Los que viváis solos en un apartamento ya sabéis lo enervante que puede resultar un ruido irreconocible en horas intempestivas. La curiosidad y la inquietud que genera un sonido inesperado, cuya fuente no podemos reconocer, cuando te encuentras en la soledad y el silencio de tu piso. Es lo que parece ocurrirle a Molly, una mujer que, recién salida de un sanatorio por un colapso mental, se muda a un desangelado piso para intentar empezar de cero. Molly está intentando superar un fuerte trauma y hace grandes esfuerzos por llevar una vida normal: hace la compra, se toma la medicación e intenta entablar conversación con los vecinos. Sin embargo, un insistente ruido le despierta todas las noches. Cuando la protagonista empieza a obsesionarse con encontrar la fuente del molesto sonido, su frágil estabilidad empezará a resquebrajarse.
“una interesante exploración de la soledad, el trauma y el duelo. A través de un personaje interpretado por una magnífica Cecilia Milocco”
El debut de Frida Kempff en la ficción es una interesante exploración de la soledad, el trauma y el duelo. A través de un personaje interpretado por una magnífica Cecilia Milocco, del que no sabemos demasiado y cuyo pasado se nos irá revelando a base de flashbacks, nos introduciremos en la mente de una mujer inestable que lucha para superar un trauma mientras poco a poco se instala en ella la certeza de que hay alguien en el edificio que corre peligro.
La película de Kempff consigue introducir al espectador en la mente de Molly gracias a un cuidado trabajo de cámara que, en especial al principio, utiliza técnicas de documental (no es de extrañar, pues Kempff ha dirigido varios documentales). Así, el objetivo no es solo acompañar a Molly, sino ser ella, por lo que seguiremos su día a día, sus intentos por recuperar la normalidad y su precaria salud mental. Por lo tanto, la cámara no sólo captará sus experiencias, sino que estará mediada por su percepción, que lentamente se volverá más obsesiva. De esta manera, la poca fiabilidad del narrador hará que el espectador ponga en duda lo que está viendo.
“A medida que la salud mental del personaje empieza a fracturarse, la cámara empezará a situarse en ángulos extraños: contrapicados exagerados y planos aberrantes explicitan visualmente su declive mental”
Las comparaciones con “Repulsión” (1965) parecen inevitables. Casi toda la acción se desarrolla en el habitáculo que es el salón de la nueva casa de la protagonista, sin apenas muebles y en medio de una ola de calor que refuerza la atmósfera opresiva y hace que el ambiente se vuelva sofocante. A medida que la salud mental del personaje empieza a fracturarse, la cámara empezará a situarse en ángulos extraños: contrapicados exagerados y planos aberrantes explicitan visualmente su declive mental, que también se refleja en el uso de los colores y en las alucinaciones visuales que sufre la protagonista. En este aspecto, vienen a la cabeza otras películas como “Dementia” (John Parker, 1955) o “Queen of Earth” (Alex Ross Perry, 2015).
“un ejercicio muy atractivo, de cuidada factura técnica, que añade una dimensión interesante a las propuestas habituales de cine de terror que indagan sobre el trauma y enfermedad mental”
Sin embargo, en “Knocking” (2021) hay otro elemento especialmente interesante que tiene que ver con la intersección entre los problemas mentales y la experiencia femenina. Así, cuando Molly empieza a obsesionarse con que alguien corre peligro en el edificio, se enfrentará a la condescendencia y desconfianza de sus vecinos, la mayoría hombres.
Que la directora borre toda posibilidad de narrador neutral y el hecho de que nosotros también desconfiemos de la propia Molly, abre muchos interrogantes sobre la experiencia de la enfermedad mental y la violencia cotidiana que sufrimos las mujeres: en una escena particularmente brillante, Molly se desmorona mentalmente en uno de los pasillos del edificio. La cámara entonces se centra en filmar su expresión aterrada e impotente mientras oímos como sus vecinos la rodean, presumiblemente sin ningún tipo de mala intención. Sin embargo, es difícil no empatizar con la sensación de pánico y pavor que se va adueñando de la protagonista conforme sus vecinos empiezan a acercarse. La sensación de opresión y miedo que transmite esa escena sintetiza con gran acierto lo que Kempff quiere explorar.
En resumen, “Knocking” es un ejercicio muy atractivo, de cuidada factura técnica, que añade una dimensión interesante a las propuestas habituales de cine de terror que indagan sobre el trauma y enfermedad mental.
3 comentarios:
Hola a todos
Una película que me sorprendió mucho cuando la vi. Tal como tu explicas tiene un par de aspectos que me parecen muy interesantes. Como juega con una con la ambigüedad entre realidad y enfermedad mental y, tal vez lo más destacado del film, es como refleja a través de la composición de planos y la puesta en escena el estado mental de la protagonista. Este último aspecto es lo que me pareció más destacado ya que con ello sabe crear una atmósfera turbia y enrarecida que le va muy bien a la historia.
Una película con un presupuesto ajustado pero que tiene no pocas cosas destacables.
Saludos
Hola Mister Moloko! A mí también me sorprendió lo que el equipo pudo hacer con pocos medios, me parece un logro remarcable. Es una de esas películas cuyo visionado enfrenté sin ningún tipo de referencia previa y me sorprendió gratamente, me alegra que tú también la disfrutases.
Un saludo
Nellie
Coincido en los elogios a la atmosfera creada y el enorme trabajo de la actriz. Personalmente me fue imposible sentir la pelicula en terminos "fantastico/terror", sino mas bien en clave puramente dramatica, por el padicemento mental de las protagonista, el cual obviamente es utilizado en el filme para que sospechemos en todo momento de lo que la chica afirma. Ell final (SPOILER) me parecio acertadisimo porque, ademas de ser un recurso muy efectivo para cerrar el relato (y moficar levemente el registro), creo que plantea algo interesante en relacion a poder superar la dicotomia "Real - Irreal" y considerar como una situacion particular puede tener ambos elementos (padecimiento mental mediante)
Saludos. Gracias por el blog.
Miguel
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