Crítica: El Hombre del Norte

KRUEGER NOS HABLA SOBRE LA PRECIOSISTA VENGANZA VIKINGA DEL COLOSO ROBERT EGGERS

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Desde luego Hollywood es todo un misterio y nunca entenderé sus designios. No existe otra forma de explicar que Robert Eggers haya tenido a su alcance cerca de 100 millones de presupuesto para contar una historia de venganza vikinga, después de dos obras tan poco comerciales y exigentes para/con el espectador como “La Bruja” (Robert Eggers, 2015) y “El Faro” (Robert Eggers, 2019). Bueno, en realidad creo que sí conozco la respuesta: ¿recordáis cuando las majors crearon sus propias divisiones para producir cine independiente? Este oxímoron en sí mismo explica perfectamente porque Hollywood se ha fijado en el nuevo chico de moda (junto a Ari Aster) dentro del cine de terror: su tendencia a fagocitar absolutamente todo lo que pueda ponerse a tiro y huela (aunque sea muy lejanamente) a billetitos. Personalmente me da absolutamente igual, como si a Eggers le dan todo el dinero del mundo, ya que al fin y al cabo supone una mayor publicidad para un realizador que con “El Hombre del Norte” (Robert Eggers, 2022) ha quedado lejos de dar la espalda a su estilo. 

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“Sorprende la austeridad de las batallas que filma Eggers, más empeñadas en la vistosidad que en la crudeza de las mismas” 

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Me he hartado de leer que “El Hombre del Norte” es la entrada de Eggers en los blockbusters y debe ser que he visto una película diferente, ya que está derivación de la historia de Hamlet tiene de accesible lo que yo de Santo Papa. Puedes comentar que es accesible si la comparas con una historia de brujas hablada en una lengua muerta, o si pones en el otro lado de la balanza a dos hombres bebiendo, masturbándose y eructando en blanco y negro; pero si no fuera por el éxito catódico de producciones como “Vikingos”, comercial mis cojones. Lo que tiene tanto de bueno como de malo. 

“El Hombre del Norte” tiene las mismas posibilidades de sorprender como de decepcionar. Es posible que el público, casual, descubra una película diferente y que al mismo tiempo, el aficionado no vea satisfechas sus ansias de venganza y gore vikingas. Sorprende la austeridad de las batallas que filma Eggers, más empeñadas en la vistosidad que en la crudeza de las mismas (ahí tenemos el impresionante plano secuencia con el ataque de los Berserkers) y desde luego tampoco esperéis encontrar una incontable sucesión de refriegas. Con deciros que una de las set pieces de acción es algo así como un partido de rugby… Así que conviene ir prevenidos, desde luego la venganza es el leit motiv de la historia, pero se cuece a fuego lento y no vais a ver ningún estallido de violencia que os vuele la cabeza.

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“El director continua entendiendo cada plano de una forma pictórica, de ahí que visualmente la película sea un absoluta maravilla, oscilante entre planos preciosistas y fumadas de proporciones épicas” 

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Lo que sí vais a encontrar es numerosos puntos en común con las obras previas de Eggers (e incluso con Aster). El director continua entendiendo cada plano de una forma pictórica, de ahí que visualmente la película sea un absoluta maravilla, oscilante entre planos preciosistas y fumadas de proporciones épicas (ese árbol de ancestros, esas Valquirias al Valhalla…). Resulta imprescindible indicar la labor de fotografía de Jarin Blaschke: “El Hombre del Norte” es una de las películas más bellas que pueden verse actualmente en pantalla grande y muchos de sus momentos (el clímax en el fuego), transmiten una fuerza visual que tarda en desaparecer de la memoria del espectador. 

Vuelve a aparecer el cuervo como elemento vertebrador y de importancia capital en la trama, no abandona los elementos fantásticos (la bruja, la fantástica escena de la obtención de la espada) y Eggers sigue empeñado en sus más que discutibles secuencias humorísticas de caca pedo pis; pero el aspecto más curioso es el uso de sus escenas más truculentas. 

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“hay que reconocer que Eggers tiene actualmente una de las filmografías más inclasificables del fantástico menos underground” 

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Viendo “El Hombre del Norte” no podía parar de pensar en mi adorada “Midsommar” (Ari Aster, 2019), debido a esas coronas de flores, esas secuencias de rituales con orgías a la luz de la luna (otro aspecto compartido con “La Bruja”) y muy especialmente por las estampas gore del film, que inmediatamente traían a mi cabeza los planos más escabrosos de la odisea folk de Florence Pugh. El plano de los cuerpos (lo entenderéis cuando lo veáis…) podría ser perfectamente un fotograma de “Midsommar”. Esa conexión me ha resultado fascinante. La sorpresa fue aún mayor al descubrir que Eggers agradece a Aster sus ideas en los títulos de crédito. Hoy en día hasta los terrores más independientes forman universos cinemáticos… 

Aunque claramente me siento más atraído al cine de Aster (más fantástico y menos prepotente), hay que reconocer que Eggers tiene actualmente una de las filmografías más inclasificables del fantástico menos underground. Os recomiendo encarecidamente ver “El Hombre del Norte” en una pantalla grande, lo contrario es como ver un museo en un Ipad.