Crítica: Venom: habrá matanza

KRUEGER NOS HABLA SOBRE LA SECUELA DE LA DECEPCIONANTE "VENOM" DE RUBEN FLEISCHER, AHORA CON ANDY SERKIS EN LA DIRECCIÓN

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No sorprendo a nadie si afirmó que “Venom” (Ruben Fleischer, 2018) fue una tremenda decepción; tanto para el género superheroico como para los aficionados al simbionte. No es que el personaje recibiera mejor trato en su (anecdótica) aparición en el cierre de la trilogía de Raimi, la ciertamente fallida “Spider-Man 3” (Sam Raimi, 2007), pero era inevitable tener la sensación de que El Protector Letal había sido desaprovechado en una cinta con ideas (algunos apuntes en la experimentación con los pacientes eran interesantes) que terminaba navegando en un disparate tonal con abuso de CGI sin personalidad. “Venom” era el motivo perfecto para darles la razón a quienes afirman que el personaje solamente funciona como némesis de Spiderman. 

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“resulta una obra tan disparatada, bochornosa y tontorrona que uno tiene que terminar aplaudiendo la falta de vergüenza de los responsables” 

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Uno de los aspectos más agradecidos de la cinta original fue el cameo de un Woody Harrelson, en modo Woody Harrelson, haciendo ni más ni menos de Matanza. Erección arácnida inmediata. La erección se convirtió en priapismo al enterarme de que la secuela tendría como villano al psicópata Cletus Kasidy. Daba igual el sabor agridulce de la cinta de Fleischer, tener a Matanza en pantalla grande es lo más similar al cielo en la Tierra que mi yo adolescente, aquel que devoraba la miniserie Matanza Máxima con autentica devoción y placer, pudiera imaginar. ¿El resultado? Pues exactamente igual que su predecesora… Matanza está completamente desaprovechado. 

Ahora bien, voy a romper una lanza a favor de este “Venom: habrá Matanza” (Andy Serkis, 2021), ya que resulta una obra tan disparatada, bochornosa y tontorrona que uno tiene que terminar aplaudiendo la falta de vergüenza de los responsables. Para empezar, con todas sus santas narices, condensan varios personajes y tramas en solamente 90 minutos. Lo que antiguamente hubiera sido un ejercicio de contención narrativa, es en “Venom” un caos argumental, donde los personajes son escupidos literalmente a la cara del espectador. De hecho, creo que ni siquiera hay referencia temporal al tiempo transcurrido desde la primera entrega; no se explica porque Cletus está obsesionado con Eddie y por encima de todo, no tiene ningún sentido que Kasidy sea capaz de amar al personaje de Grito. Me opongo a la teoría de la cinta: Matanza no es un cabronazo, es Cletus Kasidy el mayor hijo de una hiena que ha pisado la faz de la tierra; pero vamos, no tiene mucho sentido ofenderse, teniendo en cuenta que estamos frente a una película que se llama Habrá Matanza donde no se ve una maldita gota de sangre. Cosas de los grandes estudios. 

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“Mucho más monstruo siempre es mejor. Al respecto, resulta satisfactorio el enfrentamiento entre Matanza y Veneno” 

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Otro aspecto positivo es la mayor presencia del simbionte. Odio las películas de orígenes ya que como aficionado lo que ansío ver cuanto antes es al personaje con el traje. Si el traje es un simbionte alienígena, no te quiero ni contar. En mi opinión era uno de los fallos más graves de la película precedente: había mucho Eddie Brock y poco Venom. Pues bien, en la secuela solo hace falta tragarse (literalmente, ya que es lo peor de la película) un prologo para empezar a ver a Brock y el simbionte jugando a dos tontos muy tontos. Mucho más monstruo siempre es mejor. Al respecto, resulta satisfactorio el enfrentamiento entre Matanza y Veneno (¡que cojones Venom!): a pesar de lo precipitada que se ha vuelto la película en ese momento, la lucha en la iglesia me hizo sonreír en modo fan y de verdad Matanza luce como un ser que supone pura destrucción; aunque el personaje nunca fue destrucción, fue caos y muerte, pero no quiero volver a irme por los cerros de Úbeda… 

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“Es refrescante ver una película de estudio (que además ha sido tremendo taquillazo) con escenas tan sonrojantes como el speech de Veneno en la fiesta” 

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No pienso convencer a nadie de que “Venom: habrá Matanza” es una buena película. Al contrario, diría que es una película bastante regulera (ritmo, montaje, ausencia de set pieces verdaderamente memorables, sentido del humor fallido, interpretes perdidos…), pero servidor ha salido tremendamente satisfecho del visionado. Es refrescante ver una película de estudio (que además ha sido tremendo taquillazo) con escenas tan sonrojantes como el speech de Veneno en la fiesta. Uno ya no está acostumbrado a estos disparates y no podía dejar de pensar en cómo se hacían antiguamente las películas de superhéroes: este Veneno está más cerca de aquel terrible “Spawn” (Mark A.Z. Dippé, 1997) que del UCM. En la variedad está el gusto vaya. Es posible que la escena post créditos sea lo más aplaudido por la audiencia, al igual que en la primera entrega, pero señor Serkis y señor Hardy, aquí tienen un firme defensor de la soberana tontería que han perpetrado.