Crítica: The Owners

KRUEGER NOS HABLA SOBRE EL ATERRIZAJE DE MAISIE "STARK" WILLIAMS EN UN HOME INVASION DE MARCADO ACENTO BRITÁNICO

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Es el subgénero del home invasion poco dado a las sorpresas o las innovaciones. Al igual que con otras categorías, como el rape and revenge, la historia se encuentra encorsetada dentro de unas coordenadas excesivamente específicas, por lo que poco lugar queda para la novedad o la variación. Al mismo tiempo, esa sencillez de planteamiento (asalto a la seguridad del hogar, con todo lo que ello conlleva) permite que, a nada que las cosas se hagan bien, obtengamos productos resultones y disfrutables. Todavía recuerdo los escalofríos que me generó “Cherry Three Lane” (Paul Andrew Williams, 2010) y la amoralidad de sus personajes protagonistas invasores. Conectando con esa propuesta aparece uno de los elementos que más he disfrutado de estos propietarios: siempre es más gozoso cuando los asaltantes son quinquis. 

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“la propuesta desea ir más allá de su planteamiento inicial y realizar giros de guion, y poco a poco van enrareciendo la atmósfera” 

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Tres jóvenes de mala vida y poca expectativa de futuro deciden asaltar la casa de un par de viejos ricachones. La historia se complica cuando el desvalijo no puede llegar a buen puerto y la pareja de uno de los maleantes se ve inmersa en la situación. Frente al poco éxito de la empresa, los tres chavalines descarriados deciden esperar al matrimonio para que les ayuden a llenarse los bolsillos. Como veis, más simple que el mecanismo de un chupete, aunque he de admitir que en su primer tercio la historia funciona sorprendentemente bien, con esos maleantes (especialmente, y como no, uno de ellos) que hablan con acento barriobajero y visten de chándal. Con la llegada del matrimonio ya nos damos cuenta que no todo va a ser como parece y que las cosas van a ir torciéndose poco a poco. 

Hay que reconocer que la propuesta desea ir más allá de su planteamiento inicial y realizar giros de guion (no tan originales como los creadores creen, ya que el twist se ve venir a la legua, sin entrar en spoilers), y poco a poco van enrareciendo la atmósfera de la cinta, pero al mismo tiempo, comete el error de quedarse a medio gas. Cuando el film debería acelerar, solo pisa un poquito el pedal y nosotros, sufridos espectadores, nos quedamos con ganas de más violencia, truculencia y ambiente sórdido. En ese aspecto si funciona cierta secuencia en la cocina: una nana y una dentadura, no digo nada más. 

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“la puesta en escena se limita a ser funcional, contando la historia de la forma más correcta posible. Se echa en falta una mayor carga gore en los detalles” 

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El aspecto más original de “The Owners” (2020) es que sin venir para nada a cuento (más allá de coincidir con las secuencias más extrañas del metraje) decide cambiar el formato a 4:3, pero el cambio es tan anecdótico y aleatorio, que uno se encuentra preguntándose a sí mismo si toda la película era en ese formato y el porro le ha caído mal o es que todo se ha roto. Vamos a reconocer al menos la excentricidad de la decisión, que funciona mejor en el segundo cambio que en el primero; aunque me parece a mí que fue al director Julius Berg al que le sentó mal el petardo… 

Más allá de la comentada excentricidad, la puesta en escena se limita a ser funcional, contando la historia de la forma más correcta posible. Se echa en falta una mayor carga gore en los detalles, aunque el uso que hace de la violencia es acertado para la historia, siempre voy a preferir un hacha a una jeringuilla, pero bueno, cuestión de gustos. La presencia de Arya Stark, aka Maisie Williams, es suficiente para vender el proyecto y su presencia (que es cierto que resulta protagónica totalmente) domina el póster en primer término. Todos mis respetos para una estrella televisiva que decide que sus proyectos cinematográficos sean pequeñas cintas de serie B y acercamientos inusuales al blockbuster (esa “Los Nuevos Mutantes” (Josh Boone, 2020) que la maldita pandemia me ha impedido disfrutar aún…).  

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“un visionado correcto, que no molesta, pero que tampoco deja ningún tipo de huella en el espectador” 

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Es una auténtica pena que “The Owners” no vaya a por todas en busca de una mayor carga de mal rollo, ya que la historia lo permitía. En cualquier caso, es un visionado correcto, que no molesta, pero que tampoco deja ningún tipo de huella en el espectador. También es producto de influencias y que no os extrañe recordar obras recientes como “No respires” (Fede Alvárez, 2016) u obras más delirantes y divertidas como la muy reivindicable “El sótano del Miedo” (Wes Craven, 1991). Es difícil recomendar el visionado, más allá de un rato muerto en el que se desee ver algo sin mayores complicaciones ni mayores aspiraciones que la de contar una historia mil veces contada, pero no todo tienen que ser “Midsommar” (2019) en el mundo ¿no? 

Desde luego “The Owners” no hace ningún favor al subgénero, que desde la brutal “Secuestrados” (Miguel Ángel Vivas, 2010) y la entretenidísima “You´re Next” (Adam Wingard, 2011) no ha entregado ninguna obra que vaya a permanecer en el panteón de los grandes clásicos del género. Pero a mí la pequeña de los Stark me cae bien.