viernes, 5 de septiembre de 2014

Crítica: El Príncipe de las Tinieblas

Y para finiquitar la denominada Trilogía del Apocalipsis del maestro Carpenter (Ted Bundy ya nos trajo “La Cosa” hace un tiempo y recientemente, Max Cady hizo lo propio con “En la Boca del Miedo”), llevamos hoy a análisis, su tercera punta de tridente y título que posiblemente sea, uno de los más aterradores de la filmografía del cineasta Neoyorkino,así como una de sus pocas incursiones en el cine demoníaco: “El Príncipe de las Tinieblas” (solo volvería a repetir con “Pro-Life”, su contribución a la segunda temporada de la serie para televisión “Masters of Horror”). 

Como suele ser habitual en el cine de Carpenter, “El Príncipe de las Tinieblas” es mucho más que una simple película de terror, también es una herramienta de denuncia y un reflejo socio-cultural del momento en el que se engendró. La cinta, estrenada en 1987, pone sobre la mesa, detrás de una fórmula aparentemente convencional a modo de relato de terror apocalíptico, interesantes paralelismos con la sociedad estadounidense de aquel momento, además de dar una perspectiva totalmente única y diferente del cine demoníaco,algo que por supuesto, tan solo al alcance de una mente brillante y visionaria como la de John Carpenter. 

Es precisamente el enfoque que da Carpenter al folclore cristiano, el mayor rasgo de identidad de “El Príncipe de las Tinieblas”, pues por primera vez, éste es tratado desde un punto de vista científico, no religioso. Bueno, en realidad de ambas formas, pues la película hace gala en todo momento de una deliciosa dualidad o ambigüedad entre las dos disciplinas, proceso durante el cual, se intenta dar luz con la ciencia, a todas las sombras del oscurantismo religioso. Incluso llega a cuestionarse el supuesto origen de Dios y del diablo, a los cuales se les otorga origen extraterrestre (no olvidemos la fuerte influencia que tiene la obra del escritor Nigel Kneale en el cine de Carpenter). 

De esta manera, cobra forma un relato donde la espiritualidad, es explicada a base de física cuántica, donde la figura del diablo, se entiende no como un ente sobrenatural, sino como un organismo vivo. La ciencia sobrepuesta a la fe, esa es la fórmula maestra de la ecuación, encarnada en dos personajes principales: un profesor de ciencias y un cura, interpretados por Victor Wong (“Golpe en la Pequeña China”) y Donald Pleasence (“Halloween”) respectivamente. Juntos, ayudados por un grupo de estudiantes universitarios, intentarán descubrir el secreto que esconde un misterioso recipiente relleno de una extraña sustancia verdosa que escondía una antigua orden religiosa llamada “La orden del sueño”, en las profundidades de una iglesia. 

Ese es el punto de partida de la obra, narrada en un formato que ni era nuevo para Carpenter (ya lo había utilizado en su cinta de 1976 “Asalto a la Comisaria del Distrito 13”), ni que sería la última vez que utilizaría (volvería a hacerlo veinticinco años después en “Fantasmas de Marte”), el de los asedios. Es decir, un grupo de gente atrincherada en un espacio interior, que debe hacer frente a una amenaza exterior. Con este recurrente modus operandi, Carpenter aprovecha la ocasión para arremeter contra la iglesia y contra las voces autoritaristas. La iglesia, en “El Príncipe de las Tinieblas”, ha ocultado el descubrimiento del recipiente durante dos mil años haciendo gala de su habitual transparencia y honestidad (tan podrida institución, volvería a ser objeto de la crítica del cineasta en la genial “Vampiros” de 1998). 

Si echamos la mirada atrás y nos fijamos en el año de estreno de la cinta, veremos que 1987 es el año en el que Ronald Reagan se dirige abiertamente a sus compatriotas y el mundo abre los ojos ante uno de los mayores azotes del hombre de finales del siglo XX: el SIDA. No es difícil pues, ver los paralelismos del virus en la película (muchos la entendieron en su momento como una clara metáfora de la enfermedad). Y es que en “El Príncipe de las Tinieblas”, el diablo no deja de ser un organismo que infecta a otros y además lo hace, a través de fluidos (por la boca) y muchas veces en contextos sexuales. No deja de ser curioso en este sentido, como todas las infecciones que se dan en la película, son siempre entre personas del mismo sexo (en clara alusión a la creencia de por aquel entonces, de que el SIDA era una enfermedad que se daba exclusivamente entre homosexuales). La única infección que se produce entre dos personas de distinto sexo, se lleva a cabo entre una mujer blanca y un hombre negro, lo cual podría hacer referencia a otro taboo de la sociedad norte americana: el sexo interracial. Volviendo al tema del SIDA, hay que fijarse en el brillante desenlace de la cinta (nada que envidiar al que se marcó el maestro en “En la Boca del Miedo”), en otra clara alusión a la enfermedad y a la paranoia que ésta, producía en la sociedad. 

Si nos acordamos de “La Cosa”, también podríamos encontrar estos paralelismos con el virus, pues en el remake de 1982 de la película de Christian Nyby y Howard Haws, una población compuesta íntegramente por individuos del mismo sexo, eran infectados a través de la sangre. 

Otra problemática social abordada en “El Príncipa de las Tinieblas”, podría ser la de la vivienda, ya que en 1983, treinta y cinco millones de estadounidenses vivían en la pobreza, dando como resultado un incipiente crecimiento de los vagabundos, los cuales, tienen un peso específico en la cinta (liderados por un escalofriante Alice Cooper), y volverían a tenerlo un año después, en la siguiente película de tito John: “They Live”, con ese barrio chabolero bautizado como “Justiceville”, como punto neurálgico. 

Volviendo a la película en si, hacer hincapié en esa dualidad anteriormente comentada, a la teoría de que cada partícula, tiene una partícula contra opuesta. Por lo tanto, si existe un Dios, debe existir un anti-Dios. A lo largo del filme, un objeto hace gala de presencia en innumerables ocasiones y Carpenter le dedica un buen puñado de composiciones: un espejo. Dicho espejo, es la constante utilizada por el director, para hacer continua alusión a esta dualidad: Científico, cura. Ciencia, religión. Dios, diablo. Todas ellas, imágenes especulares. 

A nivel visual, no estamos ante una producción donde los efectos especiales tengan tanto peso como en otros trabajos de Carpenter, pero estos, como suele ser habitual, están perfectamente resueltos cuando la ocasión lo requiere, con algunas caracterizaciones para el álbum de cromos del aficionado al género como la descomposición en cucarachas de uno de los científicos y sobretodo, la posesión final, aterradora y sin duda, la imagen por excelencia de un filme donde destaca también, la inquietante fotografía y el gran partido que se le saca a los claroscuros en otro claro ejemplo de esa constante búsqueda por enfrentar a los opuestos, también en lo formalmente estético. 

Mención aparte tendríamos que hacer a la hora de hablar de la partitura de la obra, sin lugar a dudas, una de las mejores composiciones de una filmografía, la de Carpenter, plagada de ellas. En esta ocasión, a dúo con el maestro Alan Howarth (poco menos que una eminencia en la materia), Carpenter construye una banda sonora sombría y envolvente, que además, tiene más protagonismo que nunca y es que lo raro en “El Príncipe de las Tinieblas” es que ésta quede muda. Pese al abuso en su utilización y lejos de cansar o saturar al espectador, la siniestra tonadilla, rica en matices, se integra de manera cuasi mística con la acción, complementándola como rara vez se había visto antes. Es imposible entender “El Príncipe de las Tinieblas” sin su mimética banda sonora. 

Es en el reparto, donde quizás encontramos la peor parte de la película. Un año antes de su concepción, en 1986, Carpenter estrena otro título mítico, esta vez, en clave de humor: “Golpe en la Pequeña China”. De ella, recupera para “El Príncipe de las Tinieblas” a dos de sus protagonistas: Victor Wong y Dennis Dun. Dos rostros demasiado vinculados a la gloriosa majadería protagonizada por Kurt Russell que chirrían demasiado en una obra tan genuínamente de terror como la que nos ocupa. Especialmente hiriente es el caso de Dennis Dun, quien operando en el mismo tono cómico que ya mostrara junto a Russell, desentona en todas y cada una de sus apariciones haciendo gala de un humor tontorrón imposible de ensamblar en esta ocasión, por más que Carpenter tenga la mano rota en el arte de conjugar humor negro con terror (quizás sea “Vampiros” el mejor ejemplo de ésto).

Si bien el papel protagonista no está del todo mal en manos de un atípico personaje Carpentiano como al que dio vida el actor Jameson Parker, interprete muy popular en los ochenta gracias a la serie detectivesca “Simon & Simon”, si hablamos del personaje femenino, la cosa no sale tan bien parada. Lisa Blount, quien desgraciadamente falleció hace cuatro años, es otro buen ejemplo de que Carpenter tiene muchas virtudes, pero escoger al elenco femenino, no sería una de ellas. La srta.Blount (pese al inmenso peso específico que tiene su personaje en la película), se une junto a actrices como Amber Heard (“The Ward”), Sheryl Lee (“Vampiros”), Julie Carmen (“En la Boca del Miedo”), Kirstie Allie (“El Pueblo de los Malditos”) o Meg Foster (“They Live”), al selecto club de “palos interpretativos”, ninguna de ellas, a la altura de las circunstancias. 

En definitiva, “El Príncipe de las Tinieblas” es una de esas películas de Carpenter (como en otras tantas ocasiones), que como el buen vino, ha ido ganando con el paso de los años. Infravalorada e incomprendida en su momento a demostrado, con el transcurrir del tiempo, que estamos ante un trabajo nuevamente, adelantado a su tiempo que sigue brillando veintisiete años después de su puesta de largo. Un visionado difícil, pues Carpenter lleva su sello al extremo y se recrea (valga la redundancia) a la hora de recrear atmósferas mientras cuece la carne a fuego lento pero con temple, esperando el momento adecuado para acrecentar las brasas y empujarnos a ellas (en éste sentido, me recuerda mucho a “The Lords of Salem” de Rob Zombie), pero muy recomendable, pues si se consigue conectar con la propuesta, más allá del efectivo horror al uso que ofrece, esconde un fascinante número de matices a (re)descubrir. 

La curiosidad: Carpenter firmó su guión para la película como Martin Quatermass, en homenaje a la obra de su idolatrado Nigel Kneale. 

Lo mejor: La historia, su enfoque y su brillante resolución. Y por supuesto, la brutal banda sonora. 

Lo peor: Su climax, algo decepcionante teniendo en cuenta las altas cotas de erotismo alcanzadas en los juegos preliminares, y algunas elecciones del casting.


11 comentarios:

MAX CADY dijo...

Sin estar en mi top 5 del maestro Carpenter, una película notable, que gana enteros con el paso del tiempo. La atmósfera malsana y de verdadero terror que tiene la cinta, las múltiples lecturas (como casi siempre en el cine de este autor) y ese final maravillosamente nihilista, la convierten en una estupenda cinta a reivindicar y recomendar. Lástima que el reparto, como bien apuntas, salvo Mr. Pleasence, sea lamentable porque de haber tenido otro casting estaríamos hablando de una de las grandes del género. ¡Si es que la mayoría del reparto tiene menos carisma que un apio, joder!

El Príncipe de las Tinieblas es una película que puede presentarse como compendio de lo que es el cine Carpenteriano. Ideal para iniciarse en la filmografía de este cineasta, quien no la conozca.

Saludosy una crítica estupenda Rector!!!!!!!!!!

P.D. Pueden ponerme como hoja de perejil, me da igual, pero desde ya quiero romper una lanza en pos de la última, interesante y buena película de John Carpenter, The Ward. Muy superior (pero mucho), sin ser ninguna maravilla, que la mayoría de los productos de género que nos invaden todos los años. ¡Revisión ya!

andres pavone dijo...

Un deleite, como siempre leerte querido Rector. Lo que me paso con esta película, es lo mismo que me paso con La cosa, no la valore un tiempo después, si no que la valore en el momento, tal vez con una visión menos profunda( fue allá lejos y hace tiempo en VHS)pero la considero como una especie de joyita.Creo que el ritmo de la película es preciso, la fotografía es fantastica, los fx si bien no son muchos son tremenda mente efectivos. Y si...... las actuaciones bastante regular. Lo que me quedo grabado, eran esas escenas como granulosas, televisivas( las premoniciones del futuro). En fin ........... debo confesar que todo lo que hizo Carpenters me ha gustado. M e remonta mucho a esa era dorada de juventud. Saludos.

Missterror dijo...

Me he quedado anonadada con la crítica, no sólo porque cada día me parezcas más brillante, socio, sino porque todas esas conclusiones que sacas de la película, todos esos significados, no se me habrían pasado por la cabeza ni en un millón de años, y una vez leídos, tienen todo el sentido del mundo.
Como bien se apunta siempre que hay una película de Carpenter mediante, "El príncipe de las Tinieblas" gana con cada visionado y con cada nueva época. Lo que en su momento pudiera haber parecido una recreación de atmósfera excesiva, hoy en día te parece vital para entender el rumbo de la película y cómo pretende ir despacio para hacerte pensar en lo que ves y lo que quiere significar.

Yo también opino que el casting es su punto débil, sobre todo (y como es habitual en este director), en el casting femenino, ya que excepto con Jamie Lee Curtis, donde le sonó la flauta y Kim Catrall en "Golpe en la pequeña China", Carpenter escoge fatal a las representantes femeninas de sus películas.
Totalmente de acuerdo con lo que comentas de Dennis Dunn, quien desentona de una manera atroz.

Sinceramente, si no me hubieras hecho recapacitar de nuevo en la película y en sus múltiples interpretaciones y finales posibles, me hubiera parecido que la nota que le das es excesiva, pero habiendo hecho este ejercicio imaginativo, estoy muy de acuerdo.

Saludos

P.D- Max, sí revisiónate de nuevo "The Ward" porque no la debes recordar muy bien :) Yo la he visto hace poco, y el SOPOR es de categoría.

El Rector dijo...

Max, hablando de Carpenter, creo que un top 5 no da para mucho, como mínimo, habría que aumentarlo a diez, de lo contrario te dejas demasiadas joyas en el tintero... "El Príncipe de las Tinieblas", uno de sus trabajos más criticados (para mal) y menospreciados, es una obra que gana mucho pero muchísimo en posteriores revisiones. En mi caso, que tampoco la contaba entre mis favoritas, así ha sido, siendo yo, el primer sorprendido.

El casting, pues eso. Muy descafeinado, incluso el protagonista, que es de lo más sosete el pobre y muy lejos del carisma que suelen tener los personajes masculinos del cine de Carpenter, de ahí lo de atípico.

De todas formas, no sería una cinta que yo recomendaría para alguien que quiere iniciarse en el cine de este señor, pues puede desesperar a más de uno, en especial a aquellos que no sepan donde se meten. Pienso que el maestro, tiene cintas mucho más accesibles que ésta.

Sobre The Ward... pues un caso totalmente opuesto. No me desagrado en un primer visionado (supongo que las horribles críticas que había recibido jugaron en mi favor), pero vista de nuevo a posteriori... las sensaciones no fueron tan buenas, personalmente le bajaría por lo menos, un par de estrellitas con respecto a la puntuación que le di en su momento. Sin duda, de lo peor de su filmografía (y aun y así y como comentas, muy por encima de mucho de lo que nos solemos tragar en la actualidad), lo cual, no dice mucho en pos de la buena salud del género).

Andres, grandiosas esas visiones del futuro y a la postre, elemento fundamental para entender la película.

Para mi, al igual que para ti, pensar en Carpenter es pensar en mi juventud, de ahí el plus de cariño que le tengo (tenemos) a su cine.

Missterror, anonanado yo al ver como te estás tragando todas sus películas, jeje...la verdad dicha sea, es que el tema del sida se lo escuché al propio director tiempo ha. Eso si, las posteriores cábalas, si son mías :) Y con respecto a ellas, decir, después de una tercera revisión express (si, estoy enfermo), comentar sobre la secuencia de "sexo interracial", que ésta va incluso más allá. No solo se trata de una mujer blanca "teniendo sexo" con un hombre negro, se trata de DOS mujeres blancas, "teniendo sexo" con un negro, por lo tanto la cosa supera la categoría de "sexo interracial" y se adentra ya en terrenos que rozan lo inmoral (desde una perspectiva yanqui, claro).

Me satisface profundamente que mis reflexiones te hayan hecho recapacitar y darte que pensar, porque se que tu, eres de esas personas que disfrutan leyendo entre líneas y que valoran más que nadie, este tipo de ejercicios de ingenio (hablo de los de Carpenter) y finales abiertos. El de "El Príncipe de las Tinieblas" sin duda, de los más brillantes que he visto y que sin duda, da para más de una discusión al respecto ;)

Gracias a los tres por vuestros comentarios.

Saludos.

MAX CADY dijo...

Ya sabía yo que The Ward me iba a traer reprimendas. A mí me parece una buena película de suspense-terror, que sin ser nada del otro mundo, yo le daría un merecido 6,5, me parece que es muy superior a productos infames que constantemente nos invaden. Es evidente que no está a la altura de lo mejor de la obra de Carpenter, pero desde luego no creo que sea la castaña que muchos manifiestan y sea de lo peor de este cineasta. De hecho, a mí me parece que Sucker Punch (que cosechó cierto éxito y críticas no tan negativas) es una versión videoclipera e hiperenérgica de The Ward, que es mucho mejor (ahora sí que me llueven piedras).

Saludos!!!!!!!!!!!!

P.D. Y Amber Heart…. Espectacular!!!!!!!!!!!!!!!!!!

El Rector dijo...

Max, te diré más. Te diré que yo en su momento le casqué un generoso siete, y algún que otro palo me llevé por ello... pero es comprensible el bajón del aficionado ya no digo del terror en general, si no del de cine de Carpenter, se llevara un buen chasco con The Ward después de que el amigo hubiera dirigido dos maravillas como Vampiros y Fantasmas de Marte (ambas, por cierto y para no perder la costumbre, ninguneadas por el gran público). Si es que la realidad es que The Ward, está entre lo menos brillante de su filmografía, lo cual no quita, que no sea una cinta disfrutable, en especial en su primer visionado, pues el elemento sorpresa de su desenlace, es básico para sacarle todo el jugo a la obra. Una vez vista, posteriores visionados bajan mucho el listón.

Sobre la comparación con Sucker Punch... me niego a retomar el debate contigo, jaja! Pero vamos, que son dos propuestas radicalmente opuestas.

Saludos.

P.D: Yo es que a Amber Heart no le veo la gracia por ninguna parte, ni como actriz, ni como mujer.

Unknown dijo...

Muy bien, Rec. Qué análisis, me he dejado muy loca el tema del SIDA. Nunca lo había pensado así, pero bueno, tampoco relacionado a La Cosa. Y la verdad ahora veo nuevos paralelismos, se abren nuevos mundos sobre la obra de Carpenter, qué pensábamos que nos daba gato por liebre (en cuanto a hacer películas de terror sin más) y ahora su filmografía tiene más simbología que la Biblia! ME ENCANTA!
A mi Golpe en la pequeña China, me repito como el ajo; me parece demasié para el body. Me chifla y eso que el monstruito me daba miedo cuando era muy pequeña, pero ¿qué carajo no me daba miedo a mi cuando era pequeña? Figa flor total!

Fenomenal como siempre, Rec.

El Rector dijo...

TGW, muchas gracias. Te recomiendo encarecidamente que le pegues un revisionado a "El príncipe de las Tinieblas", seguro que hace tiempo que no la ves y ya te digo que gana mucho pero que mucho con el tiempo... todo lo contrario que por ejemplo, "La Niebla", que la vi hace un par de noches y bueno, la recordaba un poquito bastante más de todo, eso si, la banda sonora, cojonuda, jeje.

Golpe en la Pequeña China ya son palabras mayores, otra de las atemporales del maestro. Habrá que encontrarle también las metáforas, que seguro que las tiene ;)

Saludos.

Unknown dijo...

Golpe en la Pequeña China es que la veía siempre que la ponían en la tele y me encanta. Me entretiene muchísimo.
Esta, como bien dices; hace eones que no la veo. Me alegrará ver que se mantiene como una campeona. Y lo de La Niebla, me rompes el corazón. Me encantó la película pero sólo la he visto en el cine.

El Rector dijo...

TWG, creo que confundes The Fog, con The Myst... yo me refería a la de Carpenter, no a la adaptación del relato de King.

Ahora, si tu también te refieres a la película de 1980, la cual viste en el cine cuando, seguramente, aun no habías ni nacido, igual si, necesitas un revisionado ;)

Saludos.

Unknown dijo...

Jajajajaja, claro!
Me engañan los traductores! Yo en 1980 estaba lejos de nacer incluso... quedaban 4 años
Yo hablaba de The Fog, que ahora seguramente queda a la altura del betún!

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