Crítica: Jeepers Creepers 3

Degeneración: Proceso por el que una persona o una cosa pasa a un estado peor del original por perder progresivamente cualidades que tenía. Esto, la degeneración, es algo inevitable a lo que tarde o temprano todo y todos (o casi) nos enfrentamos. En el cine, y en especial en el de terror, es este un proceso de lo más habitual, me atrevería a decir incluso que un mal necesario para entender la propia esencia del mismo. Cada x tiempo, el género da forma a un título impedecedero al cual el tiempo, lejos de degenerarlo, lo engrandece y encumbra. Pero incluso en esos casos, la degeneración es inevitable. Grandes películas han terminado siendo víctimas de su propia grandeza, desvirtuándose con el paso del tiempo y las inevitables secuelas. Nada nuevo si hablamos en clave de terror, un género plagado de grandes sagas que, con el paso de los años, han ido deformando las virtudes de aquella cinta original. “Jeepers Creepers 3” es la historia de una degeneración prematura y sobretodo, muy mal entendida.

“Pesadilla en Elm Street”, “La Matanza de Texas”, “Phantasma”, “Muñeco Diabólico”... grandes sagas repletas de grandes y no tan grandes películas que por lo habitual, han ido perdiendo calidad con cada nueva resurrección por demanda del aficionado. La ley de la oferta y la demanda llevada hasta sus últimas consecuencias. En el año 2001 el polémico Víctor Salva escribe y dirige una de las mejores cintas de terror que ha visto el género en los últimos 20 años. “Jeepers Creepers”, título de culto que asombró en su momento a propios y extraños. Yo mismo, absolutamente absorbido por aquella fascinante historia de una misteriosa silueta que acumulaba cadáveres en un oscuro agujero en medio de ninguna parte, para un título que reinventó todas las reglas de las road-movie y al que al final, el tiempo, como siempre, terminaría poniendo en el lugar que merece. “Jeepers Creepers”, una película especial, tan especial como otras tantas que iniciarían un largo viaje por el imaginario del género junto a un buen puñado de adeptos.

El principal problema de “Jeepers Creepers” entendida como saga, es lo rápido que se sintió en sus carnes el proceso degenerativo. Mientras otras grandes franquicias iban perdiendo pelo y ganando arrugas a base de innumerables secuelas, precuelas, remakes, etc..., lo de Salva fue algo mucho más rápido, una transgresión demasiado brusca como para que los aficionados que tanto disfrutaron con la cinta original, pudieran digerirla y es que tan solo dos años más tarde de aquella majestuosa primera entrega, el propio Salva presenta en sociedad “Jeepers Creepers 2”, título que perdía en gran parte la esencia del filme original para adentrarse de pleno en la serie B, flirteando incluso con la comedia de terror. ¿Era una mala película? No lo se. Desde luego, no era lo que uno podía esperar como secuela directa en tiempo y número de la cinta de 2001.

Víctor Salva se saltó de una tajada varias entregas entre una y otra y por ello, costó tanto de digerir el cambio de tercio. Más de lo mismo si nos centramos ya en esta tercera entrega, la cual pone sobre la mesa una evolución natural con respecto a la secuela de 2003 y por tanto, una clara involución con respecto a la de 2001. Solo escudados bajo esta lógica, se entiende que la nueva entrega de “Jeepers Creepers” se haya llevado tantísimos palos. Muchos aficionados aun no se han enterado de que va la copla, usando como vara de medir aquella ya lejana primera entrega, con la cual, poco tienen que ver las películas que la han precedido y no por falta de calidad de estas (negociable y debatible), sino por que proponen como propio concepto algo totalmente distinto. “Jeepers Creepers 3” es un título continuísta con respecto a la anterior película, una serie B low cost, o lo que es lo mismo, un exploit en toda regla que además, aun se pasa más por el forro de los cojones las reglas del filme original, abandonando ya en la cuneta cualquier ápice de seriedad que le quedase a la franquicia después de la segunda parte. Para que nos entendamos, “Jeepers Creepers 3· es una auto parodia de la película de 2001, discutible si más o menos graciosa, si más o menos entretenida, si más o menos cutre, esto ya atiende a filias y fobias personales.

La gracia, o una de ellas, de la primera película, era precisamente el misterio, la elegancia y sutileza con las que Salva conseguía vestir a la misma mona de siempre, para hacerla completamente diferente. Creo que nadie se escandalizará a estas alturas si digo que los primeros tres cuartos de “Jeepers Creepers” es de lo mejorcito que ha dado el género en muchos años. Y ahora, el propio Salva y más blasfemo aun si cabe, se olvida de todo esto y prostituye aquello que le encumbró en su día, para reírse de su propio monstruo. Ridiculizarlo incluso. Y es que cada aparición del Jeepers parece atender más a la necesidad de regalarle gags de la criatura al aficionado, que a otra cosa. Algo poco entendible, pues entiendo que como yo, el anhelo de este era el de regresar en medida de lo posible, a las glorias del pasado, tal y como suele ocurrir cuando uno afronta una nueva entrega de una saga más o menos mítica. Aquí la función del monstruo, una vez más, no es la de aterrar al espectador, sino la de hacerle reír con el chascarrillo de turno. Y algunos lo consiguen, pero creo que no iba o debería ir de esto la película.

Esperpéntico ver al monstruo a plena luz del día paseándose como pedro por su casa y blandiendo el hacha bajo el abrasador sol cual película fantástica de sobremesa. Ni cuando Mark Dacascos hacia de El Cuervo y repartía mandanga a las doce del mediodía en las soleadas playas de California en aquella horripilante serie televisiva que alguien tuvo la mala fe de imaginar, lo había pasado tan mal viendo sodomizar con semejante impunidad la esencia de un personaje. Ríanse ustedes de aquel Michael Myers de Rob Zombie. Hay lineas que nunca deberían cruzarse.

Ya puestos a matar el misterio y desnudar al monstruo, al menos, se hubieran dignado a contarnos los orígenes del mismo, más allá de los cuatro titulares a modo de mantra repetidos en las tres películas. Que al menos tal profanación, hubiera servido para enriquecer el imaginario de la saga y que la cosa no hubiera quedado solo en una sucesión de gags y situaciones dantescas. Pero no, parece ser que Salva no estaba mucho por la labor y bueno, la verdad es que vista la película, a uno le queda claro que lo último que debe hacer es tomársela en serio, pues ni ella misma lo hace. Es desde esa perspectiva, desde la cual uno puede comenzar a disfrutar de las virtudes de una película pequeña, pero muy simpática, incluso entrañable a su manera, que entendida como un gag de hora y media, sí puede ofrecer alguna que otra satisfacción, pese a que buena parte del reparto, incluída una zombificada Meg Foster, pongan todo de su parte para intentar convencernos con sus verosímiles interpretaciones, que estamos viendo una producción de The Asylum.

Con todo y muy a pesar de la corriente popular, creo que he disfrutado y sufrido esta “Jeepers Creepers 3” a partes iguales y pese a la innegable decepción que supone ver como aquella genialidad del 2001 puede haber degenerado en algo como lo que tenemos entre manos, no es menos cierto que he disfrutado con algunos de sus grotescos pasajes, con sus secuencias de acción imposibles sacadas de una “Matrix” de saldo, con los efectos digitales y demás payasadas al servicio de las hostilidades. Que sí, que “Jeepers Creepers 3” es una mala película, tanto o más, que los cientos de innecesarios exploits que hemos sufrido y disfrutado a partes iguales a lo largo de los tiempos y que por cierto, seguiremos haciendo. Porque el género de terror es así y es precisamente por eso, que nos gusta tanto.

Lo mejor: La gadgeto-furgoneta, lo grotesco de algunas de las fechorías del monstruo más gamberro de la saga y algunos guiños para con el fan de la saga, como por ejemplo el simpático desenlace que cierra el círculo.

Lo peor: El guion es una pérdida de tiempo que en ningún momento pone de su parte para aportar algo minimamente útil para la saga. Y el tono... el tono cómico y desenfadado que una vez más, tantas barreras pondrá entre el filme y buena parte de los aficionados.