martes, 6 de abril de 2010

Crítica: Thirst

Chan-wook Park puede que sea ahora mismo, uno de los cineastas más populares del continente asiático, no en vano, es el padre de una de las trilogías cinematográficas más exitosas salida de aquellos lares, por supuesto me refiero a "Old Boy" y sus dos secuelas "Sympathy for Mr. Vengeance y "Sympathy for Lady Vengeance", además de dirigir también alguna que otra película del género con más o menos éxito como pueda ser la interesante "3 Extremes" y ahora, coincidiendo con la época más oscura del cine de vampiros, en un tiempo donde los chupasangre incluso brillan cual bola discotequera en contacto con la luz del sol (en mis tiempos la diñaban), van al instituto (en mis tiempos no iban y eran la mar de huraños), o se enamoran de jovencitas en lugar de comérselas, ahora que ilustran portadas de cientos de publicaciones juveniles al tiempo que mojan las braguitas de todas las quinceañeras del mundo y de las que aún creen serlo, aparece este coreano y se casca "Thirst", que viene a recuperar un poco de la dignidad perdida en los últimos tiempos y con permiso de la genial "Déjame Entrar", se autoproclama por méritos propios, como la mejor película de vampiros filmada en muchos años, una obra tan personal y cuidada que puede llegar incluso a enamorar a alguien como yo, que no se puede decir que el cine oriental me despierte pasiones precisamente, pero en esta ocasión tengo que rendirme ante la evidencia y reconocer que ahora si, he disfrutado con una película de terror oriental. Incluso hubiera mojado mis braguitas si las tuviese.


La verdad es que "Thirst" tiene bastante en común con "Déjame Entrar", de echo la idea principal es básicamente la misma, una historia de amor entre un vampiro y una humana (en aquella ocasión era a la inversa), sólo que desde un punto de vista más adulto, aquí no hablamos de una relación de amistad con derecho a roce (como decíamos de jovencitos cuando nos preguntaban si teníamos novia, "tengo una amiga con derecho a roce", proclamábamos a los cuatro vientos, cuando la verdad era que nos pasábamos el día haciendo "all i oli" (salsa típica de Catalunya compuesta de ajo y aceite de oliva) pero sin mortero, bueno, eso en el caso que fueras feo claro, los guapos ya compraban el "all i oli" hecho. Retomando con "Thirst", decía que la relación entre los dos protagonistas aquí no se basa en la amistad, sino en el vil placer de la carne y el morbo de lo prohibido (como no podía ser de otra forma tratándose de un filme asiático), donde Chan-wook Park nos cuenta la historia de un sacerdote que trabaja en un hospital y que hastiado de lidiar con la muerte que le rodea a diario, decide participar como conejillo de indias en un experimento para ayudar a encontrar la cura de un extraño virus y que por suerte para nosotros y desgracia suya, termina siendo infectado por la sangre de un desconocido convirtiéndolo en un vampiro y enamorándose posteriormente de una joven conocida de la infancia con la que se reencuentra en el hospital mientras el marido de esta es tratado de un cáncer.

Bajo este retorcido argumento se esconde una notable película que auna drama, terror e incluso comedia (en este sentido recuerda algo a "Frostbitten") de una forma fluida y muy cohesionada, siendo habitual pasar de una situación dramática a más no poder, a un momento de lo más cachondo, y esto es lo que más me ha conquistado de "Thirst", esa capacidad innata de sorprender que ostenta de principio a fin, logrando que no caigamos en el aburrimiento en ningún momento en una película cuidada hasta el más mínimo detalle, donde la riqueza del vocabulario (pura poesía en algunos pasajes) se disfruta incluso en su traducción castellana y desde aquí quiero agradecer el excelente trabajo hecho por el alma caritativa que ha puesto los subtítulos, pues con mi coreano nivel FP-1, me habría perdido algún que otro concepto.

Este mismo "trabajo de chinos" que se ha hecho con el guión, puede extrapolarse también al apartado visual, desde la cuidada fotografía a la decrépita atmósfera conseguida en algunos momentos del filme, hacen de "Thirst" un todo de lo más macabro, donde los momentos sangrientos, lejos del comicismo de las clásicas cintas gore en plan "Tokyo Gore Police" y demás clones, resultan más impactantes y cercanas que nunca y los FX, bueno, que decir en este sentido sin que me caiga una lágrima de emoción por la mejilla y sienta un principio de erección, pues que es una gozada ver a los vampiros saltar de tejado en tejado a la luz de la luna o trepar por una pared muy al estilo "Tigre y Dragón" y de repente darte de narices con una salvajada de nueva generación en plan "Hancock", (como los "transportes" la suegra catatónica o la delirante secuencia final con el maletero del coche) donde el contraste entre efectos tradicionales y digitales resulta tan grotesco como cautivador.

El reparto no puedo decir que me resulte conocido, ya he dicho varias veces que no soy un gran consumidor de cine asiático, pero el nivel de la pareja protagonistas es acojonante, el actor Kang-ho Song lo borda en el papel del cura vampiro, uno de los monstruos más humanos que yo recuerde, plasmando de forma brillante esa constante lucha interior entre el hombre de bien siervo de Dios y la criatura sedienta de sangre y vicio en la que se ha convertido. A su lado una sensual Ok-vin Kim, que interpreta a una chica que detesta su vida y a los que la rodean y que se siente atraída por el misterioso pastor desde el primer momento. Ambos protagonizan unas cuantas y divertidas secuencias se sexo donde se nota el buen "feeling" que hay entre los dos actores, como se puede apreciar con el paso de los minutos, consiguiendo plasmar en la pantalla una intensa relación llena de pasión, sentimiento y como en cualquier pareja que se precie, altibajos.

Conclusión, "Thirst" no sólo es una agradable e inesperada sorpresa, es la mejor película de vampiros en muchos años, un producto incalificable que se tambalea entre el drama de terror y la comedia negra. Una película divertida, morbosa e incluso reflexiva, que coge elementos de clásicos del género como "La Rabia" o incluso "Hellraiser" y que está extremadamente cuidado en todos los aspectos, un guión sólido, personajes con "alma", un preciosista acabado visual y una sobrecogedora banda sonora. Si hay que destacar algo negativo, su excesiva duración, donde los mas de 140 minutos se antojan un tanto excesivos, sobrando en mi opinión los últimos 20 o 25 , que resultan un tanto divagantes y que ya no consiguen aportar nada nuevo a la historia y alguna que otra secuencia humorística fuera de lugar.

Con permiso de la mencionada "Déjame Entrar" y del "Arrástrame al Infierno" de Raimi, de lo mejorcito en lo que a terror se refiere de este ya agonizante año 2009. Visionado obligado tanto si amas, como si detestas el cine asiático.


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