"Chucky", el muñeco más adorable del cine da el salto a la televisión

KRUEGER NOS HABLA SOBRE LA ADAPTACIÓN TELEVISIVA DE UNA DE LAS GRANDES FRANQUICIAS DEL FANTÁSTICO DE LA MANO DE SYFY

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No me duelen prendas al reconocer que, para mí, Charles Lee Ray se sitúa en lo más alto del podio de los asesinos clásicos del slasher. Justo por debajo de Freddy Krueger, pero por encima de dos veteranos más ilustres como Jason y Michael Myers. Siempre he sido más de risotada que de silencio, por lo que disfrutaba mucho más con la tendencia al chascarrillo de tanto el señor de las cuchillas como de “tu amigo hasta el final”. Cuestión de gustos. 

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“he de reconocer que he caído totalmente rendido a los pies de los ocho capítulos que el señor Mancini, padre de la criatura, ha tenido a bien entregarnos” 

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Dentro del mundillo se lío una buena cuando decidieron impulsar dos proyectos que trajeran, de nuevo, a Chucky a la palestra. Gracias a tal encontronazo, los aficionados hemos podido disfrutar de dos productos tan agradecidos como el remake “Muñeco Diabólico” (Lars Klevberg, 2019) y la serie de Syfy “Chucky” (Don Mancini, 2021). Siendo la nueva versión del clásico, actualizada e informatizada, un divertido film de terror con pinceladas gore y de comedia negra, he de reconocer que he caído totalmente rendido a los pies de los ocho capítulos que el señor Mancini, padre de la criatura, ha tenido a bien entregarnos. 

La saga de Chucky ha tenido distintos altibajos, desde productos infalibles como la obra original “Muñeco Diabólico” (Tom Holland, 1988) hasta secuelas descafeinadas como “Cult Of Chucky” (Don Mancini, 2017). Entre medias, fiascos disfrutables como la tercera entrega, retornos a horrores más clásicos en “La maldición de Chucky” (Don Mancini, 2013) y auténticas idas de olla como la totalmente excesiva “La semilla de Chucky” (Don Mancini, 2004). Pero por encima de todas, situaría esa maravilla que es “La Novia de Chucky” (Ronny Yu, 1998), mezcla perfecta de terror y comedia, con una banda sonora tremenda y con un personaje capaz de rivalizar en carisma con Chucky: su novia Tiffany. Pues bien, justo la senda de ese film es la que recupera la reciente serie, dejando a un lado acercamientos más serios como las dos últimas entregas, pero también frenando antes de llegar al disparate de Glen y Glenda. 

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“una suerte de rejuvenecimiento para la saga, adoptando un enfoque teenager; pero al mismo tiempo es continuación directa de todas las entregas” 

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Es curioso como la saga ha ido estableciendo su propio universo (meta y referencial), añadiendo personajes como Jennifer Tilly haciendo de ella misma y Fiona Dourif en el papel de Nica (ojo a la transformación, literal, en su padre). La serie es una suerte de rejuvenecimiento para la saga, adoptando un enfoque teenager; pero al mismo tiempo es continuación directa de todas las entregas. 

Nada de reinicios o reinvenciones; en ese sentido es francamente agradable encontrarse con personajes (veteranos) a los que uno les tiene tanto cariño. Dichos roles conviven con un reparto de chavalines que más o menos mantienen el tipo, aunque el protagonista con su continuo rictus de aflicción y sus mohines resulte cargante hasta la náusea. Los personajes tienen un desarrollo y no se conforman con ser pinceladas gruesas. Resulta agradecido como humanizan a Lexy y se aplaude que el romance entre Jake y Devon se refleje con tanta naturalidad. Por ahí también tenemos a un recuperado Devon Sawa, haciendo olvidar esa “The Fanatic” (John Travolta, 2019), en un doble papel. Para ser un producto Syfy, resulta cumplidor en el apartado actoral. 

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“Se ha confirmado una segunda temporada y solamente puedo recomendaros una serie que se ha colado en mi top del año. Una sorpresa sangrienta y muy muy divertida” 

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Es cierto que el nivel de gore se encuentra algo limitado, dadas las condiciones del producto, pero es justo reconocer la mala uva de fragmentos como los flashbacks (¡la niñez de Chucky pardiez!) y especialmente el desenlace del personaje de Nica. Mancini, además de ser una de las celebridades que mejor buen rollo me ha transmitido en las distancias cortas, en su paso por el añorado Nocturna madrileño con motivo de un pase aniversario de “Muñeco Diabólico”, siempre ha tenido una sorprendente mala leche a la hora de surfear la línea entre la salvajada y el gag, existiendo varios ejemplos en la serie. 

Pero por encima de todo amigos tenemos a Chucky. Un Chucky multiplicado (por múltiples razones) al que sigue siendo una gozada oír con la voz de Brad Dourif. Perdí la cuenta de la cantidad de veces que, literalmente, me partí de risa con las líneas de dialogo. Prácticamente cada frase es una ocurrencia, lo que unido a la característica risa de Dourif, es todo un espectáculo. Para el recuerdo las preguntas sobre la edad de los niños y qué hacer en caso de lucha con gemelos. Sin sonar pureta, una de esas series que hay que ver en versión original. Chucky se encuentra en un estado de salud envidiable. Se ha confirmado una segunda temporada y solamente puedo recomendaros una serie que se ha colado en mi top del año. Una sorpresa sangrienta y muy muy divertida.