miércoles, 4 de enero de 2017

Crítica: Galaxia Prohibida

El espacio, la última frontera. Estos son los viajes de la nave interestelar... no no, que va. No van por ahí hoy los tiros. Hoy toca algo un poquito más desenfadado, de lo que un día imaginó el bueno de Gene Roddenberry. Y es que hoy, tenemos que adentrarnos en un imaginario algo más retorcido y gamberrete como es el de Roger Corman, padre del cine de bajo presupuesto que tenía (y tiene) su propia y particular visión de las estrellas y el espacio sideral. Ángel para unos, demonio para otros, hoy, niños y niñas, toca meterse en el traje de astronauta comprado en el primark y dejarse llevar hacia donde la enferma mente de este señor nos lleve, que ya adelanto, no puede ser a ningún lugar bueno, o al menos, serio.

En 1981 Bruce D. Clark dirige uno de los hitos del terror y la ciencia ficción de los ochenta, si hablamos en clave de serie B: “La Galaxia del Terror” (“Galaxy of Terror”), película producida por Corman que marcó a toda una generación de adolescentes cachondos que a día de hoy, continúan poniéndose palote con aquel zoofílico episodio entre el gusano gigante y la rubísima Taaffe O'Connell, amén de la grandeza innata de personajes como Sid Haig o Robert Englund, que también dan para alguna que otra erección. Pues solo un año más tarde, Corman vuelve a desempolvar la billetera para producir un nuevo terror espacial, en esta ocasión, de la mano de un debutante Allan Holzman como conejillo de indias de sus atroces experimentos cinematográficos.

“Galaxia Prohibida” (“Forbidden World”, 1982) recicla abundante material utilizado en “La Galaxia del Terror” para dar forma a un exploitation espacial de segunda fila irremediablemente adictivo y enfermizo como pocos, solo apto para devoradores compulsivos y nostálgicos de este tipo de fast food de la época y que coge como modelo principal a partir de la cual esculpir, a cierta peliculilla del tres al cuarto dirigida cuatro años antes por un tal Ridley Scott, puede que os suene: “Alien: El Octavo Pasajero” (“Alien”, 1978). Tras el éxito mundial de la película de Scott, era imposible que un carroñero como Corman, no intentase sacar rédito de la ocasión y así lo hizo, vaya si lo hizo.

Con “Alien” como incuestionable musa desnuda, “Galaxia Prohibida” maneja bastante más ADN para dar forma a la mutación. Podríamos hablar de la película de Holzman como un híbrido imposible entre “Alien”, “La Cosa” (“The Thing”, John Carpenter, 1982), “Emmanuelle” (Just Jaeckin, 1974), “La Tienda de los Horrores” (“Little Shop of Horrors”, Frank Oz, 1986) y algún viejo episodio espacial del “Doctor Who” del inigualable Tom Baker. Todo esto bien agitado, bien mezclado y bien mutado, podría darnos una idea muy cercana a lo que se esconde en esta prohibitiva galaxia orquestada por Holzman bajo la batuta de Corman. Un majestuoso despropósito de principio a fin al cual solo, una mente sana, podría resistirse. No es mi caso.

La historia no tiene historia. Un experimento fallido en una base científica ubicada en un remoto planeta de la galaxia y un marshall de la federación que llega para poner orden. Todo esto, después de uno de los prólogos más alucinógenos que haya visto aquí el menda, en una batalla interestelar de low cost, que quita el sentido y nos recuerda que esto del cine, muchas veces, tiene más que ver con dogmas de fe que con cualquier otra cosa. Una auténtica pasada como un recién despertado de una larga hibernación Jesse Vint (al cual desde este momento me dirigiré como Ramoncín, a riesgo de que este, interponga algún tipo de demanda, momento en el cual mutaría dicha nomenclatura a la de El Pequeño Ramón). El parecido entre actor y cantante es demasiado grande como para pasarlo por alto, lo cual debería de ser todo un halago para el segundo, por supuesto.

Bien. Ramoncín llega a la base científica acompañado de su androide personal, a medio camino entre un Boba-Fett de mercadillo y Twinkie de “Buck Rogers” y se encuentra con todo el berenjenal sobre la mesa. Pero no importa mucho, pues la doctora Barbara Glaser, que no es otra que June Chadwick (o Lydia, para los amantes de “V”), sobre sus sexy zapatos de tacón transparentes le está diciendo con la mirada que quiere sacarle brillo a su escroto en cuanto tenga la menor ocasión. Tremendo lo de la Chadwick, quien se pasa toda la película poniendo cara de guarrona de peli porno barata y meneando el culo de aquí para allá. No es la única, a su lado otra musa del destape de la época que incluso llegó a protagonizar en nuestro país, portada de la revista Interviu, hablo de Dawn Dunlap, otra que se pasa media película en camisón y la otra media, desnudísima. Ambas chupando planos como si les fuese la vida en ello e impregnando todos los fotogramas del filme de un halo de erotismo que termina empañando la propia lente de la cámara, con algunas escenas subidas de tono donde la generosa anatomía de las muchachas, puede hacerle olvidar a algunos, que están viendo una supuesta película de terror.

No son estas, la única fuente de erotismo del filme. Los diálogos, las situaciones, las interpretaciones... todo huele a sexo vespertino que apesta. Ramoncín es fuente inagotable de frases imposibles y expresiones faciales impagables. A su lado, el resto del reparto plagadito de personajes estereotipados como no podía ser de otra manera y como telón de fondo a tanta curva y tanta tontería, una criatura que recoge lo peor de Gigger y de Audrey II que se lo hará pasar putas a los integrantes de la base científica.

A nivel de efectos especiales encontramos un poco de todo. La cutrez extrema de las secuencias espaciales (siempre que veo este tipo de cosas, me viene a la cabeza la genial “Babylon 5”) se contrarresta con algunos efectos artesanos bastante interesantes a base de viscosidades varias y algún que otro puntito gore. Una lástima que la criatura no luzca tan bien como debiera y que algunas de las muertes sucedan fuera de plano. Con todo y teniendo en cuenta el escaso presupuesto, “Galaxia Prohibida” da perfectamente el pego en este aspecto.

Mención aparte para la recreación de la tecnología futurista. Con todas esas mesas de mando a base de pequeños conmutadores que los personajes suben y bajan sin pauta alguna para realizar cualquier operación que sea menester, requiera simpleza o precisión de cirujano. Telita con las pistolas laser de plástico con pegatina o algunos artilugios que se ven a lo largo de la película como por ejemplo una linterna, que tiene de futurista lo que tengo yo de monaguillo. Todo ello lejos de resultar un handicap, lo que consigue es acentuar ese halo místico tan característico de la época capaz de convertir lo ridículo, en entrañable.

Lo que no tiene posibilidad alguna de expiación es la banda sonora, ni con las películas de Fulci he pasado tanta vergüenza ajena. Susan Justin, responsable de la misma, debería haber sido pasto de la mutación en pleno rodaje y así se habría ahorrado (y a nosotros de paso), semejante ridículo.

Y ya para finalizar, imposible obviar lo que a mi juicio es uno de los momentos más dantescos que ha dado el cine fantástico a lo largo de su historia (y habido unos cuantos). El enfrentamiento final de la película entre la criatura y el marshall Ramoncín es algo que uno tiene que ver con sus propios ojos, que ya por sí solo, justifica con creces el visionado de este inclasificable divertimento ochentero y que desde luego, no seré yo quien revele en estas lineas. Un despiporre de principio a fin que plagia sin vergüenza alguna elementos de otras películas, que explota hasta límites inimaginables la figura de la mujer y que se pasa por el forro de los cojones cualquier lógica cinematográfica que no puede dejar escapar nadie que se precie de amar este género. Ridículamente fascinante.

Lo secuencia: La diabólica sonrisa de Jesse Vint cuando sorprende a Dawn Dunlap desnuda en la sauna.

Lo mejor: Su desparpajo, falta de pretensiones y pudor. Algunos efectos especiales y los zapatos de tacón transparentes de las protagonistas femeninas. Fantasía pura.

Lo peor: La banda sonora, insufrible.


12 comentarios:

RONETTE PULASKI dijo...

Jajajajajaja!
Bueno, bueno... Rector,
Todavía me estoy partiendo con lo que acabo de leer. Después de todo un día por aeropuertos no sé si conseguiré dormir con lo que me he reído.
Yo la última vez que identifiqué a Ramoncín en el cine, fue en una peli de Bruce Lee.
Además clavaste un trailer en alemán que la hace parecer más de coña todavía.
Yo vi esta película en su época, trabaja la guapísima musa de David Hamilton, Y recuerdo que el bicho era una copia tan descarada de alien que había llamado mi atención.
Genial!

El Rector dijo...

Ronette, te prometo que lo del tráiler en alemán no fue algo premeditado, pero me pasó igual que a ti cuando lo ojeé, jaja! El germano le viene que ni pintado.

Y mucho jijiji, jajaja con el Marshall Ramoncín, pero el amigo se beneficia a todas las mozas, musas incluidas... por cierto, la vida de David Hamilton daría también para una película de terror, aunque no se si casaría mucho con el estilo Corman. Un Haneke o un Trier más bien...

Y cuidado con nombrar a Ramoncín en vano, que a uno0 le puede caer todo el peso de la propiedad intelectual en cualquier momento y en el lugar más insospechado.

Saludos.

P.D: Espero que hayas podido dormir, de lo contrario, no me lo perdonaría ;)

Missterror dijo...

Rector- Claramente esta es la crítica del año, jajajajaja. Ramoncín o Pequeño Ramón no puede estar mejor retratado que debajo de estas letras. ¿Qué decir de "Galaxia Prohibida" que no hayas dicho? ¿Que es un despropósito?Pues lo es y es el bochorno hecho guión, pero lo es tanto, que termina enganchando porque los diálogos de Ramoncín con las playmates son de órdago:
- Qué guapa eres
- Mi noche fue movidita...
Pero esa sonrisa tan espelucnante en primer plano es para levantarse ya aplaudir.
El Robot que acompaña a pequeño Ramón es tremendo también, ¿hecho con cajas de cartón, no? El engendro que sale también tiene un trago y coincido contigo en lo que descoloca ver los efectos espaciales artesano currados con esos otros horrorefectos que nos regalan al inicio de la película, donde te piensas muy mucho si continuar el visionado o no.
Mi mención especial, como no podía ser de otra manera, es para esa lucha final criatura-Ramoncín. Apoteósico cada segundo...

Yo no le pongo un siete ni de coña porque es demasiado esperpéntica pero yo es que soy una sosa ;)

Estas colecciones en bluray me van a costar la vida!!!

Saludos

Patrick Bateman dijo...

'...pequeños conmutadores que los personajes suben y bajan sin pauta alguna para realizar cualquier operación que sea menester...'

Me muero...XD No la he visto, pero pinta de chunga tiene un rato largo (por lo visto en el trailer), al menos se ven tetas, algunas ni eso. La forma de moverse del monstruo me recuerda al final de Rock n' Roll Nightmare aka Al filo del infierno. Me estoy haciendo mayor para este tipo de películas...

Saludos.

El Rector dijo...

Missterror, tu eres demasiado racional para este tipo de películas y ya es todo un logro por parte de una fuerza superior, que te atrevas con ellas. El cine de Corman es como esa paloma atropellada en medio de la carretera que no puedes evitar mirar aunque sabes que no te va a gustar lo que vas a ver... solo para mentes perturbadas o perturbables.

Si al menos has sucumbido ante los encantos de Ramoncín, pienso que la experiencia ya te ha merecido la pena... para sobrevivir a ese prólogo, uno tiene que haber mamado mucha ciencia ficción de los setenta/ochenta... solo te diré una cosa: "Starfighter". Hasta ahí puedo leer ;)

Patrick, la tecnología antes era mucho más funcional que ahora. Nada de códigos complejos e incomprensibles historias. Todo a base de conmutadores que suben y bajan... ojalá se pudiera manejar un blog con uno de esos :)

La película es muy chunga, pero hay tetas, hay risas y hay épica. Nunca es tarde para rejuvenecer unos años, aunque solo sea por un rato.

Saludos.

Patrick Bateman dijo...

Rector

Debe ser por eso que la humanidad se está volviendo idiota. Ojalá, ojalá. XD

Con esos tres ingredientes, me la vendes muy bien. :)

Saludos

Donnie dijo...

Al leer que todo huele a sexo vespertino que apesta y ver que estamos ante una peli de ciencia-ficción solo puedo hacer una cosa.. Recomendar 'Las aventuras de Flesh Gordon', una parodia de Flash Gordon que creo que puede hacer las delicias de mas de uno y ojo! que a pesar de su simpleza y de que ocurre como con 'Galaxia Prohibida' que historia lo que se dice historia hay poca, hay unos efectos especiales a lo Harryhausen que sorprenderán a mas de uno! Y tal y como comenta el Rector de 'Galaxia prohibida', esta también es ridiculamente fascinante..

Un Saludo!

Donnie

El Rector dijo...

Donnie, para los que somos fans acérrimos de la película de Mike Hodges, la simple mención a esta parodia erótico festiva, es una blasfemia tal, que deberías ser ajusticiado por las tropas del emperador Ming...

..., por cierto, la princesa Leia muy mítica y todo eso, pero donde se ponga la princesa Aura... muy grande Ornella Muti :)

Saludos.

Donnie dijo...

Ei.. pues yo creo que la parodia erótico festiva con espíritu burlesque tiene su punto.. No como su horrenda segunda parte..uff...

Y que decir de la canción de Queen.. :-) He acabado con una saturación de canciones del grupo de Mercury, el 'we're the champions' me crispa, pero la canción 'Flash Gordon' tiene un encanto especial (Y espacial) :-)

Un Saludo!

Donnie

El Rector dijo...

Donnie, ah, que encima hay una segunda parte...

El tema de Queen de "Flash Gordon" es una caña, la película nunca hubiera sido lo mismo sin ella... aunque eso sí, muy lejos del "Princess of the Universe", eso ya son palabras mayores y, si me apuras, mi tema favorito de los de los de Londres.

Saludos.

Unknown dijo...

La vi hace un par de días, me animé al leer la crítica y muy de acuerdo con todo. El robot reciclado de startrooper inicial me ha encantado, junto con algunos efectos sangrientos bastante logrados. El bicho en si da risa, pero como dices, es un maravilloso producto de serie B hecho para los locos de las naves.
Viva el espacio exterior y su mundo bizarro

El Rector dijo...

Sr.Black, el universo de la caspa espacial es casi inagotable. Algún día tenemos que hacer un especial sobre este tipo de películas. Yo ya tengo mi flamante "Starfighter" en la estantería lista para despegar cualquier momento de estos.

La criatura es de lo más bochornoso que he visto nunca, pero no se puede negar que tiene ese encanto innato de las producciones de Corman. Súmale a Ramoncín, una playmate y una lagarta y es imposible no disfrutar con esta galaxia, por más prohibida que sea.

Saludos.

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