Crítica: The Offering

KRUEGER Y MISTER MOLOKO NOS HABLAN SOBRE EL TERROR SOBRENATURAL DE TRANSFONDO JUDIO FIRMADO POR EL DEBUTANTE OLIVER PARK

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2022 ha sido el mejor año que recuerdo (habiéndolo vivido) para el cine fantástico. Hemos tenido de todo y para todos, pero es cierto que se ha alcanzado, en algunos casos, tales niveles de excelencia, que me temo que en el 2023 muchos vamos a estar de uñas. Esa sensación de triunfo, del año que hemos dejado atrás, juega en contra de propuestas sencillas, que simplemente tienen como (noble) objetivo ofrecer una película de terror pura y dura. Es posible que en un año completamente distinto, mi puntuación de “The Offering” (Oliver Parks, 2023) hubiera sido algo superior. 

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“Juega a favor de la película de Parks su ambientación, judía, y que recuerde a muchas películas (superiores) que solamente van a jugar a favor de la percepción final del espectador sobre el film” 

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“The Offering” es terror comercial, de ese que te sabes de memoria, pero también de ese que puede ser un excelente refugio en tiempos de escasez. Además, el film ha tenido la fortuna de compartir cartelera con un producto similar, pero tremendamente inferior, como el caso de la castaña soporífera que ha terminado siendo “Reza por el Diablo” (Daniel Stamm, 2022). La comparativa resulta aún más sangrante si tenemos en cuenta que “The Offering” es el debut en el largometraje de Parks, mientras que Stamm tiene en su haber una de las cintas más interesantes de la historia sobre posesiones: “El Ultimo Exorcismo” (Daniel Stamm, 2010). Todo lo que falla en “Reza por el Diablo” funciona en “The Offering” a las mil maravillas. 

Y es que ambas producciones surgen dentro de un subgénero en el que resulta prácticamente imposible innovar: los exorcismos. Juega a favor de la película de Parks su ambientación, judía, y que recuerde a muchas películas (superiores) que solamente van a jugar a favor de la percepción final del espectador sobre el film. La comparación más evidente sería “The Vigil” (Keith Thomas, 2019) por lo exótico de la religión, pero también sobrevuelan sobre el film aromas de “La autopsia de Jane Doe” (André Øvredal, 2016) o incluso de “Phantasma” (Don Coscarelli, 1979). por el tema de la funeraria. 

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“Parks sabe manejarse con la cámara y existen varias secuencias muy trabajadas. El reparto también se esfuerza” 

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No se puede negar que “The Offering” es consciente de su propia naturaleza: un exploit (nada petardo ni alocado) del cine de posesiones; pero ahí radica su principal virtud, ya que la película hace un ejercicio de honestidad y compensa su escasa novedad argumental (aunque lo de encerrar en vez de sacar al demonio tenga cierta gracia…), realizando un esforzado trabajo de atmósfera, que puede verse desde la misma secuencia inicial, con esa casa llena de grabados y pinturas. 

Esa honestidad también provoca que el film dedique todos sus esfuerzos a la creación de secuencias de jump scares, siendo algunas de ellas verdaderamente resultonas (el espejo invertido), aunque la obra guarda toda la artillería para un conseguido final que es, de lejos, lo mejor de la propuesta. Digamos que el comienzo es interesante y el final verdaderamente potente, pero entre medias debemos sufrir algunos vaivenes en el ritmo, junto a tramas que, sinceramente, nos la traen al pairo (conflictos padre hijo, la mejora de la relación suegro nuera…), ya que simplemente aparecen en el guion con la justificación de aportar algo de peso dramático entre las citadas secuencias de sustos. Tampoco tiene sentido el papel del pendenciero rabino… ¡pero que me aspen si no resultaba maravilloso verle mascar un palillo cuan maleante de los bajos fondos de Williamsburg! 

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“Hubo tiempos oscuros en los que películas como “The Offering” y productoras como Dark Castle nos salvaban los muebles” 

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No anda el cine de posesiones precisamente ducho en films acertados, por lo que me atrevería a recomendar “The Offering” sin miedo a represalias. Es posible que la puntuación no lo justifique, pero Parks sabe manejarse con la cámara y existen varias secuencias muy trabajadas. El reparto también se esfuerza y en realidad pocas cosas verdaderamente negativas del film pueden comentarse, más allá de su falta de originalidad. 

Los aficionados nos hemos malacostumbrado y es que no todas las películas pueden ser la enésima maravilla Marvel o la nueva joyita de A24. Hubo tiempos oscuros en los que películas como “The Offering” y productoras como Dark Castle nos salvaban los muebles. Si tienes interés en la religión (demoniaca claro, que es la única que interesa) y una tarde libre visita la funeraria de estos adorables rabinos para ver como pronuncian palabras que no entiendes. De puro cateto, eh. 

Los caminos de la distribución cinematográfica cada día son más inescrutables. Me perdonarán nuestros lectores de más allá del charco, ya que desconozco por completo las políticas de exhibición cinematográfica de sus respectivos países, pero en el caso de España el asunto cada día resulta más marciano. A mí que alguien me explique que lógica tiene que se estrene en pantalla grande un film como “The offering” (que en su país de origen ni siquiera ha pasado por salas y que lleva en la taquilla internacional poco más de un millón de dólares) y que una película tan interesante y a priori con tanto tirón comercial como “Barbarian” (2022) se haya visto relegada directamente a plataformas. Eso por no hablar del remake de “Hellraiser” (2022), un título que sólo hemos podido ver unos cuantos -y gracias a las procelosas aguas de Internet-. Yo entiendo que somos un país con unos gustos cinematográficos peculiares (la película española más taquillera del pasado 2022 fue una basura fílmica titulada “Padre no hay más que uno 3”) y que más de una vez nos han colado gato por liebre, pero que “The Offering” haya llegado a 202 pantallas me parece algo absolutamente incomprensible. 

¿Tan mala es la película como para empezar mi análisis con un tono tan vehemente? Hombre, no diré que estamos ante un film espantoso, pero la propuesta está muy lejos de resultar mínimamente brillante. “The Offering” es el típico ejemplo de eso que yo llamo “películas de sustitos”; films que fundamentan toda su apuesta narrativa en ofrecer a los espectadores una sucesión de jumpscares que, de puro reiterativos y previsibles, dejan de funcionar enseguida. Esta es una película de terror pensada para un público que, por regla general, no es aficionado al género y que se acerca a estos films muy de vez en cuando, ya sea por seguir las tendencias (¿Qué vemos la noche de Halloween?), por despiste o por puro y simple masoquismo (lo que me voy a reír cuando se estrene comercialmente “Terrifier 2” (2022)). Cuando a aquel amigo o amiga al que le da miedo hasta “Abbott y Costello contra los fantasmas” (1948) nos pregunte: ¿Qué peli de terror puedo ver con mi novio/a esta noche que hace frio y no nos apetece salir? “The Offering” es una apuesta ganadora. 

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“no diré que estamos ante un film espantoso, pero la propuesta está muy lejos de resultar mínimamente brillante” 

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La película nos explica la historia de Art, un joven que, junto a su esposa embarazada, vuelve a Brookling para reencontrarse con su padre del que ha estado distanciado durante muchos años. El motivo real del viaje es lograr que el anciano, un notable miembro de la comunidad judía ortodoxa que gestiona la funeraria, le avalé la hipoteca de su casa antes de que se la embarguen. El problema es que unos extraños e inexplicables fenómenos empiezan a ocurrir en la casa. Todos ellos parecen estar relacionados con el cadáver de un anciano del que se tiene la sospecha que hacía extraños rituales satánicos. 

Pongamos todo en contexto. El director es un señor llamado Oliver Park que, aunque previamente había realizado un par de cortos y había participado en una película de segmentos, debuta en solitario con esta cinta. Teniendo en cuenta que el guion es obra de Hank Hoffman, otro novato, para encontrar el origen del proyecto debemos tirar del hilo hasta llegar al coguionista Jonathan Yunger, un colaborador habitual de Millennium Media que, ¡oh sorpresa!, es quien produce el film. Así que, con estos antecedentes y a poco que se conozca la filosofía detrás de la compañía del señor Avi Lerner (que de los primos Golam y Globus aprendió unas cuantas cosas), uno puede hacerse una idea de por dónde van a ir los tiros: un producto de fácil digestión, una realización correcta y funcional y ningún aspaviento más allá del estrictamente necesario. Eso sí, y aunque no incidiré en ello, debo reconocer que tiene un final atípico y poco frecuente en este tipo de propuestas diseñadas milimétricamente para agradar al espectador medio.

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“parece que existe cierto desinterés (o pocas expectativas comerciales) por abordar las leyendas y el folclore de todo aquello que se salga de la cultura occidental dominante” 

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Para el aficionado, el mayor interés que a priori ofrece la película reside en comprobar como se juega con los elementos propios del folclore judío como herramienta para generar terror. Sinceramente, y dejando de lado el clásico expresionista “El Golem” (1920) de Paul Wegener, únicamente podría citar títulos como “Possession. El origen del mal” (2012) o “The vigil” (2019), un film con un buen inicio que lamentablemente se va diluyendo poco a poco, como películas que, desde una perspectiva eminentemente fantástica, aborden elementos propios de la cultura y la religión judía. Igual que sucede con el islam, parece que existe cierto desinterés (o pocas expectativas comerciales) por abordar las leyendas y el folclore de todo aquello que se salga de la cultura occidental dominante. Y es una lástima ya que hablamos de culturas milenarias plagadas de mitos y personajes mágicos que darían mucho juego en la pantalla. 

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“una historia facilona, políticamente correcta, plagada de sustos de manual y que les suponga a los espectadores un mínimo esfuerzo intelectual a la hora de entender la trama” 

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En “The Offering el gran protagonista es un demonio femenino llamado Abyzou que, con algunas variaciones, en la cultura hebrea también se conoce como Lilit. Según nos dicen las escrituras, si por algo es conocido este mal primigenio, con el aspecto de una mujer de piel verdosa y cabellos como serpientes, es por su inteligencia y astucia. Su especialidad es provocar abortos y raptar a niños pequeños de los que se alimenta. Según cuenta la tradición, una vez invocado el demonio nos engañará y nos obligará a alimentarlo. Para acabar con el debemos conocer su verdadero nombre y encapsularlo. Ahí es nada. 

Uno de los escasos aciertos de los responsables del film es situar la acción dentro de una comunidad judía ultraortodoxa en la que parece que el tiempo se haya detenido. El contraste resultante entre la pareja de jóvenes ajena a la religión y el mundo cerrado y opresivo en el que se mueve el padre del protagonista, podría haber dado mucho juego a la hora de desarrollar una historia en la que el demonio, con toda la mitología que lleva implícita, debería haber funcionado como elemento disruptor entre la tradición y la modernidad. Es decir: hasta que punto nuestra fe y nuestra visión del mundo condiciona ciertos miedos atávicos. Pero desgraciadamente nada de eso acontece en “The Offering”. Lo que aquí se prioriza es una historia facilona, políticamente correcta, plagada de sustos de manual y que les suponga a los espectadores un mínimo esfuerzo intelectual a la hora de entender la trama (y si por alguna casualidad alguien se pierde que no se preocupe: hay un personaje, experto judío en ocultismo para más señas, que nos lo aclara todo en varios momentos). No se si por ser políticamente correctos o por facilitar la identificación del público occidental, pero incluso le han cambiado la imagen al demonio. De una mujer con cara verde y pelo de serpiente hemos pasado al tradicional ser medio humano medio carnero con el que icónicamente reconocemos al diablo. Y por cierto, hay determinados momentos en los que da la sensación de que han metido más tijera de lo normal ya que, especialmente hacia el final, hay situaciones que resultan algo confusas y en las que parece que falten algunos planos. 

En su haber debo reconocer que el realizador muestra un cierto pulso narrativo y elegancia en algunas secuencias, como la del espejo, que la fotografía y la música están bien cuidadas y que el final es sorprendentemente atípico. Y todo ello con un presupuesto justito, justito que no permite demasiadas florituras. Además, la presencia de actores veteranos y solventes como Paul Kaye o Allan Corduner, hacen que la película aguante bastante bien durante sus canónicos 90 minutos. Y poco más podemos decir. ¿Les va a aburrir? No ¿Les va a entusiasmar? Tampoco. Es una película insustancial, de rápido consumo y de la que a buen seguro en unos años nadie hablará.