Crítica: Europa Report

El espacio, la última frontera... ¿Estamos solos en el universo?¿Existe vida inteligente (o no) más allá de las estrellas? Esa es la pregunta que el hombre, curioso por naturaleza, lleva planteándose durante años. En un intento por satisfacerla, gastamos miles y miles de millones en complejos programas espaciales. En el cine también, por supuesto. La lista de títulos que ha intentado dar respuesta a todos estos interrogantes, no cabría en una sola galaxia. Y, para narrar este tipo de aventuras, que mejor que el falso documental, la herramienta perfecta para acercar el cine a la ciencia, en este caso, a la ciencia ficción de corte más realista.

A muy poquito para que vea la luz “Gravity”, la esperada epopeya espacial hollywoodiense de Alfonso Cuarón (“Hijos de los Hombres”, 2006), protagonizada por vacas sagradas de la industria como George Clooney (“Abierto Hasta el Amanecer”), Sandra Bullock y Ed Harris, nos llega esta nueva incursión en los entresijos de la ya mítica NASA y lo hace de la mano de un Ecuatoriano: Sebastián Cordero. Su título: “Europa Report” (aka “Europa One”), nuevo found footage que nos invita a descubrir el destino que les deparó a un grupo de astronautas, su periplo hacia Europa, la cuarta luna de Júpiter, en busca de la tan ansiada vida extraterrestre.

 

“Europa Report”, sigue muy de cerca la estela marcada hace dos años por “Apollo 18” del madrileño Gonzalo López-Gallego, donde se documentaba el trágico viaje de un grupo de astronautas a la luna. Las similitudes entre ambos filmes tanto en temática, desarrollo y puesta en escena, son no solo evidentes, sino incluso sonrojantes. ¿A favor de la discutible originalidad de la película de Cordero? pues el hecho de indagar en una de las mencionadas cualidades innatas del ser humano, la curiosidad, sus consecuencias y hasta donde podemos ser capaces de llegar con tal de satisfacerla. Recordemos la también mockumentary “Love” de William Eubank, interesante título que curiosamente pasó de puntillas entre los aficionados de la ciencia ficción, que se aferraba a uno de los mayores miedos del curioso ser humano, el miedo a la soledad, para narrar otro viaje sin retorno a las estrellas, sin duda otra fuente de “inspiración” para la película que nos ocupa.

Lo primero que llama la atención en “Europa Report”, es la mimosa fidelidad con la que está recreada su naturaleza de falso (menos que nunca) documental, en este sentido, uno de los trabajos más metódicos que se hayan visto en este recurrente formato cinematográfico en el cual, tan importante resulta la credulidad del espectador. Tanto las imágenes tomadas directamente del interior del transbordador espacial, como las que abordan entrevistas y ruedas de prensa, son de un realismo incuestionable pese al hecho de que a estas alturas, perdida ya la frescura e innovación que supuso la irrupción de este subgénero en el cine fantástico, este tipo de recursos ya no tienen en el espectador el impacto de antaño por mucha excelencia técnica que se empeñe en lo contrario, como es el caso.

Además, el viaje está plagado de caras conocidas para el aficionado al género. Nombres como los de Sharlto Copley, el anti-héroe que nos robó a todos el corazón en la genial “Distrito 9” de Neill Blomkamp y que luego conseguiría que odiásemos y amásemos de manera enfermiza como anti-villano en la también de Blomkamp “Elysium” y quien recientemente estrenará y protagonizará “Open Grave”. Michael Nyqvist, el Blomkvist sueco que enamorase a la indomable Lisbeth Salander en “Los Hombres que no Amaban a las Mujeres” (que los hay) o Embeth Davis, la doncella rural (recordemos que se había criado en un pajar) que sedujo el bueno de Ash Williams en su aventura medieval en “El Ejército de las Tinieblas”, otorgan a la cinta de un glamour inusual en un producto de clase media-baja como es éste.

Ya con el viaje iniciado, nos topamos con el que posiblemente sea, al mayor rasgo de identidad de la película, su curiosa narrativa atemporal, que tiene la particularidad de narrarnos los hechos de manera desordenada, lo cual si bien de inicio, puede resultar algo confuso para el espectador, una vez se van desarrollando los acontecimientos, este va recogiendo los frutos de tan arriesgada cosecha y en consecuencia, atando cabos. Situaciones y comportamientos de personajes que no terminan de quedar claras, cobran sentido con el buen hacer de la moviola, para lo cual, tendremos la ayuda de unas oportunas fechas sobreimpresas que nos facilitarán en todo momento la a veces complicada labor de ubicar la acción cronológicamente.

Contrariamente, comentar que esta que posiblemente sea una de las grandes virtudes del filme, juega un papel doble dentro de la obra, pues si bien por un lado aporta ese punto de personalidad del cual muchas veces pecan en falta este tipo de productos (habitualmente resueltos de forma brusca en su tramo final), por otro, funciona como pastilla de freno del denominado in crescendo de la acción, haciendo nuevamente hincapié en esa “desorientación” que comentaba. De la misma manera que (y esto también es una constante en determinadas propuestas de ciencia ficción), la gran colección de tecnicismos que maneja el filme, ayudan a esa desagradable sensación de no entender muy bien lo que nos quieren contar, traducido finalmente en una falta de implicación por parte del espectador en determinados momentos del mismo.

Destacar también pese a la aparente frialdad de la propuesta, su gran capacidad de generar dramatismo, en especial en su tramo final, tópico, pero perfecto conductor de un sinfín de emociones, preámbulo a la revelación final que la cinta nos depara en una propuesta de no fácil digestión a causa de su tempo y arraigado carácter científico que pienso encandilará a los amantes de esa ciencia ficción de corte menos “palomitero” y exasperará a aquellos que esperen lidiar con hordas extraterrestres.

Lo mejor: La cuidada puesta en escena, la banda sonora y lo opresiva que puede llegar a resultar en determinadas secuencias, en especial, en su apasionante última media hora.

Lo peor: La inaccesibilidad de su primera mitad para determinado público y que el falso documental no sea de tu agrado, porque aquí se riza el rizo.