A finales de los años 80s el crimen aumentó dramáticamente en 400% y la situación socioeconómica en Estados Unidos se tornó insostenible, lo que obligó al gobierno federal a evacuar por completo la isla de Manhattan y convertirla en la primera prisión de máxima seguridad para los peores delincuentes del país. Es el año 1997 y el avión presidencial, el Air Force One, acaba de ser secuestrado por una banda de guerrilleros militantes de extrema izquierda en una operación suicida con el objetivo de presentar una declaración de principios frente al mundo y estrellarlo dentro de la prisión, pero el presidente escapa en una sonda de emergencia y cae sano y salvo en la ciudad antes de que se estrelle el avión y mate a todos sus tripulantes.
Es una situación sumamente grave porque el mundo enfrenta la posibilidad de una guerra abierta con el bloque comunista soviético/chino y el presidente debe de ser rescatado en menos de 24 horas porque carga en su poder una grabación que debe ser presentada ante una reunión de jefes de Estado y podría hacer que Estados Unidos logre la victoria. La única posibilidad para el jefe de policía es reclutar a un antiguo comando de special forces convertido en bandolero para que entre en la ciudad y rescate dicha grabación (y de ser posible al presidente) o de lo contrario morirá sin remedio luego de implantarse en su cabeza un explosivo mortal y que estallará si no logra cumplir la misión con éxito.
“un extraordinario compendio de 80 minutos de acción, emoción a raudales y una tensión que muy pocos cineastas podrían manejar”
Sencillo, rápido y directo es el argumento de una de las mejores películas de acción distópicas de todos los tiempos, se trata de “Escape From New York” (1981), dirigida por el maestro John Carpenter y que ayudó a cambiar los parámetros argumentales y artísticos de las películas de acción de la incipiente década de los 80s.
Directa y estimulante
Lo primero que llama la atención es el poco optimismo que Carpenter sentía por el futuro cercano de ese Estados Unidos que recién salía de Watergate, todavía no se había recuperado de la toma de los rehenes en Teherán y que estaba sumida en un momento muy álgido de la Guerra Fría y en donde la economía estaba haciendo aguas por todos lados. Era el caldo de cultivo perfecto para una historia atractiva, distópica y demencial. No fue fácil para el maestro. El primer draft se remonta a 1976 cuando “Asalto en el Precinto 13” todavía no se había estrenado y en donde nadie estaba interesado en el guión escrito a cuatro manos entre Carpenter y Nick Castle, pero luego del explosivo y demoledor éxito de “Halloween” (1978), los estudios se estaban peleando para que Carpenter hiciera la película. Para hacer realidad su obra maestra distópica, Carpenter reclutó a colaboradores habituales como Tom Atkins, Adrienne Barbeau y Donald Pleasence y escogió de protagonista a un joven Kurt Russell (con quien ya había trabajado en una curiosa biopic de Elvis Prestley un par de años antes y que luego se convertiría en su actor fetiche) para interpretar al cínico y temerario Snake Plissken. Otros intérpretes importantes eran Harry Dean Stanton, Isaac Hayes y dos viejas glorias del Hollywood de los 50s y 60s: Ernest Borgnine, en un papel divertido y casi demencial y muy especialmente el gran Lee Van Cleef que interpretaba al inescrupuloso e implacable jefe de policía que obliga a Snake a llevar a cabo la misión casi suicida.
“Si bien el presupuesto de 6 millones de dólares casi quintuplicaba el de La Niebla del año anterior, nuevamente se hizo deficitario para el maestro, algo muy recurrente en casi toda su carrera profesional”
El resultado, como es habitual en casi todas las películas del maestro, es un extraordinario compendio de 80 minutos de acción, emoción a raudales y una tensión que muy pocos cineastas podrían manejar, todo esto gracias a una producción espléndida y bien llevada de sus socios y amigos Larry Franco y Debra Hill, de la dirección de fotografía de Dean Cundey y una edición trepidante y bien equilibrada de Todd Ramsay. Como era habitual en sus primeros años, Carpenter también se ocupó de componer la banda sonora ecléctica, sencilla y perturbadora de la película que ayudaba en gran medida a crear la necesaria tensión dramática.
Un ganar-ganar para todos
Si bien el presupuesto de 6 millones de dólares casi quintuplicaba el de “La Niebla” del año anterior, nuevamente se hizo deficitario para el maestro, algo muy recurrente en casi toda su carrera profesional y que lo obligó a exprimir al máximo su creatividad. Para ello, se hizo de viejos trucos ópticos usando decorados pintados a mano y superpuestos como fondo en algunas tomas (todos ellos realizados por un muchacho desconocido del departamento de arte llamado James Cameron) y aprovechando las tomas nocturnas para sacarle el jugo a las deprimentes calles de los barrios bajos de la ciudad de San Luis donde fue filmada. La atmósfera oscura, terrible y claustrofóbica se siente a lo largo del metraje y se soporta sobre las excelentes actuaciones de Russell, que siempre alabó la película y considera a Snake Plissken su personaje favorito, de Donald Pleasence en el papel del frío y cobarde presidente y de un excelente Lee Van Cleef que recuerda lo mejor de su etapa bajo el mando de Leone.
“si bien podría generar una media sonrisa de sarcasmo ante el anacrónico futuro atemporal, la emoción y el suspense todavía se mantienen frescos en la retina”
El resultado de la película fue una alta valoración de la crítica, en especial luego de que un par de años antes saliera esa otra genialidad llamada “The Warriors” (1979) de Walter Hill que ponía en evidencia el altísimo nivel de inseguridad pública en la que estaba sumida la verdadera Nueva York de aquel entonces, y que se tradujo en un auténtico éxito de taquilla.
Para el maestro significó la posibilidad de hacer otros proyectos más ambiciosos y con un renombre y credibilidad dentro de la industria asegurados, y para Russell, significó su entrada triunfal como estrella de Hollywood, que a pesar de contar con más de 20 años de experiencia dentro de la industria, todavía no había conseguido el papel que lo pusiera en la palestra. Gracias a esta película consiguió grandes hits taquilleros y de crítica como “La Cosa” (1982), “Masacre en el Barrio Chino” (1986), “Silkwood” (1983) y “Tango y Cash (1989)”. Más de 40 años después, “Escape de Nueva York” todavía consigue atrapar al espectador, y si bien podría generar una media sonrisa de sarcasmo ante el anacrónico futuro atemporal, la emoción y el suspense todavía se mantienen frescos en la retina y siempre es la opción ideal para pasar hora y media de excelente evasión.
6 comentarios:
Lo que dices sobre la película puede aplicar perfectamente a Carpenter: sencillo, rápido y directo. Genial le agregaría. Y también lo podría hacer sobre muchísimos de sus compañeros de los 80s: Hill, Cosmatos, Donner, McTiernan, etc.
Creo que fueron directores que nunca o casi nunca aburrieron...sus películas duraban lo que necesitaban durar y eso los hacia casi invencibles.
Creo que uno de los grandes males del cine de entretenimiento de hoy es su duración, innecesaria la gran mayoría de las veces.
Si hoy hicieran Escape seguramente Snake tendría una sub trama de mujer muerta e hija internada en un instituto gubernamental con 40 min de mas. Matarían la esencia del personaje con una solemnidad metida con calzador que seguramente nos arruinaría la experiencia.
Siempre es un placer leerlos en el blog. Gracias y saludos!
Tu lo has dicho varias veces, el MAESTRO, para mi no hay nadie como John Carpenter y esta peli es tan maravillosa como la inmensa mayoría de sus creaciones, luego desbarró mucho con ESCAPE FROM LOS ANGELES, pero a este GENIO se le perdona todo. Gran peli, gran ambientación y… Kurt Russell, Donald Pleasence, Lee Van Cleef, Harry Dean Stanton, Ernest Borgnine…madre mía, menudo elenco, arrodillados tendríamos que estar todos, Carpenter es DIOS!!!!
Maestro, que con escualidos presupuestos, forjo cantidad de clasicos y pelis de culto. Siempre imitadas , jamas igualadas...saludos desde Chile!!!
Muchas gracias por sus palabras amigos, mi próxima reseña también será sobre otra película del Maestro.
Gracias Shaggy por traer a la palestra esta fantástica película y sensacional personaje: “Snake” Plissken. Absoluta genialidad del maestro Carpenter que fue capaz de armar con pocos recursos una de las mejores distopía de acción/suspense/terror del cine con un contexto pre-nuclear de ritmo frenético y plagada de secuencias que se te graban en la retinan y no te abandonan jamás. Entretenimiento superlativo no exento de crítica y mala leche, que como el buen vino mejora con el paso del tiempo, y cuyo discurso sigue tan vigente como en su estreno en el 81. Sin duda, una de las grandes del cine de género y del séptimo arte en general.
Se pueden decir tantas cosas positivas sobre los distintos aspectos artísticos y técnicos de la película que se haría eterno. Solo me limitaré a recomendársela a todos aquellos que no la conozcan, y los que haga tiempo que no la ven que la revisen cuanto antes, van a volver a flipar.
Saludos cuervos.
P.D. Alberga una de los mejores finales de la historia del cine.
Es fácil escapar de Nueva York, salvo si estás en Wall Street o en Tribeca. O su no sabes nadar y no hay puentes. En este film todo se complica sin taxi ni dinero de noche y sin cama, sin Mc donalds. Pero quien quiere escapar de una ciudad así? Carpenter. La ciudad de los ascensores y las escaleras eléctricas.
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