Greg McLean, el director de la saga Wolf Creek que, actualmente, se compone de dos partes y una tercera que ‘viene de camino’, nos presenta su cuarta película con un título tan original (me parto de risa) como es The Darkness, aka La oscuridad.
Haciendo un breve repaso por la filmografía del australiano, además de ver que es bastante corta (desde su debut en 2005 con Wolf Creek solo ha rodado un total de cinco películas), también me doy cuenta que solo he visto sus dos primeras películas, Wolf Creek y Rogue, rebautizada como El territorio de la bestia en España.
De Wolf Creek, vagamente recuerdo alguna escena. Pero sí que recuerdo la conclusión final que saqué hace 11 años al salir del cine, que el psicópata lugareño carecía de carisma (bastante indispensable para un servidor) y que el ritmo era bastante lento para un film de semejantes características. En cuanto a Rogue, tengo poca memoria, pero no recordaba siquiera haberla visto, aunque viendo el trailer no me extraña. Mi sistema inmunológico cuida de mí.
McLean nos presenta un guión co-escrito con los guionistas de Bait, Shayne Armstrong y Shane Krause, que menudo gasto de papel y tinta inútilmente en dicha labor. El guión tiene unos agujeros que para tragarlos hay que acompañarlos de un buen trozo de pan. Las reacciones de la disfuncional familia -digna de reality show- que nos planta en nuestra cara su director, son bastante inverosímiles la mayor parte del film. Por no mencionar los estereotipos a los que recurre y se suceden en el núcleo familiar; el alcoholismo, la bulimia, el autismo y la infidelidad matrimonial. Y no, no hace falta ser un licenciado en psicología para asociarlos correctamente con los cuatro integrantes.
Un padre de familia que visita durante sus vacaciones el Gran Cañón del Colorado. Lo que no esperaban era que iban a llevarse como souvenir a una fuerza sobrenatural que se alimenta del miedo.
Como podemos leer, es una historia de lo más simple y anodina. A pesar de ello, McLean intenta dar un aire distinto al, ya de por sí, desgastado género de las invasiones de espíritus en casas ajenas. Debido a la mitología ancestral con la que McLean adorna el film cual árbol navideño, The Darkness recuerda (vagamente) a El cementerio viviente, la adaptación de Stephen King, en la exposición de la leyenda. Aunque en The Darkness no se resucitan cadáveres de animales, ese misticismo (barato) en la subtrama de los espíritus, la acerca levemente. Sí, habéis leído bien, una subtrama. Lo que se supone que era el principal impulsor de la historia, se convierte en una subtrama que se desvela de manera repentina al pasar el epicentro de la película, justo cuando sus guionistas se cansan de dar prioridad al reality show familiar.
The Darkness está más próxima al drama familiar que no al terror. La presentación de una familia plenamente disfuncional se hace eco y reverbera durante los dos primeras cuartas partes del film. Parece mentira que con semejante carta de presentación (el póster) sencillo pero molón, éste sólo sirva como designio gráfico para engañar al espectador, y bien engañado.
Mediante un prólogo bastante ilógico que no conduce a ningún sitio de interés para contar la historia restante, McLean sitúa a la familia protagonista en pleno picnic en un desértico y desolado Gran Cañón que parece trasladarnos a los parajes de Las colinas tienen ojos de Alexandre Aja. La secuencia en cuestión, sirve de pretexto para que, en un fortuito encuentro, al hijo le dé por hacerse con una colección completa de unas piedras ¿rúnicas?, que más bien parecen cogidas en La Costa Brava.
Con semejante introducción, McLean justifica que unos malvados espíritus ancestrales y okupas con más pasión por el agua que una rana, y que son capaces de adoptar formas como el coyote, la serpiente, el búfalo, el cuervo o el lobo (¡toma ya!) se introduzcan en la de por sí torturada vida de la familia protagonista.
Entre tanta disfunción y drama familiar, el terror asoma de vez en cuando en pequeñas pinceladas, ganando presencia y protagonismo en la segunda mitad de película en donde la simplicidad de las secuencias de ¿terror? es efectiva, pero poco impactante. El problema es que cuando lo hace, es más ridículo que terrorífico. Ni siquiera la banda sonora compuesta por Johnny Klimek, que participó en el score de El perfume, historia de un asesino, consigue que las imágenes se parezcan a una auténtica película de terror, hasta los cuatro sustos contados que tiene, son totalmente predecibles.
La familia Taylor compuesta por Peter, Bronny, Michael y Stephanie, a los que dan vida Kevin Bacon, Radha Mitchell, David Mazouz y Lucy Fry, respectivamente, en los papeles del padre, la madre, el hijo y la hija, cumplen bien con su función como actores sin destacar uno por encima del otro. El problema en todo esto es, como ya he dicho, el guión. Un factor ajeno al reparto. Si que es cierto que he visto películas bastante peores, pero vamos, que ésta ya es un rato mala.
Kevin Bacon no ha vuelto a alcanzar la popularidad de antaño, pero sigue trabajando en proyectos interesantes como en Super, X-Men: Primera generación o Cop Car (Coche policial). Y aunque su aspecto físico no es el mejor de todos, el papel de cabeza de familia no le viene de nuevo. Ya en Death Sentence (Sentencia de muerte) de James Wan, cogía las riendas paternales y con mucha más firmeza de la que le exige McLean en la presente película.
Radha Mitchell a la que vimos acompañar a Riddick en Pitch Black e intentar rescatar a la niña de Silent Hill, también cumple bastante bien en su interpretación, aunque sus repentinos cambios de rumbo y reacciones nos dejen algo descolocados, vuelve a ser un aspecto del guión, no de la calidad en su interpretación.
Y en cuanto a los pequeños de la casa, David Mazouz, el pequeño Wayne en la serie Gotham, que hemos visto en la reciente Incarnate donde tampoco me convenció, interpreta a un friki autista que parece esnife rayas de cola-cao por la mañana. Una cosa es ser autista y otra muy distinta tener un retraso mental, y su personaje va bien servido de lo segundo. Las reacciones más estúpidas y absurdas de toda la familia Taylor son para el pequeño Michael Taylor, sin duda.
Por último, la típica adolescente inadaptada está interpretada por una desconocida (para un servidor) Lucy Fry, que por lo que leo, protagoniza algunos capítulos de la serie Wolf Creek, dirigida también por Greg McLean. Esta moda de hacer series de películas...no sé...no sé, el mundo se está yendo al garete. The Darkness es un reality show encubierto por un póster que anuncia una película de terror a bombo y platillo.
Lo mejor: Las manos del póster por las paredes de la casa y el cuerpo de la hija.
Lo peor: El guión y que otra vez más hayan conseguido engañarme con un simple póster.
4 comentarios:
La vi, coincido con tu valoración, la película es muy floja. Me quedo con las primeras imágenes del Cañón del Colorado y punto, se acabó la película. Un argumento muy trillado.
Ronette
Lo del argumento trillado, creo que es algo que se podría obviar si la película se desarrollase con coherencia. Lamentablemente, no lo hace. Yo me quedo con lo de las manos por la pared. La secuencia del Cañon de Colorado, no me aporta nada. Y me parece metida a la fuerza.
Saludos.
Este tipo de películas de terror con rostro de caché al frente... mal asunto, en especial, si versan sobre terrores sobrenaturales. Lo raro es que "The Darkness" no haya llegado aun a la gran pantalla, pues es muy del perfil de lo que se estrena en salas por estas tierras.
No me desagrada Bacon y suelen gustarme sus películas "Cop Car" sin ir más lejos, me pareció estupenda"), pero enrolarse en este tipo de productos para toda la familia, no se si sería la mejor de las opciones. Yo desde luego, no pensaba acercarme, más después de esas sangrantes tres estrellas otorgadas por el sr.Bateman, por más simpático que sea el póster promocional.
Sorprende también que un tipo como McLean, padre de una para muchos, cinta de culto como "Wolf Creek" (a mi la serie si me despierta interés... más grotesco parecía lo de "Bates Motel" o "El Exorcista" y ambas han resultado estupendas) y su divertida secuela (a mi me gustó bastante más que la primera), se haya "vendido" al público de sobremesa justo antes de estrenar la esperada y prometedora "The Belko Experiment". Caprichos de la industria.
Saludos.
Rector
Seguro que acaban estrenandola, pero ya no me sorprende. El nivel de retraso en los estrenos, es de órdago.
Cop Car a mí también me gustó. Supongo que tiene que pagar facturas, y aunque participó en la nueva trilogía de X-Men, tampoco es un actor que esté en la cresta de la fama actualmente.
Bueno, personalmente, el formato serie no me gusta demasiado. Me parecen tramposas y las alargan demasíado para mi gusto.
Saludos
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