Crítica: El Dentista

Como es mi primera crítica hacia uno de los directores que admiro no quiero empezar sin contar una anécdota personal que seguro que muchos ya me la habréis oído. Pero como cual viejo chocho senil voy a repetir.

Andaba por el año 1999 y era mi primera visita al Festival de Sitges. Por aquella época no iba muy mal de duros y fui a ver casi toda la programación que ofrecía el festival. Pero si hay una sesión que recuerdo con cariño fue la doble que proyectaron: “The Toxic Avenger IV: Citizen Toxie” y “Terror Firmer” de la Troma. Llegué un poco antes por ver el ambiente y eso, y pude escoger el sitio. Normalmente escojo un sitio apartado donde pueda disfrutar plenamente del visionado pero ese día me picó por ser social y me senté al lado de un señor que parecía amable. Tuve que girar la cabeza tres veces para y por mi asombro ver que era el mismo ¡Brian Yuzna! Imaginaos yo con sesión doble de Troma al lado de Yuzna. El tipo resultó ser súper simpático y se ganó mi admiración para siempre.

Bien, si hubiera sido otro director que ya no me gustase me la hubiera soplado bastante, pero sentarme al lado del director de “Society” para mi fue todo un orgasmo. He aquí mi experiencia personal. Para muchos os importará una mierda pero para mi fue la ostia.

Otro director que admiro por igual es Stuart Gordon, éste no le he visto en persona en mi vida, pero siempre que uno de los dos hacen una nueva película saltan chispas, así que cuando se juntan los dos son pura dinamita. Si mi memoria no me falla su primer trabajo fue “Cariño, he encogido a los niños” en la labor de dar la idea para el guión. ¿Quién lo hubiera dicho eh? A partir de ahí los dos tomaron sendos caminos hacia el cine de terror. Les abrió las puertas para hacer lo que realmente quisieron, con más o menos éxito, pero ese blockbuster les fue de maravilla.

Pero la película que nos importa hoy es “The Dentist” y os he nombrado a estos dos señores ya que los dos vuelven a trabajar juntos. Gordon como guionista, Yuzna como director y les ha salido de fábula.

Siguiendo un poco la estela de “Society”, Yuzna, vuelve a hablarnos de los entresijos de la clase alta. Si en ésta nos hablaba del que el rico consume –literalmente- al pobre, en la película criticada hoy, nos habla de cómo la perfección puede pudrirse por muy rico que seas. Que a todos nos alcanza, ya sea por un fuerte trauma o simplemente por una cosa tan vana como los celos.

Y es lo que le pasa al Dr. Feinstone. Una vida perfecta, un buen trabajo, una mujer macizorra, un limpiador de piscinas particular... Hasta que descubre que debajo de toda esta capa de blancura todo está podrido. Podrido como las bocas de muchos de sus pacientes, tan podrido que perderá su sentido del equilibrio emocional y empezará a clamar venganza por haberse sentido traicionado. Pobrecitos los clientes. Un mal día para ir al dentista.

Muy buena dirección de Yuzna donde nos sorprende con algún plano muy bueno, como por ejemplo enseñarnos a meternos dentro del mismo Doctor a la hora de su venganza amenizada por, como no podría ser, de una ópera. Una de las pocas escenas en la historia del cine que realmente tengo que apartar la mirada del televisor. No sé, pero da un repelús…

Otra cosa que me sorprendió en su momento, supongo que no debía ser el pionero, pero es la primera que recuerdo fue ese efecto de cámara distorsionando la imagen, que un año más tarde utilizarían en “Wishmaster”, es inquietante ver esa suciedad mostrada con ese efecto. Por tanto en esta ocasión le doy un aprobado alto a Yuzna (como no todo es peloteo le daría un par de ostias por “Rottweiller” ese truñaco de la Fantastic Factory).

También nombrar pequeños detalles que dan toques de humor, como la secretaria diciendo que sabe todo lo que pasa en la consulta y en realidad no se entera de nada, la chica de la prótesis dental y su cambio de vestimenta de un día para otro porque le han dicho que tiene madera de modelo, tan solo son pequeños detalles que se van agradeciendo durante una película, que si no están no pasa nada pero que se aprecia las ganas de rodar, de hacer un buen trabajo.

En definitiva, pura serie-b para paladares que saben diferenciar entre un buen filete o un hamburguesa requemada. Ahora que repaso la crítica, menudo peloteo le he marcado al Yuzna ¿No?