domingo, 3 de julio de 2011

Artículo: El Blaxploitation

Si hace unos días os presentamos a Lestat como nuevo integrante del blog, hoy le toca el turno a otro pájaro de mal agüero. Es un placer para nosotros contar con los inestimables servicios de José Vicedo, todo un erudito en la materia y calienta butacas habitual de las salas de cine de nuestro país, quien a partir de ahora se suma al equipo de Nido de Cuervos. Y e aquí su primera aportación, un fantástico documento sobre uno de los géneros míticos de los años setenta, el blaxploitation. Bienvenido José.

El “blaxploitation” es un subgénero cinematográfico realizado por y para la comunidad afroamericana cuyos orígenes se remontan a comienzos de 1970 en Norteamérica, y en el que destaca sobremanera su fuerte contenido violento, sus escenas subiditas de tono y la música “funk”.

Todo comenzó con el denominado “exploitation”, un (sub)género en el cual predominaba la ultraviolencia, el sexo (malsano), el “gore” y la sangre y, que por lo general, solía albergar cualquier tipo de situación aberrante, incómoda, desagradable, insana, molesta, repugnante... Para el espectador más convencional y tradicional.

A causa de un aumento de la comunidad negra en los Estados Unidos tanto en la faceta artística como en la de espectador, pero sobre todo, debido a una serie de movimientos sociológicos, en especial el “Black Power”, -esta expresión hace referencia a un lema de fuertes connotaciones políticas empleado para promulgar los derechos de las personas de raza negra-, y los “Black Panthers”, -este otro término hace referencia a la estructura política afroamericana fundada por Huey P. Newton y Bobby Seale y cuyos ideales heredaban las reflexiones de Malcolm X (de hecho, se formó tras la muerte de éste)-, el pueblo afro americano requería de un cine en el que verse reflejado, un cine en el que los buenos fueran ellos y los malos las personas de raza blanca, un cine donde la comunidad afroamericana dejara de ser una raza oprimida y pudiera luchar y valerse por sí misma, un cine donde el héroe (de raza negra) pudiera competir (e incluso superar) con los grandes héroes blancos que por aquellos años triunfaban en la gran pantalla (James Bond, Bullitt, Serpico, Harry Callahan...), en definitiva, un cine hecho por y para ellos.

El pionero en este maltratado e infravalorado subgénero es el cineasta Ossie Davis, un director (además de escritor, poeta y activista social) visionario que debutó tras las cámaras, (ya había debutado en el cine -y en la televisión- realizando otras -y diversas- tareas) con la fundacional ‘Cotton Comes to Harlem’ (‘Cotton Comes to Harlem’, 1970), una comedia de acción basada en la novela de Chester Himes, un escritor –afro americano, por supuesto- que se hizo famoso escribiendo novelas de serie negra y que curiosamente, y acabando ya la década de los 60, se fue a vivir a la soleada Alicante -más concretamente a Moraira-, lugar en el que terminó sus días.

Dicha película, -cuya acción transcurría en el barrio de Harlem y cuya música estaba plagada de temas “funk” y “soul”-, fue la semilla que lo inició todo, a partir de aquí, y hasta ahora, el minusvalorado subgénero del “blaxploitation” nos ha otorgado multitud de películas, algunas muy interesantes, otras no tanto, pero de lo que no cabe duda, es que el “blaxploitation” es un movimiento cinematográfico que no deja indiferente, un lugar en el que poder refugiarse y disfrutar de sus exageradas escenas de violencia, de sus no menos exageradas cabelleras afro, de sus calenturientas secuencias de sexo, de sus acampanados pantalones, de su formidable música y, por qué no decirlo, de sus carismáticas estrellas.

Si ‘Cotton Comes to Harlem’ fue la semilla, ‘Shaft, las noches rojas de Harlem’ (‘Shaft’, 1971) fue la película que popularizó el “blaxploitation”.

Esta película fue dirigida por Gordon Parks, un inquieto activista, fotógrafo, poeta, músico, novelista y director de cine que se ayudó del cine para difundir su legado, realizando así la hiperfamosa película protagonizada por Richard Roundtree (que además de actor era modelo y que actualmente continúa trabajando con asiduidad en diversas producciones cinematográficas), la cual adaptaba la novela homónima de Ernest Tidyman, coescritor del guión de ‘Shaft’ junto a John D.F. Black, -mencionar que el primero fue el guionista de la sensacional ‘The French Connection, contra el imperio de la droga’ (‘The French Connection’, William Friedkin, 1971), ganadora del Óscar al mejor guión adaptado (además de a la mejor película, director, actor y montaje)-, y cuyo sensacional tema musical ‘Theme from Shaft’ compuesto por el gran Isaac Hayes recibió un más que merecidísimo Óscar.

‘Shaft’ tuvo dos secuelas: ‘Shaft vuelve a Harlem’ (‘Shaft’s Big Score!’, Gordon Parks, 1972) y ‘Shaft en África’ (‘Shaft in Africa’, John Guillermin, 1973), pero ninguna de las dos tuvo la repercusión de su predecesora.

Y si Richard Roundtree se convirtió en el “sex symbol” y en el abanderado del “blaxploitation” dándole un rostro, Pam Grier sería la reina y musa del mismo.

Protagonista de multitud de cintas baratas y violentas (y plagadas de sexo), Pam Grier se convirtió en todo un icono y fue la estrella de dos de las más famosas cintas del “blaxploitation”: ‘Coffy’ (‘Coffy’, 1973) y ‘Foxy Brown’ (‘Foxy Brown’, 1974), ambas dirigidas por Jack Hill.

Tanto en la primera como en la segunda, Pam Grier interpretaba a una mujer dura y sin escrúpulos a la hora de actuar contra la chusma que la había humillado, atacado o, que de alguna manera había atentado contra su persona.

Un par de décadas después, y ya en plena decadencia, Quentin Tarantino la rescató del olvido para que protagonizara la genial ‘Jackie Brown’ (‘Jackie Brown’, 1997), un estupendo homenaje muy personal del director de Tennessee al “blaxploitation”.

Pero habría que esperar hasta finales de la década de los 80 para que surgiera un digno sucesor de Ossie Davis, Gordon Parks y Jack Hill. Su nombre: Spike Lee.

El menudo Spike Lee, utilizando su cámara como si de un rifle de asalto se tratara, fusilaba a todo y a todos con una energía y destreza envidiables.

Su primera gran obra (y tal vez, la mejor cinta de toda su filmografía), ‘Haz lo que debas’ (‘Do the Right Thing’, 1989), logró llamar la atención de forma harto poderosa, -atención a ese inicio con Rosie Perez bailando y boxeando al ritmo de ‘Fight the Power’, del grupo musical de rap ‘Public Enemy’-, llegando incluso a estar nominada para los Óscars en los apartados de mejor guión original y mejor actor de reparto. Como nota curiosa cabe mencionar que uno de los integrantes del reparto es el padre del “blaxploitation” Ossie Davis.

Y es a partir de aquí, que el señor Lee comienza una carrera irregular pero interesante con títulos tan atractivos como: ‘Fiebre salvaje’ (‘Jungle Fever’, 1991), un drama romántico interracial protagonizado por Wesley Snipes y Annabella Sciorra que llegó a recibir un par de premios en el prestigioso Festival de cine de Cannes; ‘Malcolm X’ (‘Malcolm X’, 1992), un drama biográfico sobre el famoso activista que obtuvo dos nominaciones a los Óscars en los apartados de mejor actor (para el grandísimo Denzel Washington) y vestuario; ‘Camellos’ (‘Clockers’, 1994), un drama policiaco producido por, entre otros, el genial Martin Scorsese y protagonizado por dos inmensos actores como lo son Harvey Keitel y John Turturro y que adaptaba la novela ‘Clockers’ del escritor Richard Price; ‘Nadie está a salvo de Sam’ (‘S.O.S. Summer of Sam,’ 1999), un drama de intriga que narraba las andanzas del asesino en serie conocido como “El hijo de Sam” y cuyo reparto estaba compuesto por intérpretes del talento de John Leguizamo, Mira Sorvino, Adrien Brody o Jennifer Esposito; o, ‘La última noche’ (‘25th Hour’, 2002), un desgarrador drama de excelente factura visual (su fotografía -de Rodrigo Prieto- está muy trabajada y cuidada) y con un Edward Norton inconmensurable (atención al monólogo que se marca en el cual raja de todo y de todos), y que adaptaba la novela ‘The 25th Hour’ de David Benioff.

Últimamente, Spike Lee ha perdido esa frescura y energía que caracterizaban sus primeros trabajos, no obstante, aún le queda cuerda para rato y todavía es capaz de dejarnos obras como ‘Plan Oculto’ (‘Inside Man’, 2006), un más que correcto “thriller” de atracos (perfectos) protagonizado por dos intérpretes tan talentosos como Denzel Washington y Clive Owen.

Al mismo tiempo que Spike Lee comenzaba su andadura cinematográfica, otro inquieto cineasta de color, Mario Van Peebles, -que por cierto, no nació en los Estados Unidos, sino en México-, debutaba en la dirección con la más que interesante ‘New Jack City’ (‘New Jack City’, 1991), un policiaco protagonizado por el experto en artes marciales Wesley Snipes y por el rapero Ice T, y en el que también se dejaba ver delante de las cámaras el mismo Mario Van Peebles.

Éste es hijo de Melvin Van Peebles, un cineasta que creó una obra de culto titulada ‘Sweet Sweetback's Baadasssss Song’ (‘Sweet Sweetback's Baadasssss Song’, 1971) y que su hijo Mario, -el cual debutó como actor en esta producción a la tierna edad de trece años-, utilizaría para realizar una cinta titulada ‘Baadasssss!’ (‘Baadasssss!’, 2004), la cual narraba el fatídico y tortuoso rodaje que sufrió su padre a la hora de realizar su película de culto (por cierto, Ossie Davis también aparecería en el reparto de ‘Baadasssss’!).

Entre ‘New Jack City’ y ‘Baadasssss!’, Mario Van Peebles realizaría ‘Los Panteras’ (‘Panther’, 1995), una obra que contaba los orígenes de los ‘Panteras Negras’ y en la que Mario Van Peebles adaptaba su propia novela.

Sin embargo, y a pesar de la gran actividad y entusiasmo de este cineasta, su legado como director resulta escaso y poco brillante, siendo más popular por su faceta de actor en multitud de productos de serie B tales como: ‘Gunmen’ (‘Gunmen’, Deran Sarafian, 1994), subproducto de acción y carne de videoclub en el cual le acompañaba en el reparto Christopher Lambert o ‘Solo, el destructor’ (‘Solo’, Norberto Barba, 1996), una muy mala copia (y muy insufrible) de la obra maestra de Akira Kurosawa ‘Los siete samuráis’ (‘Shichinin no samurai’, 1954). También es cierto que se le ha podido ver en alguna que otra producción de primera, aunque eso sí, siempre en participaciones secundarias, como por ejemplo en la brillante ‘Ali’ (‘Ali’, 2001) del genial Michael Mann, en la cual interpretaba a nada más y nada menos que a Malcolm X.

El mismo año que debutaba Mario Van Peebles tras las cámaras, surgía otro cineasta afroamericano que hacía lo propio con ‘Los chicos del barrio’ (‘Boyz N the Hood’, 1991), un drama racial que estuvo nominado al Óscar para mejor director (que por aquel entonces tan sólo contaba con 23 años) y para mejor guión, y que estaba protagonizado por Laurence Fishburne y Cuba Gooding Jr. El director: John Singleton.

No obstante, este director, aunque comprometido con la causa, siendo un ferviente seguidor del “Black Power”, y a pesar de contar en su currículum con algunas muestras de buen cine afroamericano, en los últimos años ha tomado un rumbo diferente al de sus predecesores, optando por un cine más comercial y efectista (que por otro lado no tiene nada de malo).

Por último, me gustaría mencionar la última gran película del subgénero “blaxploitation” que se ha filmado. Hablo de la divertidísima parodia de acción que homenajea de manera brillante al “blaxploitation”: ‘Black Dynamite’ (‘Black Dynamite’, Scott Sanders, 2009), una cinta altamente recomendable para los seguidores de este subgénero. Una gozada que durante 90 minutos ofrece una orgía de guiños a cada cual más paródico y kafkiano. Grotesca y divertida como ella sola. Todo un deleite.

En definitiva, el “blaxploitation” es un lugar en el cual el espectador puede guarecerse y descubrir un mundo repleto de buena música, figuras carismáticas, pelucas afro, (divertida) ultraviolencia, humor (negro), sexo picante, denuncia social, estética urbana, drogas... Todo puede tener cabida en este mundo. El mundo del “blaxploitation”.


2 comentarios:

Darkotica dijo...

Pedazo de articulo y además muy interesante. Es un placer tenerte en nuestras filas José, un saludo y bienvenido!

Unknown dijo...

Pues esto le parece bastante

BASQUEPLOITATION is a "Z movie" film genre that emerged in the Basque Country in the 2011s. It is considered an ethnic subgenre of the general category of exploitation films. Basqueplotation films were originally made specifically for an urban basque audience, although the genre's audience appeal soon broadened to ethnic lines. The term itself is a portmanteau of the words "basque" and "exploitation," following upon the briefly-common usage "sexploitation" for porn-inflected films. Basqueplotation films were the first to regularly feature soundtracks of western and basque music as well as primarily "Rh-" basque casts . Variety credited "Ataun Of The Dead", released in 2011, with the invention of the basqueplotation genre while others argue that the Katihotsak-financed film "Joxean`s Hileben", released in 2013, is closer to being a basqueplotation piece and thus is more likely to have begun the trend

http://www.argia.com/multimedia/laburra/ataun-of-the-dead

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