una película que si por si fuera poco, ofrece un lavado de cara a la altura de las circunstancias, enterrando en el olvido la naturaleza casi “amateur” de la cinta original y sustituyéndola por una factura técnica impecable, gran fotografía, acertada banda sonora, excelentes efectos especiales y un reparto que raya a un grandísimo nivel, por supuesto, mención especial para una descomunal Sarah Butler.

¿Lo peor? Pues evidentemente, estamos ante un remake (bastante fidedigno además), por lo que el elemento sorpresa para los que conozcan el filme original, no existe. También hay que comentar que la película sigue de forma muy rígida las pautas del “rape & revenge” y quizá esta era una buena ocasión para insuflar algo de aire fresco al subgénero introduciendo algún que otro nuevo elemento a la fórmula ya conocida y por supuesto, que estamos hablando de una propuesta dirigida a un público muy concreto, el resto puede encontrarla extremadamente desagradable.

Gran remake y una perfecta oportunidad de disfrutar, en la actualidad, de un crudo “rape & revenge” de los de antes (véase también las recomendables  “Hora” o “No Moriré Sola”), pero concebido con los recursos y la potencia de fuego que la industria de Hollywood ofrece. Imprescindible.