martes, 27 de septiembre de 2011

Crítica: Gremlins

Joe Dante comenzó su andadura por el cine de terror dirigiendo dos largometrajes “de bichos”: ‘Piraña’ (‘Piranha’, 1978), un sucedáneo del mega éxito ‘Tiburón’ (‘Jaws’, Steven Spielberg, 1975) y ‘Aullidos’ (‘The Howling’, 1980), una película de licántropos bastante curiosa y original, -por cierto, ambas contaron con un magnífico trabajo del maestro de los efectos especiales Rob Bottin-.

En su momento ninguna de las dos propuestas llamó demasiado la atención excepto por un par de detalles, su tremendo humor negro y su brutal crítica contra los estamentos (militar, social, cultural, etc.). Hoy día, ambas películas son de culto.

Después de dirigir un par de experimentos -con algunos colegas de profesión- tales como ‘Police Squad!’ (‘Police Squad!’, David Zucker, Jerry Zucker, Jim Abrahams, 1982) y ‘En los límites de la realidad’ (‘Twilight Zone’, Steven Spielberg, John Landis, George Miller, 1983), Joe Dante (y de nuevo en colaboración con Spielberg, al cual no le importó que Joe le plagiara su ‘Tiburón’, es más, le encantó la película de los pececitos devoradores de personas), se puso manos a la obra y nos regaló otra “peli de bichos”, un cuento de Navidad un tanto peculiar (e increíblemente divertido y gozoso).

Un cuento que estaba destinado a un público juvenil pero en el que, debido al increíble sentido del humor de su director (cosa que ya dejó patente en sus dos primeras obras tal y como ya he mencionado anteriormente), se podían escuchar lindezas del tipo: “en Navidad unos abren regalos y otros se abren las venas” (esta frase se la dice la chica de la película -una preciosa y encantadora Phoebe Cates- al protagonista –un simpático Zach Galligan-) o la historia que la misma chica cuenta (también al protagonista) de por qué odia la Navidad: “mi padre se disfrazó de Papá Noel y entró por la chimenea para dejar los regalos, resulta que ésta estaba encendida, mi padre se quemó vivo, a continuación se partió el cuello y murió”. Repito, ‘Gremlins’ (‘Gremlins’, 1984) estaba destinada a un público juvenil.

Pero son este tipo de (brutales) frases y las continuas (y descarnadas) críticas, -además de las violentas, grotescas y bizarras muertes que se van sucediendo a lo largo de la trama-, las que colocan a esta película en el altar de las películas fantásticas más difrutables jamás realizadas.

Si a todo eso le sumamos la (maravillosa) costumbre que tiene Joe Dante de plagar de referencias cinéfilas (aquí la más obvia resulta la de "Blancanieves y los siete enanitos", pero se pueden encontrar más, como por ejemplo, a "Mad Max 2" o a "La invasión de los ultracuerpos") sus películas, el resultado final solo puede calificarse de excelente.

Y no es para menos, porque cuando en una misma película tienes a Joe Dante (dirección), Steven Spielberg (producción), Jerry Goldsmith (música), Chris Walas (diseño de criaturas) y Chris Columbus (guión), no hay otra opción.

Una joya que no ha envejecido nada mal (todo lo contrario) y que cada Navidad se puede visionar y disfrutar como si fuera la primera vez.

Yo no me canso de verla (y llevo casi 30 años haciéndolo).

Lo que más me ha gustado: casi todo, y en especial, su macabro sentido del humor.

Lo que menos me ha gustado: que ya no se hagan películas juveniles como ésta.

7 comentarios:

Dr. Gonzo dijo...

El perfecto ejemplo de lo grande qe fue el cine de los 80.
Gremlins es graciosa, ácida, y además nos regaló a los pequeños bastardos verdes más carismáticos de los 80 (con permiso de los Critters).

El Sepulturero Torero dijo...

Acabo de verle salir en la tele mientras disfrutaba de unas pizzas, y no he podido reprimir este pensamiento, ya me perdonaréis: Habría que probar a meter a Emilio Botín en una piscina(tiene cara de gremlim el cabrón, recortad un par de triángulos de cartulina y ponedlos a los lados del cabezón del banquero filibustero cuando aparezca en pantalla, yo he probado con un par de cartones de las pìzzas; el parecido es admirable) Después de disfrutar en el agua un buen rato, jugando a ser pastilla alkaseltzer, brotarían unos botinitos la mar de apañaos, con sus buenas cejas peludas y orejas aptas para cultivo hortofrutícola, con un palmo de pelos saliendo de casa una, venga a chorizar y a poner el mundo patas arriba. ¡Anda... , pues como ahora! Mejor le atamos una bolsa de 30 kilos en monedas de euro a los pies antes de echarlo al agua ¿no?

El Sepulturero Torero dijo...

Y luego rescatamos la bolsa (la bolsa del botín) y nos vamos a celebrarlo por ahí.

Missterror dijo...

Qué mítica!!!Yo no concibo una Navidades sin los Gremlins y los Fantasmas atacan al jefe!!

Lestat dijo...

Tremenda. Desde que la vi de niño siempre he querido un Gizmo, pero para bañarlo y alimentarlo de noche!! Una película que nunca aburre ni pasa de moda.

Darkotica dijo...

Sepulturero...creo que has descubierto la auténtica causa de la crisis, seguramente el Botín se tiro de cabeza a la gran piscina de su lujosa residencia en el barrio de Somosaguas y aquello desató el caos, ya me los imagino a todos ellos correteando en todas direcciones en busca de bancos...que asco!que ascoo!!

Bueno, de los Gremlins poco se puede decir ya, a todos nos marcó esta película, todos nos enamoramos de ella, y a estas alturas de la vida creo que ver los Gremlins es lo único que me gusta de las navidades...

Pero siempre me ha quedado una duda que nunca nadie me ha sabido responder, veámos, si no recuerdo mal las tres reglas para cuidar a Guizmo eran las siguientes: 1. No dejar que reciba luz intensa. 2. No permitir que se moje. 3. Lo último y más importante, nunca, NUNCA, se le debe dar de comer una vez pasada la medianoche. Aquí viene mi duda: Si no puede comer después de la medianoche...¿A que hora puede volver a comer??Es una pregunta que siempre me ha atormentado..

El Rector dijo...

Poco que añadir sobre Gremlins, junto a los Goonies, de lo mejorcito de los 80. Lo que si me ha llamado la atención de la crítica, ha sido lo de catalogar de "experimento" a otra auténtica maravilla de la época como fue En los Límites de la realidad", cuando precisamente, la historia de Dante, es, con permiso de la del gran George Miller (la del monstruo en el avión), lo mejorcito de un filme en el que solo hizo aguas Spielberg (cosa rara estando Landis de por medio).

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