domingo, 16 de abril de 2023

Crítica: El Exorcista del Papa

MISTER MOLOKO NOS HABLA SOBRE EL SALTO A LA GRAN PANTALLA DEL EXORCISTA GABRIELE AMORTH, ENCARNADO POR RUSSELL CROWE EN ESTA DIVERTIDA CINTA DE POSESIONES


Siempre he sentido una inefable atracción por las películas sobre exorcismos. Si me interesa el subgénero es a causa de las dos temáticas sobre las que se sustenta y que aparecen, de forma más o menos recurrente, en todas las películas. En primer lugar, está todo lo vinculado con la mitología cristiana y la parte más esotérica del catolicismo. Respecto a este tema, creo que lamentablemente en pocas ocasiones se han sabido explotar cinematográficamente todas aquellas fábulas y leyendas propias del cristianismo que, muy probablemente por una cuestión de autocensura, se han tratado con muy poca profusión dentro del cine de terror. 


“El film navega con tino entre el thriller sobrenatural y el terror de posesiones diabólicas, sin perder en ningún momento su perspectiva comercial y su interés por llegar al gran público” 


Si bien a partir del estreno de “El Exorcista” (1973) el interés aumentó exponencialmente, no es menos cierto que desde los albores del cristianismo existen una gran cantidad de tratados sobre ángeles y demonios que, ofreciendo un material increíblemente rico y con un potencial visual incuestionable, no se han sabido aprovechar por unos guionistas más preocupados por emular el imaginario creado por Friedkin hace cincuenta años que en surfear por los grimorios procedentes de la vieja Europa. El demonio está muy presente en el cine, pero es un demonio aséptico, un ser despojado de todo el poso histórico (e histriónico) que la cultura judeocristiana le ha otorgado a lo largo de los años. Vamos que, por poner un ejemplo, se basan más en la imagen de satanás que popularizó Anton LaVey en la cultura popular que en ese listado de demonios y seres de ultratumba que aparecían en, por citar una obra referencial, “La llave menor de Salomón” fechada en el siglo XVII. 

El segundo motivo por el que me interesan este tipo de películas viene dado por que en ellas se suele tratar la disyuntiva entre posesión demoniaca y enfermedad mental. Aunque los que nos consideramos agnósticos tenemos muy claro que en el mundo real no existe tal dicotomía (la explicación racional es sencilla; la mente humana muy compleja), resulta verdaderamente apasionante estudiar los mecanismos psicosociales que pueden llevar a un ser humano a creerse poseído por una entidad diabólica: la culpabilidad, el fanatismo, los miedos, las influencias del entorno, la propia necesidad de sublimar instintos reprimidos… factores todos ellos que funcionan como catalizadores de un proceso de neurosis que, al menos desde el punto de vista cinematográfico, pueden articular por si mismos una trama argumental. La historia del cine está llena de ejemplos al respecto y en cintas como las recientes “13 exorcismos” (2023) y “Reza por el diablo” (2023) ya se trataban este tema, todo sea dicho, con bastante poca fortuna. 


“Uno de los grandes aciertos de los guionistas es que son capaces de jugar con elementos característicos de la mitología cristiana y darles una perspectiva distinta” 


Me perdonarán por esta introducción tan aparentemente deslavazada, pero creo que era muy necesaria antes de empezar con el análisis de “El exorcista del Papa” (2023), una película de la que no esperaba absolutamente nada y que, para mi deleite, ha supuesto una agradable sorpresa. Y digo que era necesaria porque la película no sólo es capaz de enlazar con cierta inteligencia las dos temáticas anteriormente citadas, sino que lo hace desde una propuesta entretenidísima y con ciertos valores cinematográficos. El film navega con tino entre el thriller sobrenatural y el terror de posesiones diabólicas, sin perder en ningún momento su perspectiva comercial y su interés por llegar al gran público. “El exorcista del Papa” es un producto más que digno en el que se intenta ofrecer una historia con un cierto sustrato y en la que incluso se permiten ciertas licencias que, y hablo desde la más pura subjetividad, a mí me han convencido. 

La cinta está basada en la figura del exorcista Gabriele Amorth cuyas vivencias “supuestamente” reales han sido recogidas en infinidad de libros, artículos y conferencias. Para aquellos que no lo conozcan diremos que aunque el sacerdote italiano era todo un personaje, debemos reconocerle que era un tipo inteligente y que algunos libros suyos como “Exorcismo y psiquiatría” (2002) son muy interesantes. Amorth era capaz de aunar teorías loquísimas (una de las mejores era que Hitler y Mussolini probablemente eran dos personas poseídas por el diablo y que por eso hicieron todo lo que hicieron), con un envidiable sentido común. Un ejemplo de ello sería su reconocimiento explícito de que la mayor parte de los poseídos a los que trató a lo largo de su carrera no eran más que sujetos con trastornos de la personalidad a los que derivó a un psiquiatra o con los que adoptó una perspectiva más psicológica que teológica. Con estos antecedentes no nos puede extrañas que el mundo del cine se fijara en este peculiar cura

Para la elaboración del guion se ha recurrido a Michael Petroni, que ya había tocado el género en la interesante “El Rito” (2011), y a Evan Spilotopoulos, alguien que tras pasarse media vida guionizando producciones familiares para Disney en 2019 debió tener algún tipo de epifanía y se puso a escribir los libretos de perlas como “Snake Eyes: el origen” (2021) o “Ruega por nosotros” (2021). El caso es que ambos han urdido una historia en la que se combina muy bien el suspense con unas set pieces de terror que aportan valor a la historia y en la que, como no podía ser de otra forma, no se repara a la hora de incluir los tropos habituales dentro del subgénero. Uno de los grandes aciertos de los guionistas es que son capaces de jugar con elementos característicos de la mitología cristiana y darles una perspectiva distinta. Este esfuerzo por crear un LORE fantástico a la historia no es óbice para que también este presente en la trama la idea del mal y la culpa como elemento intrínsecamente inherente a la religión católica (los pecados inconfesables de ambos sacerdotes) e incluso, en un ejercicio que me ha parecido arriesgado, la aparición de una velada crítica a ciertos comportamientos que asociamos a lo peor del catolicismo más represivo. Y todo ello enmarcado en una trama entretenidísima que te engancha desde el principio y que logra que la hora y media de duración pase como un auténtico suspiro. 


“el realizador entiende muy bien el material con el que está trabajando, siendo capaz de integrar distintos tonos que van desde la comedia hasta el terror” 


Uno de los grandes aciertos de la película viene dado por la inteligente elección de Rusell Crowe como protagonista. Este no sólo desborda carisma, sino que hace suyo al personaje y da toda una lección de lo que significa conectar con el tono de un film. Junto a él encontramos a un más que correcto Daniel Zovatto, que entiende perfectamente cuál es su rol, y a un Franco Nero con el que ni quiero ni puedo ser objetivo. Por cierto, les recomiendo encarecidamente que vean la película en versión original. Y no sólo porque Crowe utiliza un más que correcto italiano, sino porque la mezcla de inglés, italiano y español resulta curiosa y otorga un mayor poso a la película. A este respecto es de agradecer el cuidado puesto en una ambientación que en ningún momento parece cartón piedra

Como curiosidad les diré que el realizador inicialmente previsto era el español Ángel Gómez (el de “Voces” (2020)) que se apeó del proyecto a las primeras de cambio. Al final, se decidió poner al frente de la película a Julius Avery, un señor al que muchos recordarán por “Overlord” (2018) y más recientemente por “Samaritan” (2022), un producto fallido al servicio de Sylvester Stallone que se estrenó directamente en Prime Video. El caso es que el realizador entiende muy bien el material con el que está trabajando, siendo capaz de integrar distintos tonos que van desde la comedia hasta el terror y ofreciendo un producto cuya finalidad principal, la de resultar un entretenimiento digno, se cumple con creces. Tenemos personajes que están relativamente bien dibujados, una trama que va evolucionando desde el trhiller sobrenatural hasta el terror puro y que esta perfectamente integrada y un final que, de puro desmadrado y loco, resulta una auténtica gozada. Avery sabe perfectamente lo que buscamos los seguidores del cine sobre exorcistas (curas sosteniendo crucifijos, poseídos soltando tacos e improperios mientras hacen torsiones imposibles y trepan por las paredes…) pero a la vez sabe circunscribir todo ello dentro de una película que tiene un cierto sustrato y que, además, mantiene una puesta en escena efectiva (que no efectista) en la que los momentos de terror están muy bien resueltos. 

Imagino que los puristas del género echaran pestes ante esta propuesta. Yo personalmente he disfrutado de la experiencia y aplaudo muy fuertemente películas como estas que, moviéndose dentro de los márgenes del cine comercial, ofrecen productos bien hechos y disfrutables. Francamente empiezo a estar un poco cansado de tanta trascendencia, de tanta reivindicación de épocas pretéritas y de tanta incapacidad de entender que, muchas veces, basta con mezclar bien los ingredientes de toda la vida para acertar con la fórmula.


5 comentarios:

Erika dijo...

Coincido contigo, es una película superentretenida que sabe jugar bien sus cartas. Saludos.

El Rector dijo...

Vista y disfrutada como un auténtico puerco. Avery, Crowe y Essoe, nada podía salir mal. Muy en la línea de "Overlord", coger una base clásica, añadirle un poco de aquí y un poco de allá, atinar con el reparto, mimar el apartado visual y listos. "Samaritan" fue bastante descafeinada pero con esta "El Exorcista del Papa", Avery espanta los fantasmas y ofrece un divertimento de serie b de primer orden, por más que se haya paseado por un circuito comercial donde no se suelen prodigar este tipo de propuestas, abiertas al gran público si se quiere, sí, pero con un delicioso aroma elitista en el fondo que en ningún momento esconde hacia quién va dirigida la propuesta.

Algunas licencias argumentales no se muy bien como tomármelas, lo de blanquear las atrocidades de la iglesia católica a manos de la inquisición no acabo de tener claro hacia qué dirección apunta, aunque viendo la trayectoria da Avery, quiero pensar que se encamina hacia la sátira. De cualquier forma, el show es una delicia en su conjunto y un despiporre de muchos quilates en su tramo final.

Oremos para que se obre el milagro y tengamos alguna que otra secuela, pues la ocasión lo merece.

Saludos.

Mister Moloko dijo...

Hola a todos
Si Erika, la palabra es entretenida. Yo salí del cine con una sensación de lo más agradable. Un auténtico disfrute.
Rector, veo que coincidimos. Yo después de la decepcionante "Samaritan", me esperaba lo peor. Pero la película sabe dar en la tecla y ofrecer un divertimento de primer orden. Creo que la película no se esconde y, aunque es cierto que resulta ambigua en lo referente a la inquisición, ofrece una buena perspectiva del tema y lo hace con humor, diversión y el carisma de su protagonista (esta película protagonizada por otro bajaría enteros) No entiendo muy bien lo que les ha molestado a algunos de una propuesta que no engaña a nadie y que está francamente bien planificada. en fin.
saludos

Missterror dijo...

Hola, Moloko. Voy directa al grano "El exorcista del papa" se tiene que colar en mi top 10 de este año, sí o sí. Tenemos que celebrar que el 2023 nos haya traído una película que es pura tensión, terror y despiporre. Es un canto a la diversión, al carisma, a la serie B y a los fans del género.
Coincido en que hay que verla en versión original para disfrutarla aún más. Crowe está inmenso y he gozado cada segundo que aparecía en pantalla. El dueto protagonista creo está muy bien ensamblado y que orquestan un excelente entretenimiento que actúa de quitapenas y de antiestrés. ¿Cómo no se va a disfrutar de algo así?
Aún quedándose un paso por detrás en esa crítica eclesiástica que yo creí que llegaría, no hay duda de que una película capaz de combinar tan bien la agudeza con el disparate, se merece muchos elogios.
Por mi parte, deseando volver a ver al Padre Amorth y al Padre Esquivel. ¿Se tendrán en cuanta nuestras plegarias?

Un abrazo.

Krueger dijo...

Oficialmente la tapada del año. Hacía tiempo que no veía una película de exorcismos tan efectiva, relajada y divertida. Me lo he pasado en grande y ojalá llegue esa secuela que todos estamos pidiendo. Crowe está simplemente genial y la película es tan, tan Serie B que no le duelen prendas en poner un plano de tetas totalmente gratuito. Me arrepiento enormemente de no haberla visto en cine, debido a mi pereza sobre el cine de posesiones (quizás el que menos ha evolucionado en años y años...).

Saludos!

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