Crítica: Immaculate

EL RECTOR NOS HABLA SOBRE ESTE NUEVO TERROR ECLESIÁSTICO EN LA PRIMERA INCURSIÓN EN EL HORROR DE MICHAEL MOHAN

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La de años que el cine de terror lleva intentando atemorizarnos con la figura del diablo, la putita barata del género que ha servido tanto para un roto como para un descosido y resulta que ahora, descubren que los auténticos horrores de la fábula cristiana no residen tanto en la figura del valga la redundancia, demonizado Satanás, como en la de la propia iglesia católica, posiblemente (con permiso del Real Madrid CF), la mayor organización criminal de la historia de la humanidad. De ahí que en la actualidad, muchos directores hayan apuntado sus terrores hacia dicha dirección. 

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“lo peor que podemos decir de una película tan endiabladamente divertida como Immaculate, es que haya coincidido en el tiempo con uno de los grandes horrores del año, esto es, La Primera Profecía” 

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Y es que lo peor que podemos decir de una película tan endiabladamente divertida como “Immaculate” (Michael Mohan, 2024), es que haya coincidido en el tiempo con uno de los grandes horrores del año, esto es, “La Primera Profecía” (Arkasha Stevenson, 2024), lo cual parece haber dejado en un inmerecido segundo plano la primera inmersión en el género de un Michael Mohan que ya había dejado buenas sensaciones en el thriller familiar con su debut “Los Voyeurs” (2021), título que no solo le dio a conocer a él, también a su musa, la ahora súper popular Sydney Sweeney y que el director recupera para protagonizar su nuevo trabajo, grata noticia para los amantes del género pues nos da la oportunidad, al fin, de poder disfrutar de una de las mejores actrices emergentes de Hollywood. 

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“una pequeña serie B orgullosamente influenciada por el giallo italiano y mucho más enfocada a un público nativo del fantástico que La Primera Profecía, una obra por decirlo así, mucho más universal” 

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Como digo, es cierto que la comparación entre dos películas como “Immaculate” y “La Primera Profecía” es inevitable. Los paralelismos son evidentes, soltando a una figura inocente dentro del estercolero de un convento y dejar que la buena fe cristiana haga el resto. Pero si ya nos ponemos a rascar más allá de la superficie, nos vamos dando cuenta que despejada la premisa y el escenario, estamos ante dos obras claramente diferenciadas en lo que a intenciones se refiere y esto, marca una clara diferencia entre ambas propuestas. 

Stevenson se embarcó en una empresa harto ambiciosa (algunos diríamos que imposible, aunque luego, afortunadamente, nos la tuviéramos que envainar), la de rodar algo no solo a la altura de “La Profecía” (Richard Donner, 1976) o lo que es lo mismo, de un clásico atemporal del séptimo arte, también de hacerla mejor, algo entiendo es o debería ser, el objetivo primero de cualquier precuela. Sí, lo consiguió. Y lo hizo siguiendo en buena medida las pautas narrativas y estilísticas marcadas por aquella. Las pretensiones de Mohan con una película como “Immaculate” distan mucho de toda esa grandilocuencia, ofreciéndonos una pequeña serie B orgullosamente influenciada por el giallo italiano y mucho más enfocada a un público nativo del fantástico que “La Primera Profecía”, una obra por decirlo así, mucho más universal. 

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“una fabulosa majadería sobre los cuentos para no dormir de la fe cristiana que el filme desfigura y lleva a su terreno con suma gracia” 

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Vista “Immaculate”, a uno aun le resulta más evidente y sangrante lo mucho que desaprovechó el escenario Paco Plaza con su “Hermana Muerte” (2023), muy bien ambientada pero completamente carente de pegada, algo de lo que la cinta protagonizada por Sweeney va sobrada, primero, tirando de delirantes secuencias oníricas que habría firmado el propio Rob Zombie, de hecho, lo hizo en su defenestrada (en lo personal me sigue pareciendo uno de los mejores trabajos de su filmografía) “The Lords of Salem” (2012), donde se le da una divertida vuelta de tuerca a la ya de por sí macabra iconología religiosa para crear algunos estupendos sketches de horror (en este sentido, sigo pensando que “El Exorcismo de Dios” de Alejandro Hidalgo es una pieza insuperable) y luego, en un tramo final absolutamente delirante donde “Immaculate” ofrece su reverso más salvaje en un impagable tren de la bruja donde Sydney Sweeney demuestra sus grandes dotes interpretativas y lo bien que le quedaría aquello tan de otro tiempo de “la reina del grito”. 

Los últimos veinte minutos (me resulta imposible no trazar aquí otro paralelismo con Noomi Rapace y aquel brutal fin de fiesta de ese impagable terror espacial que fue, es y seguirá siendo “Prometheus”) son una explosión de frenesí, sangre y violencia con la maternidad no deseada como telón de fondo y con una Sydney completamente desatada en contraposición a una narración previa donde predominan las bajas revoluciones y el arte de la insinuación, pese a que la obra ya nos haya regalado algunas píldoras de terror de corte más gráfico y al papel de la actriz, hasta este punto, mucho más comedida y si se me permite, “encorsetada” en su personaje. Se diferencia también aquí de “La Primera Profecía” en particular y del terror sobrenatural en general, para dirigirse hacia otras latitudes del género en una fabulosa majadería sobre los cuentos para no dormir de la fe cristiana que el filme desfigura y lleva a su terreno con suma gracia. En resumidas cuentas, uno de los grandes títulos de este año y gran complemento a “La Primera Profecía” para los más “fetichistas” de la buena iglesia católica. 

Lo mejor: Sydney Sweeney, un guion cachondo e irreverente y unos veinte minutos finales de absoluto órdago. 

Lo peor: Que la alargada sombra de “La Primera Profecía” le haya restado relevancia y una banda sonora de lo más intrascendente.