domingo, 10 de julio de 2011

Crítica: Cruel Restaurant

Cuando vemos una producción serie B tenemos que meternos en la cabeza que no podemos esperar la misma calidad que una película con un buen presupuesto y actores renombrados, aunque de vez en cuando algunas nos sorprenden, logran sobrepasar las expectativas y lanzar a la fama a los responsables de dicha producción, como lo hizo por ejemplo “La noche de los muerto vivientes” en su momento para George Romero. Lamentablemente, esto es mas la excepción que la regla y la mayoría de estas películas se toman demasiado en serio lo de tener un presupuesto ajustado y terminan creando producciones dignas de ser olvidadas y jamás volver a hablar de ellas. El trabajo de Koji Kawao en “Cruel Restaurant” parece entrar en este grupo.

“Cruel Restaurant” (o “Zankoku Haten”, su título original japonés ), es la historia de un restaurante en el cual la popularidad por un plato llamado “dumpligs” (que no son más que unas bolas de masa rellenas de frutas o carne, como es en este caso) aumenta radicalmente al tiempo que se reportan homicidios y desapariciones de personas cerca de esta localidad. Ya sabes por donde va la cosa. Los trabajadores del restaurante, Lin (interpretada por Mihiro Taniguchi, quien se ha destacado en el cine porno asiático) y Chin (interpretado por Sakae Yamazaki) ahora son perseguidos por personas que sospechan que sus “dumpligs” están rellenos de una carne poco convencional y por otros que quieren aprender y copiar su receta.

La película es un gore serie B, pero lo de serie B es casi un elogio. Es cierto que el director Koji Kawao contó con un presupuesto muy ajustado para esta película, pero, en mi opinión, no compensa por el trabajo tan pobre realizado, en especial en los efectos especiales. Joder, que cada vez que muestran una extremidad cercenada parecen sacadas de un disfraz cutre de Halloween. Lo peor es que, al parecer, ni un mínimo de esfuerzo fue empleado (por no decir que ninguno) en que estos juguetes se vieran un poco más reales.

La historia tampoco es muy innovadora y la poca originalidad que logran añadirle, la dañan haciéndola ridículamente predecible. Contando con una actriz porno en su elenco, se espera que la película contenga un alto contenido sexual, y en esto no falla. Pero que esto no te emocione mucho, estas escenas solo sirven para verle las tetas a la japonesa y para justificar la guarrada que hicieron por final, que pudo haber sido inesperado, pero se dedicaron a dañarlo. Para completar, las actuaciones son malísimas y en algunos casos incluso exageradas, aunque tampoco esperaba mucho de las interpretaciones si partimos de la base de que la actriz principal es una pornostar como Mihiro Taniguchi.

Al final la película se me hizo más larga que las tres entregas de “El señor de los anillos” juntas, pero realmente no dura ni la mitad de lo que duro la primera entrega. Me pareció aburrida, predecible y mal trabajada en todos los aspectos, aún para haber contado con un presupuesto ajustadísimo. Las partes que se supone que asustan, no asustan y las partes graciosas no tienen gracia. Creo que lo mejor de la película es una escena en la que la actriz principal se masturba y tampoco es la gran cosa. La única razón por la que me trague la película completa, fue para poder hacer esta crítica, y para que les voy a mentir, también porque la japonesa no está mal.

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