Crítica: Sun Choke

NELLIE VANCE NOS HABLA SOBRE EL TERROR PSICOLÓGICO A TRES BANDAS DE BEN CRESCIMAN

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Algo le ha pasado a Janie. O algo ha hecho Janie. Sea como sea, Janie vive recluida en una moderna y amplia casa de grandes ventanales bajo la atenta mirada de Irma, su cuidadora. Todos los días, Janie tiene que responder diligentemente a las preguntas de Irma y realizar una serie de rituales. ¿Sabes qué día es hoy? ¿Qué mes? ¿Qué año? Janie sabe que día es, que mes, que año. Sabe que tiene que colorear los pétalos de la flor para que no parezcan todos iguales. Se toma la tensión y bebe zumos de colores vivos con obediencia y sumisión. Pasea por el patio cercado por muros blancos de yeso. Se deja psicoanalizar. No sabemos qué le ha pasado a Janie pero sí intuimos, por su mirada perdida, que camina sobre la fina línea que separa la cordura de la enajenación. Y qué frágil es el equilibrio. 

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“Cresciman se apoya en las magníficas interpretaciones de las tres protagonistas para narrarnos una historia sobre violencia y malestar mental” 

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“Sun choke” (2016) es la última película de Ben Cresciman, protagonizada por Sarah Hagan (Janie) y Barbara Crampton (Irma). La película nos adentra en la psique de Jaine, una joven que vive encerrada en una gran casa a cargo de su cuidadora. Los métodos de Irma se muestran más que cuestionables y la relación entre cuidadora y paciente se va enrareciendo a medida que Janie comienza a reclamar cierta libertad. Lo que Janie no sabe pero Irma intuye, es que el más mínimo estímulo incontrolado puede llevar a Janie a una espiral de debilitamiento mental. Cuando eso ocurre, Irma decide endurecer sus métodos. 

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“lo que le interesa a Cresciman es la creación de una narrativa enigmática con pequeños estallidos de crueldad y de violencia que, en algunas ocasiones, puede exasperar si se espera con ganas una resolución” 

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La película se centra especialmente en la degradación mental de Janie, y casi todo el metraje sirve a este propósito. Cresciman se apoya en las magníficas interpretaciones de las tres protagonistas para narrarnos una historia sobre violencia y malestar mental. Para este objetivo utiliza un tono onírico y de ensoñación que en algunos momentos suspende la narración en beneficio de lo estético, creando una atmósfera fría y malsana pero olvidando (conscientemente) dar algunas claves en el guion que hubiesen servido para mantener la atención del espectador y desarrollar los personajes. 

Sin embargo, lo que le interesa a Cresciman es la creación de una narrativa enigmática con pequeños estallidos de crueldad y de violencia que, en algunas ocasiones, puede exasperar si se espera con ganas una resolución. En el afán por introducirnos en la mente de la protagonista, la película a menudo pierde la capacidad de construir relato y plantea muchas preguntas sobre los personajes, sin querer aportar muchas respuestas más que lo que el espectador experimenta aquí y ahora. Usando a menudo narrativa fracturada, Ben Cresciman opta por mostrarnos algunos retazos del pasado de la protagonista en forma de flashbacks que buscan que el espectador intuya qué le ocurrió a Janie para estar en la casa y sobre todo, hasta dónde es capaz de llegar. 

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“A pesar de que las escenas de Irma y Janie tienen un potencial innegable gracias a una insalubre carga erótica y la enfermiza dinámica de poder que se deja ver, no desarrolla toda su capacidad de impacto”

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Esta decisión impide que se pueda profundizar en la que sin duda es la parte más interesante y satisfactoria de la película: la relación viciada entre la protagonista y su cuidadora. La determinación por explicar lo justo y necesario hacen que Cresciman apenas desarrolle el personaje de Barbara Crampton, dejando en el aire uno de los grandes alicientes de la película. A pesar de que las escenas de Irma y Janie (las actrices, lo mejor de la película) tienen un potencial innegable gracias a una insalubre carga erótica y la enfermiza dinámica de poder que se deja ver, no desarrolla toda su capacidad de impacto. A pesar de estar rodada con acierto y ser visualmente bastante atrayente, “Sun choke” resulta una experiencia algo inocua para lo que parece prometer en las primeras escenas.