Crítica: El Caballero Verde

ARTORIUS NOS HABLA SOBRE LA NUEVA VERSIÓN REALIZADA POR DAVID LOWERY DE LAS DESVENTURAS DE SIR GAWAIN

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Uno esperaba esta película con cierto escepticismo, debido a que la anterior versión de esta historia me había dejado un tanto frío. Porque de aquel desmadre en el que sobresalía Sean Connery poco había que salvar, y servidor no sabía muy bien qué podía ofrecer aquí el director de la para mí correcta “A Ghost Story” (David Lowery, 2017). 

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"un título para el que solo caben palabras mayores en uno u otro sentido, capaz de despertar pasiones y seguramente odios, porque es lo que tienen las grandes obras: polarizan"

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Por eso, el encontrarme con la mejor película que he visto este 2021, así de frente y sin preaviso, me provocó una suerte de síndrome de Stendhal del que tardé un poco en procesarlo todo. Y es que esta película va de cabeza a mi top 10 no solo de este año, sino de toda mi vida como cinéfilo aficionado. Nos encontramos ante un título para el que solo caben palabras mayores en uno u otro sentido, capaz de despertar pasiones y seguramente odios, porque es lo que tienen las grandes obras: polarizan, despiertan el análisis del espectador, y te obligan a posicionar y elaborar tu crítica. Y eso solo lo consiguen las grandes obras, cosa que esta película es. 

“El Caballero Verde” narra una versión muy particular de un poema medieval británico del siglo XV, que ha conocido dos adaptaciones al cine y varias en la literatura, siendo muy famosa la versión de Tolkien. En esencia, y sin caer en demasía en el spoiler, narra las vicisitudes de ser Gawain, favorito de la corte del Rey Arturo, cuando responde al desafío de un extraño caballero en nombre de su señor.

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"Lowery ha conseguido que no haya un solo encuadre, un solo puñetero plano que no destile personalidad y autoría"

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Sobre esta base, David Loewry construye un monumento fílmico de primer orden. Autor total de la película como director y guionista, y con la onírica fotografía de Andrew Doz Palermo más la minimalista música de Daniel Hart como inestimables cómplices, Lowery ha conseguido que no haya un solo encuadre, un solo puñetero plano que no destile personalidad y autoría, haciendo que la experiencia sea por momentos, tremendamente lisérgica y perturbadora al arrastrarnos a ver el mundo tras un prisma mezcla de ensueño y pesadilla. Próximo a la artesanía y el imaginario de un Robert Eggers por poner un ejemplo moderno, nos encontramos en una narración que agarra al personaje de Gawain y, fantasy mediante, lo despedaza pieza a pieza a nivel psicológico y físico, lo confronta consigo mismo en un viaje por el sentido de la vida, el destino, el honor, la caballería y otros mil conceptos que me surgen cada vez que veo esta obra de arte. 

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"Dev Patel no me acabó de convencer al 100% y cumple con solvencia, junto a una Alicia Vikander que está simplemente descomunal en sus múltiples papeles"

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Mención propia al uso del color y los símbolos, que si eres aficionado a los significados de las paletas de colores y a la simbología antropológico-religiosa te vas a poner las botas, querido lector. La simbología solar del rey Arturo, el significado de determinadas plantas, el uso del púrpura y de la luz….Y que luz! Palermo juega con la luz y las sombras como si fuera un pintor en su telar. Maravilloso es decir poco. En el apartado técnico tenemos poco dinero y muchísima creatividad. Magistral diseño a puro látex del Caballero Verde, con un diseño deudor del imaginario de Guillermo del Toro se mezclan junto a prodigiosos momentos como el de los Gigantes, auténtico WTF de primer orden para un primer visionado que, una vez acabada la película te hacen reflexionar cosa mala. 

En cuanto a la parte actoral, Dev Patel no me acabó de convencer al 100% y cumple con solvencia, junto a una Alicia Vikander que está simplemente descomunal en sus múltiples papeles. Pero es ese Sean Harris, en su papel de un rey Arturo crepuscular, el que me robó el corazón junto a un Ralph Inelson tremendo bajo capas y capas de maquillaje en su papel de ¿antagonista? de la función. Un Inelson, por cierto, que ya salió en “La Bruja” (2015) de Eggers, hermanando ambas filmografías. Y ante tanto entusiasmo, ahora viene el agua fría. “El Caballero Verde” (2021) agota. Y mucho. No tiene un plano sencillo, un momento de distensión ni tan siquiera un atisbo de humor. Todo es significativo, altamente experimental, y que requiere un esfuerzo del espectador para convertir lo que está viendo en algo significativo más allá del asombro y la estupefacción ante lo que estás viendo. Se entiende que semejante esfuerzo no es para todos los gustos así que, lector, si no te quieres complicar la vida y disfrutar de un entretenimiento sencillo, pasa olímpicamente de esta película. Pero si por el contrario, quieres hacerte mil preguntas cuya respuesta no es jamás sencilla, lánzate de cabeza a esta obra para mi, atemporal. 

Lo mejor: La dirección es maravillosa. Toda la parte técnica, dotándola de ese aire de cuento onírico irrepetible. Ese plano circular de diez minutos que te hará estallar la cabeza. Es la película más diferente que te vas a encontrar este año. Alicia Vilkander. 

Lo peor: Agota. Requiere mucho de parte del espectador.