Haciendo caso de la máxima que dice que una secuela debe ser más de lo mismo, pero más grande (y con más efectos especiales), el director Tod Williams coge lo poco de bueno que tenía su predecesora y realiza un ejercicio más grandilocuente repleto de efectivos sustos y alguna que otra secuencia digna de mención (no desvelaré cuáles para no estropear el visionado de la película a los que todavía no la hayan visto).
‘Paranormal Activity’ (‘Paranormal Activity’, 2007) basó su eficacia (y su tremendo éxito económico) en una extraordinaria operación de “marketing” a través de la red que hizo que la curiosidad de miles de potenciales espectadores despertara, provocando ríos de tinta y haciendo correr como la pólvora la leyenda urbana, -como ya sucedió con la también algo triste ‘El proyecto de la bruja de Blair’ (‘The Blair Witch Project’, 1999)-, de que los acontecimientos que sucedían en la película podían ser reales: nada más lejos de la realidad.
Desde tiempos inmemoriales, la etiqueta de: “basada en hechos reales”, ha acompañado a numerosas películas de terror, estimulando así a los espectadores ávidos de sensaciones fuertes a devorar dichas cintas supuestamente basadas en acontecimientos que, en teoría, tuvieron alguna vez lugar.
Y es que parece ser que la dichosa (y cansina) etiqueta tiene un efecto bastante impactante en el público, ya que todas las películas que son acompañadas por ese rótulo suelen tener bastante éxito: el último ejemplo, la película que nos ocupa.
Pero, ¿es para tanto? ¿Se merece ese gigantesco éxito económico? ¿Es realmente la película tan terrorífica?
Sinceramente, estamos ante una de esas películas que te asustan si quieres que te asusten. Es decir, que el espectador más escéptico y resabiado saldrá de la sala sin haberse inmutado ni una sola vez, no experimentará ni un solo sobresalto, ni un solo susto en todo el metraje (caso de un servidor).
Cierto es que la cinta posee alguna que otra secuencia destacada y algún que otro instante solucionado de manera eficaz, pero ello no quita que estemos ante una mera repetición de lo que ya vimos hace tres años, sin nada nuevo que aportar a lo ya visto, no ya sólo en su predecesora, sino también en numerosísimas propuestas de similares características.
En definitiva, estamos ante una secuela que supera en todo a la original, pero que no vuela lo suficientemente alto como para tenerla en cuenta.
En una frase: es como su predecesora, pero más entretenida y mejor ejecutada.
Lo que más me ha gustado: las escenas en las que tienen lugar actividades paranormales.
Lo que menos me ha gustado: el resto.
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