NELLIE VANCE NOS HABLA SOBRE LA VERSIÓN PROHIBIDA DE LA YA DE POR SÍ CONTROVERTIDA PRECUELA DEL CLÁSICO DE WILLIAM FRIEDKIN
Los primeros años del nuevo siglo trajeron consigo un boom considerable de películas de exorcismos y terror sobrenatural. El subgénero, que históricamente suele experimentar un pico de productividad importante en momentos de crisis social y/o económica (como fueron los años 70 en EEUU y como la primera década de los 2000 tras los atentados del 11S) volvió a explorar (y explotar) la fórmula cultivada durante los años 70, apoyándose en el relanzamiento de la versión restaurada de “El Exorcista” (sobre si esta versión es el proclamado “montaje del director" o más bien un montaje que responde a los intereses y presiones del productor es otro debate).
“un acercamiento mucho más original y enriquecedor al universo de El Exorcista, resultando en un exploit mucho menos obvio de una frescura de la que no puede presumir su antecesora”
El éxito comercial de este reestreno produjo un efecto dominó en el cine del subgénero, y los estudios vieron el momento de resucitar la saga encargando una precuela de los prolegómenos del padre Merrin. El resto es historia: la versión de Schrader no convenció en absoluto a los productores y la película fue regrabada por Renny Harlin, dando como resultado la descafeinada y aburridísima “El exorcista: el comienzo” (2004) que fue un fracaso comercial (para lo que se esperaba) y de crítica.
Tras muchos abogados y litigios, Schrader consiguió estrenar su versión (en la que, por cierto, William Peter Blatty figura como uno de los guionistas) en formato doméstico bajo el título de “El exorcista: El comienzo – Versión prohibida” (2005) o “Dominion”, una película que no solo salió mejor parada dentro de los círculos críticos, sino que propone un acercamiento mucho más original y enriquecedor al universo de “El Exorcista”, resultando en un exploit mucho menos obvio de una frescura de la que no puede presumir su antecesora.
“Optando por un terror más cercano y centrado en la psicología de los personajes, y con una estética de atmósfera sucia y pesada, la película se aleja de los efectismos de la versión de Harlin”
La película se sitúa unos años después de la Segunda Guerra Mundial y comienza con el descubrimiento de una iglesia bizantina enterrada en unas incomprensibles perfectas condiciones, en la excavación donde trabaja el Padre Merrin ya retirado del oficio religioso. Frente a su escepticismo, el hallazgo despierta algo mucho más antiguo que la propia iglesia, y Merrin se verá obligado a confrontar sus propios miedos y creencias al mismo tiempo que intenta encontrar sentido a los sucesos que van ocurriendo a su alrededor.
“Dominion” ofrece un acercamiento muy interesante a la historia del padre Merrin, sus vivencias anteriores y el origen de su crisis de fe, pero está planteada como película independiente y se sostiene por sí sola, tanto en estilo como en narrativa. Optando por un terror más cercano y centrado en la psicología de los personajes, y con una estética de atmósfera sucia y pesada, la película se aleja de los efectismos de la versión de Harlin y propone una historia que se va cocinando lentamente, donde los actos de maldad e injusticia tienen más que ver con el lado humano de los personajes y sus ambigüedades morales.
“una ampliación interesante y original del universo de El Exorcista que ofrece a los aficionados una mirada renovada a una saga de lo más irregular”
La película parece consciente de sus limitaciones y se permite reducir al mínimo la utilización de FX (al menos, hasta la parte final), algo que se agradece profundamente dado que sus pocas apariciones distan enormemente de estar a la altura del resto de la película (no podemos negar que dan un poco de vergüenza ajena, ya la daban en 2005), y se fortalece cuando opta por regodearse en su visión terrenal del Mal a base de actos y secuencias de gran crueldad, situando a los personajes en medio de los dilemas morales y espirituales y desarrollando su psicología. Del mismo modo, el guion gana enteros cuando desarrolla su visión filosófica sobre el mal: la crítica al colonialismo es absolutamente brutal y la película presenta a los ingleses como necios, violentos e ignorantes, y tampoco se queda atrás en su mirada escéptica hacia la población nativa y sus tradiciones paganas.
Sin embargo, a pesar de su enfoque más terrenal, se trata de una película de temática sobrenatural que despliega todos su recursos en las escenas de exorcismo (secuencias que encuentro especialmente interesantes) en las que Merrin se enfrenta a su particular versión del poseído: sin querer desvelar más de lo necesario, solo diré que se trata de una representación bastante atrevida del mal, encarnada en una visión de Lucifer que seduce más que ataca y que escenifica una visión del demonio bastante subversiva en su tratamiento estético y discursivo.
En resumen, “Dominion” plantea, sin llegar a la potencia de la original ni al interés de la tercera parte, una ampliación interesante y original del universo de “El Exorcista” que ofrece a los aficionados una mirada renovada a una saga de lo más irregular, y que no se conformó con la explotación de la fórmula conocida.
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