Crítica: Scream 2

En 1996, en Hollywood, toda la industria cinematográfica esperaba que el estreno de SCREAM, (Wes Craven, 1996) fuera un rotundo fracaso. Sin embargo, sus responsables, convencidos del éxito de lo que tenían entre manos, encargaron a Williamson la escritura de un nuevo libreto y la dirección a Craven incluso antes de que esta llegase a las salas cinematográficas.

Como suele decirse, el resto es historia. SCREAM fue un inesperado éxito mundial que cambió las reglas del juego dentro del cine de terror para adolescentes y sobre todo, saco al género de terror del estancamiento en el que se encontraba desde mediados de los años 80.

Había nacido el cine de terror auto paródico del susto fácil y por supuesto, Hollywood no iba a dejar escapar la oportunidad de exprimir la fórmula al máximo. Por ello, no tardaron en aparecer las primeras películas que copiaban descaradamente la fórmula inventada por Williamson, siendo la primera de ellas, SE LO QUE HICISTEIS EL ÚLTIMO VERANO, (Jim Gillespie, 1997) escrita por el propio Williamson.

Después llegarían LEYENDA URBANA (Jamie Blanks, 1998), THE FACULTY (Robert Rodriguez, 1998) y un largo etcétera, pero ninguna de ellas alcanzaría la calidad de SCREAM, a pesar de partir de algunas ideas bastante originales.

SCREAM 2 llegó en el momento justo para recordar a todo el mundo, quienes eran los que mejor sabían utilizar la fórmula original, sus creadores, Kevin Williamson y Wes Craven.

SCREAM 2, es junto a SANGUINARIO (Rick Rosenthal, 1981), LA NOVIA DE FRANKENSTEIN (James Whale, 1935) y ALIENS (James Cameron, 1986) posiblemente una de las mejores segundas partes de la historia del cine de terror.

Generalmente, las segundas partes suelen ofrecer o estar construidas directamente sobre los elementos que gustaron/ funcionaron en la predecesora, pero siempre sin el toque de calidad de la original.

Por ello, las segundas partes, agotan la fórmula en pocos minutos, volviéndose aburridas, predecibles y nada sorprendentes. Más de lo mismo pero peor.

Por suerte, SCREAM 2, es una de las pocas excepciones que NO confirman la regla.

Es cierto que SCREAM 2, ya no es tan sorprendente ni está a la altura de la primera parte, pero poco le falta.

Al igual que la original, no es solo una película de sustos fáciles, que lo es, sino también una película inteligente que juega con el espectador desde su secuencia inicial hasta el final. Haciéndole partícipe de todo lo que ocurre en la pantalla mediante guiños cinéfilos, referencias a la original y sobre todo, eleva a otro nivel el juego de intentar adivinar quién/ es puede/ en ser el/ los asesino/ os/ as.

Pero vayamos por partes.

SCREAM 2 deja muy claras sus intenciones desde la misma secuencia de arranque. Si SCREAM era una película que reflexionaba y se reía de las películas de terror, SCREAM 2 lo haría directamente sobre las secuelas de estas.

Ya no estamos solo ante el metalenguaje del cine dentro del cine, sino que esta nueva reflexión sobre las secuelas, elevaba la propuesta a un nuevo nivel nunca antes visto dentro del cine de terror.

 

Dicha secuencia de arranque deja muy claras las intenciones de la película y recuerda que estamos ante una película que reflexiona sobre el género al que pertenece.

 

Dos jóvenes afroamericanos, asisten al preestreno de una película titulada Puñalada basada en los hechos ocurridos en la película original ¿Puede existir mayor metalenguaje auto referencial?

Pero los creadores de la, recientemente convertida en saga, querían elevar el humor negro de la propuesta, así que en dicho preestreno se hace entrega a cada espectador de un disfraz, conocido como Ghostface. El mismo que los asesinos utilizaban en la original para cometer los diferentes asesinatos.

 

Tenemos a dos personajes en una sala llena de gente disfrazada de asesino, la pregunta es clara ¿Cuánto tiempo van a tardar en morir?

Y con esa cuestión es con la que juegan Craven y Williamson para divertirse a costa del espectador, pero no contentos con ello, añaden un tercer factor a la trampa, la proyección de la película puñalada.

Al ver las imágenes de la película nos viene constantemente a la memoria la secuencia de arranque de la original, aquella que si bien no se está consiguiendo superar, si que se aprovecha para llevar a cabo la macabra broma en la que nos encontramos.

 

Los primeros minutos de Puñalada también están cargados de una gran reflexión fílmica, pues nos hablan de las pobres adaptaciones que realiza la industria del entretenimiento sobre crímenes reales y de cómo los clichés acaban con las mejores historias, que son aquellas que nos brinda la vida real. Pero no solo eso, también se ríe de SCREAM, ridiculizando todos aquellos elementos que podían no ser perfectos en la secuencia a la que hace directamente alusión.

Después de algunos sustos rápidos, ambos jóvenes son asesinados, pero la muerte de la chica es salvaje, no por la forma en la que es asesinada, apuñalada durante la proyección de una película Puñalada ¿Se puede rizar más el rizo?, sino por la imagen que ve ella antes de morir, un público enloquecido que cree que su asesinato es una solo un truco publicitario, ¿Puede sentirse una persona más sola en una sala de cine llena de gente antes de morir?

Un secuencia de arranque sencillamente demencial.

 

SCREAM 2 es una película que en escasos 40 minutos ha situado al espectador sobre dónde y cómo están los personajes que sobrevivieron en la original, haciéndolo de forma natural e interesante.

 

Hay secuencias que vuelven constantemente a la original, a reflexionar sobre ella y otras que reflexionan directamente sobre las secuelas.

 

La secuencia de la clase de cine donde se debate sobre la calidad de las secuelas.¿Una secuela que se ríe de secuelas?, Sid tiene un nuevo novio ¿Volverá a ser el asesino?, la secuencia en la que tras ver otra secuencia de puñalada, Randy le cuenta a Dewey las reglas de las secuelas del cine de terror como ya hizo en la original sobre las primeras partes y un largo etc…

Las secuencias de asesinatos siguen estando a la altura de los de la primera, conservan la frescura y el descaro de estos.

La secuencia en la que Sarah Michelle Gellar, es asesinada, bebe directamente de la secuencia de arranque de la original y no solo eso, sino que se ríe de ella. Una chica rubia es acosada telefónicamente por el asesino, pero en ella, incluye un nuevo elemento que es fundamental para la historia, dejar claro desde la primera parte del metraje, que esta vez hay dos asesinos para confundir todavía más al espectador en su afán por descubrirlos.

Es un plus añadido respecto a SCREAM, ahora el juego es más grande y más tramposo.

Conforme el metraje avanza, el espectador más se asusta a la vez que se divierte, convirtiendo el visionado de la película en una fiesta para los amantes del género.

Pero, siendo sinceros, parte de la magia se agota al llegar a la parte final del film..

La forma de cerrar la historia en el teatro de la universidad, las explicaciones y las motivaciones de los asesinos, no son tan redondas como en Scream. Allí Billy y Stuart tenían un enorme carisma al quitarse sus máscaras, convirtiéndose en dos monstruos con apariencia humana que convertían el final de la película en algo sangriento, visceral y completamente desquiciado, mientras que Mickey y la señora Loomis (Claro homenaje al doctor Loomis de LA NOCHE DE HALLOWEEN) solo se dedican a explicar sus patéticas motivaciones, que aunque creíbles no son tan salvajes como las de sus predecesores en el cargo.

Hasta aquí duró todo lo bueno que una saga como la de SCREAM tenía que ofrecer, una pena, pero fue divertido mientras duró.