En la maratón de pelis de terror de este Halloween 2011 no puede faltar el visionado de “Noche de Miedo” (1985), dirigida y escrita por Tom Holland. Película de culto de vampiros que se mueve entre el terror y la comedia, haciendo las delicias de los amantes de los films de los ochenta, los más peques adoradores del horror y los menos tolerantes con las cintas de terror.
Charley Brewster es el típico adolescente americano. Su madre cree que ve demasiadas películas de terror. La vida de Charley es muy tranquila, hasta que se convence que su nuevo vecino, Jerry Dandridge, es un vampiro. Nadie, y menos aún la policía, está dispuesto a creer que Dandridge es responsable de un montón de extraños asesinatos. Charley encuentra un aliado en Peter Vincent, un antiguo actor de películas y presentador de programas de terror en la televisión. Peter intentará salvar a Charley y a su amada de los mortales colmillos de Jerry.
Chris Sarandon, en el papel del vecino Jerry Dandrige, destaca por encima del resto del reparto con un vampiro veraz entre moderno años 80 y clásico, que transmite elegancia y sexualidad activa. Moderno por su look y su forma de comportarse. Clásico porque le acompañan todos los clichés del vampiro del cine de la Universal Studios o de la antigua Hammer Films: capaz de transformarse en murciélago, en niebla y, además, en lobo, duerme en ataúd, no tolera la luz solar ni las cruces…
El tratamiento del vampiro por Tom Holland es la de dotarlo de una presencia amenazadora clásica pero marcado por un aire juvenil en sintonía con la era de películas para adolescentes de los ochenta y, en mi opinión, muy influenciado por las producciones de Steven Spielberg. Esto es, los efectos de maquillaje y efectos especiales nos muestran unos vampiros en su apariencia humana que en ocasiones nos recuerdan a los vampiros de los años 60 y 70 (el caso de la mujer vampiro) y en otras aparecen unos logrados nosferatus demoniacos, pero todo ello limitado para que la edad de los chicos y chicas que la fueran a ver al cine fuera el más ajustado posible (13 o 14 años para arriba). Aquí no encontramos ríos de sangre y mutilaciones como, por ejemplo, en “Pesadilla en Elm Street”. Se trata de asustar sin aterrorizar.
Otro de los carismáticos personajes es el mata vampiros Peter Vincent, interpretado con mucha solera por Roddy McDowall. El nombre del personaje remite a dos grandes del cine del horror, Peter Cushing y Vicent Price. McDowall se convierte en la ayuda que necesita nuestro protagonista, el joven Charley (interpretado correctamente por William Ragsdale), para acabar con su vecino vampiro, y, de paso, pone la nota de humor.
De la joven pareja de novios, Charley y Amy (Amanda Bearse), solo cabe decir que uno es el protagonista con el que identificarnos, amante del cine de terror y de carácter aventurero (se inmiscuye en las asuntos de un vampiro), y la otra, la chica del héroe que es seducida por el malo de la peli y se convierte en la víctima que deberá ser rescatada por el adolescente junto a su ayudante, Peter Vincent. La virginal Amy es seducida por el vampiro, un hombre mayor y con experiencia, que le enseña los pecados más oscuros, convirtiéndola en una criatura sedienta de sangre y mucho sexo.
El personaje más insoportable de la cinta, por otro lado, es el apodado “Rata” (Stephen Geoffreys), amigo en un principio de Charley que luego se pasa al lado oscuro. El chaval es insoportable hasta el punto de tener ganas de meterse el dedo por el oído, llegar hasta el cerebro y removerlo todo.
En el travelling inicial, una de las mejores escenas de la película, nos acercamos a la casa de Charley mientras escuchamos el diálogo de una antigua película de terror que se emite por televisión. Mientras Charley se pega el lote con su novia en el suelo entre cojines junto a la cama, en la tele se anuncia Noche de Miedo, el programa de cine de horror que da nombre a la película y cuyo presentador es Peter Vincent, una especie de "Vampira", la famosa presentadora de películas de terror Maila Elizabeth Syrjäniemi.
“Noche de Miedo” es una inteligente “parodia” de cine comercial que homenajea desde el más puro respeto las películas de terror clásico (incluidas las menos afortunadas) y para ello nos trae una historia teenager con humor y momentos de terror muy trabajado en el aspecto de efectos de maquillaje (la transformación del amigo de Charley es buen ejemplo de ello) y con referencias más o menos directas a “La ventana indiscreta” (Alfred Hitchcok, 1954) o “Un hombre lobo americano en Londres” (John Landis, 1981). Todo ello con una magnífica atmósfera fruto de un laborioso trabajo de producción y de una brillante fotografía de Jan Kiesser.
La cinta fue todo un éxito y Tommy Lee Wallace dirigió en 1988 una secuela que repitió el esquema argumental pero sin el mismo ritmo y gracia que su predecesora.
4 comentarios:
Admito que no la he vuelto a ver desde hace muuuucho por miedo a dejar de tenerla en buena estima.Cada vez digiero menos la mezcla de terror y humor y en esta cinta éso es básico.
Eso sí,recuerdo que me gustó y me quedo con éso.
Decir lo que he dicho y no decir nada,ya se que es lo mismo (yo me entiendo),pero quería dejar claro que la peli merece la pena en una noche como la de las brujas y que me ha gustado tu explicación, Ted.
Gracias Missterror. Cierto es que al cabo de los años hay películas de nuestra juventud que pueden no ser del mismo agrado si las visionamos actualmente. Pero vale la pena volverlas a ver.
Por cierto, me gusta tu nombre. Missterror. Suena sensual y terrorífico.
Ted
Esa película da ahora y es fabuloso verlo a pesar de pasar los años!!
Alex, hay películas para las que no pasa el tiempo. Está claro que esta es una de ellas.
Saludos.
Publicar un comentario
¿Tienes opinión? No seas tímido/a y compártela, pues en la diversidad está el gusto. Eso sí, intentemos no destriparle la película a nadie y avisa de SPOILERS al resto de lectores/as siempre que tu comentario los contenga. De no ser así, este será eliminado. Gracias.