Crítica: Scream (2022)

KRUEGER NOS HABLA SOBRE LA QUINTA ENTREGA DE LA MITIFICADA SAGA INICIADA POR WES CRAVEN

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¿Por qué “Scream 4” (Wes Craven, 2011) fue un pequeño fracaso crítico y comercial? ¿Por qué su continuación directa, once años después, parece conquistar a todo el mundo y, aún más importante, ha conseguido desbancar al poderoso Spiderman del número 1 de la taquilla? Conviene aclarar, desde ya, que ambas son continuaciones excelentes y que, a la chita callando, la saga de Ghostface ha mantenido unos niveles de calidad, y dignidad, al alcance de pocas sagas slasher. ¿Y la respuesta? Es posible que ahora seamos más conscientes de toda la estupidez que nos rodea; que en la época de “Scream 4” solo comenzábamos a vislumbrar. 

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“A los quince minutos, la cinta ya nos ha dejado claro que, moviéndose en los mismos parámetros de toda la saga, ya se ha reinventado” 

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Realizo, de forma consciente, la comparación entre ambas entregas ya que son las dos cintas más referenciales de toda la franquicia (lo que ya es mucho decir), aunque es posible que la película de 2011 fuera demasiado lejos es sus intenciones paródicas. Mientras que el comienzo de la cuarta entrega era un enorme chiste referencial en forma de bucle (que aprovechaba para burlarse de ciertos formatos industriales del cine), el arranque de “Scream” versión 2022 (Matt Bettinelli-Olpin, Tyler Gillett, 2022) dinamita la propia estructura típica de los comienzos de la saga. A los quince minutos, la cinta ya nos ha dejado claro que, moviéndose en los mismos parámetros de toda la saga, ya se ha reinventado (el acierto con el que lo hace ya depende del ojo del que mire). 

Todas las películas, con mayor o menor fortuna, han versado sobre “reglas” y clichés del slasher, pero mientras que las tres primeras entregas establecían una suerte de “mitología” dentro de la saga, guiñando el ojo a la tradición de películas de asesinatos, “Scream 4” reflejaba las derivaciones estúpidas de toda saga alargada en el tiempo (el chiste de los viajes temporales). Lo maravilloso es que la nueva aventura de Sydney se permite el lujo de ir directamente sobre “Scream”, o sobre Stab. Casi como si se tratase de un universo a lo Marvel, la saga ya no debe mirar hacia ningún lado, puede ser referencial para con ella misma, y en mi opinión es lo que convierte a la película en una maravilla y en un autentico regalo para todos los seguidores de la saga. 

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“Más que nunca Sydney, Gale y Dewey son las estrellas invitadas y por increíble que parezca, su papel resulta hasta cierto punto secundario. Considero un acierto dejar que la saga tome aire” 

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“Scream 5” se disfruta una barbaridad conociendo y teniendo fresca la saga. Millones de detalles nos esperan, aliñados con la mayor cantidad de gore que la saga ha tenido en todas sus entregas y con un componente de comedia (fantásticas las caras de Dewey durante el monologo sobre las recuelas) que se equilibra perfectamente con una planificación de las secuencias de asesinatos que juegan con acierto la baza del suspense (la escena de la cocina es fantástica). 

Es justo reconocer que también han sabido llevar la historia más allá, a riesgo de introducir ciertos elementos telenovelescos, ampliando el cast; consiguiendo al mismo tiempo que las incorporaciones no resulten forzadas, ni que el regreso del trío clásico se sienta impuesto. Más que nunca Sydney, Gale y Dewey son las estrellas invitadas y por increíble que parezca, su papel resulta hasta cierto punto secundario. Considero un acierto dejar que la saga tome aire y es qué ¿Cuánta gente puede querer vengarse de Sydney? 

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“dentro del fandom también hay cretinos que prefieren promover el hateo en lugar de abrazar los lugares comunes. Ya no hay discusión, solamente existe llevar la razón o no llevarla” 

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Para nada comparto ciertas opiniones de aficionados que consideran a “Scream” una falta de respeto. Es casi como si dieran la razón a una de las teorías de la película: aquella que expone que gilipollas hay en todas partes, incluso dentro de nuestros lugares seguros y que amamos. Son esos individuos que consideran que las películas, los discos, los cómics, los videojuegos y los libros se hacen para ellos; que les pertenecen. Sí amigos, dentro del fandom también hay cretinos que prefieren promover el hateo en lugar de abrazar los lugares comunes. Ya no hay discusión, solamente existe llevar la razón o no llevarla. Si no hacen lo que yo quiero, es un afrenta directa hacia mi persona. Varias veces he reflexionado sobre ello y la película también lo hace, con guasa, como todo debería ser en la vida. 

Tal y como comentaba que quizás “Scream 4” se adelantó ligeramente a su tiempo (las redes sociales no habían explotado de forma masiva), en está ocasión el público es perfectamente consciente de conceptos como troll de internet, foros o ideas como el terror elevado: subcategoría (estúpida o no, no lo sé) sobre la que se hace constante mofa, en un reflejo del signo de los tiempos. Me parece alucinante Ari Aster, pero no voy a enfadarme porque hagan chistes sobre sus películas. Estamos solamente en enero y ya tengo una clara candidata a película del año. Satán bendiga a Craven y a Williamson. Larga vida a Betinelli Olpin y Gillet. No olvidemos a Vanderbilt y por encima de todo, salve Ghostface.