viernes, 23 de septiembre de 2011

Crítica: Hijos de los Hombres

Cuando el Rector se decidió a quitar los clavos de mi ataúd, supongo que no esperaba que yo fuera a escoger senderos tan periféricos en ésta mi primera incursión en el Reino de las Sombras. De haber sido así, yo probablemente seguiría allí encerrado, acordándome de la puñetera madre que parió a Raymond Chandler; ya sabéis, El Largo Adiós, El Sueño Eterno...

Pero aquel alma caritativa -e inconsciente- abrió la tapa de mis esencias (predominaba un persistente hedor a cadáver, debo confesar.) Y la sonriente criaturita infernal que soy salió envuelta en efluvios, más cabra que macabra, más bien señor de las moscas que morboso amo de la noche, silbando pletórico el Himno de la Alegría, que brotaba sibilante de entre sus generosos colmillos. Vivir es bello, oh sí. Aunque se esté muerto. Uno nunca se espera el momento de su renacimiento, llamadme “Nosperatu”. Si Botticelli hubiera presenciado tan magno acontecimiento, su cuadro más conocido habría dejado de representar a una rubia maciza emergiendo de una concha, para inmortalizar a este modesto servidor de ustedes saliendo de su elegante féretro. Después de todo salir de una concha no es nada original, todos salimos de una. Pero a ver quién es el listo que sale además de un ataúd, sea con ayuda o sin ella. Pues eso.

A cambio de mi liberación se me exigía destripar una película. Debía yo elegir una virginal doncella para llevar a cabo mi bautismo de sangre en este blog. Quería demostraros a todos que, llegado el momento, mis garras nunca tiemblan. Y tenía que escoger el escenario apropiado para perpetrar mi enfermiza misión. Pero, en vez de optar por un lóbrego páramo desolado en el que dar rienda suelta a mi más-turbio amor por la casquería, o elegir una ampulosa casa abandonada en cuya buhardilla iluminada se recortara la silueta de un espectral engendro de pesadilla, hete aquí que me dio la ventolera de revolcarme en el fango de una Londres futurista, una abominable ciudad distópica, a medio camino entre las calles de Blade Runner y la chatarrería del tito Juan. Cosas veredes, amicus Rectorus. Es lo que tiene ser un vampiro que lee a Kierkegaard y Schopenhauer. El existencialismo me puede.

O eso, o me levanté con el pie izquierdo, algo lógico, habida cuenta que los vampiros tenemos dos pies izquierdos, un pie izquierdo al final de la pierna izquierda (cosa normal y harto probable) y un pie izquierdo al final de la pierna derecha (cosa ésta algo más chocante). En nuestra presencia ninguno osaríais descalzarnos para contarnos los deditos de los pies. Lo sé, no puedo culparos por ello. Pero tenéis que creer que, en nuestra manía de ser los más siniestros, los vampiros terminamos por tener dos pies izquierdos. Y feos de cojones. Antes muertos que sencillos. Lo de los zapatos es una puta ruina, cierto, comprar dos pares para usar sólo uno. Pero qué le vamos a hacer, un vampiro descalzo no luce, no va a ningún “lao”.

Por estas dos razones y por alguna más, decidí no ilustraros con el hallazgo de algún novedoso sistema de riego de mollejas por aspersión, y no internaros en la insondable maravilla de los infinitos recovecos de unos intestinos sabiamente eviscerados. En lugar de tales delicatessen, me decanté por un largometraje de corte filosófico: “Hijos de los hombres”, un film menos truculento. Aunque, eso sí, tan terrorífico como el que más. Hay que decir en mi descargo que en esta decisión tuvo cierto peso el hecho de que, en el plazo de una semana, yo mismo vaya a ser el padre de otra criaturita del Averno.

La magnífica película que nos ocupa se estrenó allá por el 2006, y no tuvo la acogida que innegablemente merece . Nada de qué sorprenderse: yo soy un tío de puta madre y tampoco me acogen muy bien que digamos. Esta película aúna en su haber un guión eficaz, una puesta en escena de altos vuelos, una dirección firme y unas actuaciones más que solventes. Ahí es nada. Tras la cámara está el mejicano Alfonso Cuarón, nominado a dos estatuillas por este trabajo. El reparto es de lujo: Clive Owen, Julianne Moore y Michael Caine, entre otros. La producción de la cinta es británica, estando basada la historia en el libro homónimo (“Chidren of Men”) de la también británica, P. D. James. La fotografía es impresionante. Comparten protagonismo unos asépticos espacios, en los que transita la vida de los ricos, e infectas calles por las que se arrastra la rutina miserable de los pobres. La basura y la podredumbre están presentes en toda la filmación. Diríase una película enferma, de principio a fin: desde la neblinosa y pestilente atmósfera de la ciudad hasta las degradadas conciencias de los hombres que la habitan. Desde los bajos fondos urbanos a los rascacielos más sofisticados. Todo está podrido. Todo amenaza con derrumbarse en cualquier momento. Ojo, que empiezo a “expoliar.”

La acción se sitúa en el Londres del año 2027. Un tipo con cara de oficina entra en una hamburguesería a comprar un café solo para llevar. Se encuentra allí a una muchedumbre abigarrada de clientes hipnotizados con la noticia que está retransmitiendo el inefable televisor: acaba de morir el que hasta la fecha ostentaba el título de ser el hombre más joven del planeta. Todos andan pillaos con eso, incluido un Bobby, embobado como todos los demás, y que parece haber olvidado decir aquello de “circulen, circulen”. El hombre con cara de chopo sale de allí y, a los pocos pasos, la hamburguesería sale volando por los aires. (Atención a esa señora que sale de entre los escombros pidiendo que le echen “una manita.”) Luego Clive, Theo en el celuloide, engrosa el abultado Manual de excusas brillantes para faltar al trabajo y aprovecha para ir a ver a su colega Jasper, o Casper.

La cosa promete, ¿verdad? Pues dejad de acariciaros los pezoncillos, porque ahora viene lo mejor.

El mundo se ha ido al carajo ¿vale?, pero es que además es el carajo equivocado, oigan. Un carajo estéril, sifilítico e impotente, incapaz de prolongar la permanencia en la tierra más allá de la degenerada-generación existente. En su “schopenhaueriano” esfuerzo existencialista, la Humanidad no duda en realizar toda clase de atrocidades, tropelías y actos vandálicos, acercándose un poco más al ansiado escalafón evolutivo ocupado por su prima hermana: la cucaracha. Y todo ello en un contexto de burocratización, estado policial, toques de queda, persecución de inmigrantes ilegales, guerrilla y grupos armados que intentan asestar el golpe definitivo a un sistema que apesta. Los ciervos estudian en colegios abandonados y los nuevos portales de Belén están llenos de cochambre y jeringuillas. Las imágenes son de una sobrecogedora belleza y un contundente impacto visual. Abundan los planos generales, ligeramente sobrexpuestos, con tonalidades grisáceas; también sepias y azuladas. Podremos ver cerdos volando, Davides que cojean del pie izquierdo, Guernicas de comedor.

La cosa anda chunga. Pero hay un leve rayito de esperanza. Una mujer en estado de buena esperanza. No se llama Esperanza. La señora es negra, como el futuro que se abre ante los Hombres. Muy pronto, lo que parecía ser una rutinaria misión para escoltar y proporcionar unos “papeles de tránsito” a una inmigrante ilegal de relativa importancia, pasa a ser el leit motiv de toda la cinta. Este giro argumental es como dar un golpe de timón para esquivar unos arrecifes, y acabar chocando contra la isla del tesoro. A los que les guste el gore tendrán una pequeña ración con la emocionante escena del parto.

El actor protagonista es Clive Owen (pronúnciese “Claiv” para estar a la moda.) El amigo está aquí que se sale del pellejo, sobre todo cuando no se ríe. Como le dan pocos motivos para hacerlo (un chiste de una cigüeña que sobrevuela un tablero de ajedrez lisérgico, un canuto de maría de fresas, una pelota de ping pong que va de boca en boca, poco más), pues el tipo lo borda. Interpreta con oficio a un carismático personaje, bebedor, materialista y descreído, un prenda al más puro estilo “pa chulo mi pirulo”, y que irá evolucionando a lo largo de la historia. Alguien en quien confían los animales no puede ser tan malo. Juro que al próximo funcionario que se me ponga borde le suelto eso de: “Tiene algo entre los dientes”.

La réplica se la da un vetusto y melenudo Michael Caine, en su estado de gracia habitual. Caine interpreta a un hippie post-apocalíptico de envidiable sentido del humor, om shanti shanti shanti, om mani padme hum, que bromea con tirarse de un dedo y que tiene una mujer-perchero que parece haberse quedado colgada en una fiesta de ácido o algo por el estilo, hasta que descubrimos que padece mal de Alzheimer, o perdió un hijo, o ambas cosas, esa clase de asuntos que suceden cuando el mundo se ha ido al carajo equivocado. Aún le queda una última pastilla por tomar, en todo caso.
La tríada de actores principales se cierra con una morbosa Julianne Moore, llamada también Julianne en la cinta para no complicarse aún más la vida, que cumple sin despeinarse como la líder de un grupo de la resistencia armada que consigue embarcar a su ex novio en una peligrosa misión. Lo que viene a demostrar que los ex novios del futuro siguen siendo igual de gilipollas, y las ex novias igual de bellamente persuasivas. El papel de Julianne es corto pero intenso, como los buenos orgasmos.

El ritmo de la acción es como el de la locomotora de un largo tren de mercancías: lento (la carga emocional que arrastra es demasiado pesada y peligrosa como para andarse con prisas) pero imparable (el punto de destino está al final de la vía. El “Mañana” va a zarpar). Quizás, sólo quizás, hay algún momento de decaimiento del pulso narrativo en las varias ocasiones en que el protagonista consigue burlar a sus perseguidores con sospechosa facilidad. Pero funcionan casi como un respiro, necesario para tomar aliento y poder seguir adelante. SPOILER Hay que destacar en este punto la muerte del personaje que interpreta Michael Caine. Yo de mayor me pienso morir como él, tirándome del dedo. Gran hombre. FIN SPOILER

La banda sonora no es para tirar cohetes, pero está a la altura en los momentos cruciales. Se oyen temas de John Lenon, The Libertines, Deep Purple o King Crimson. Incluso hay un temilla envolvente de Franco Napiato. La música funciona como un telón de fondo que arropa los escenarios, produciendo a veces resultados cercanos al videoclip. Mi momento favorito en este sentido es cuando suena “In the court of the Crimson King” (King Crimson, obviously), mientras nos dan un paseo turístico en coche por la City. En todo caso a quien no le guste puede optar por la música zen que propone el bueno de Jasper.

Mención aparte merecen los chispeantes diálogos, de un incisivo sarcasmo sin perder nunca de vista el sentido del humor más negro. Son de destacar en este caso las conversaciones entre el protagonista y su ex novia. Y entre los dos amigos.

He dejado para el final una secuencia que justifica por sí sola el visionado de la película entera: el asalto armado al bloque de viviendas. Después de un travelling de vigor excepcional, la cámara se interna sin perder un ápice de fuerza en las entrañas de un inmueble infestado de terroristas y almas en pena, regalándonos escenas de la acción más trepidante. Una BOMBA visual ensordecedora. Un excelente tributo al mejor cine bélico, que conduce al inevitable desenlace.

Lo mejor: La radiografía de una sociedad enferma y los retratos psicológicos de los personajes.

Lo peor: puestos a encontrarle algo, la dudosa fuga del protagonista con el coche renqueante.

En definitiva, no podéis perderos esta maravilla. Espero haberos contagiado mi entusiasmo.

“Nas noches”. Y no olviden taparse el cuello.

14 comentarios:

El Rector dijo...

No me presuponga tanto mi estimado y putrefacto amigo, inconsciente si, caritativo, lo dudo. En cualquier caso, está bastante claro que no erré un ápice en mi elección del ataúd de marras, pues viendo el resultado perpetuado por aquello, que de su interior emergió, no puedo mas que alegrarme y dar por bien gastado el tiempo que este, su valedor, empleó aquella calurosa noche en el cementerio. Bienvenido sea usted señor sepulturero y permítame que me dirija a usted de "usted", por una última vez, a pesar de lo que acordamos, le prometo que de aquí en adelante, será gentilmente tuteado a pesar del infinito respeto que me despierta.

Sobre Hijos de los hombres, pues una maravilla, una de las mejores cintas de ciencia ficción de los últimos años. Me extraña que en su momento, pasara tan de puntillas por estas tierras. La parte del final es bestial, cierto, pero yo me quedo con el encuentro entre el personaje de Owen y el del hippie Caine... memorable, incluso me gustó la señorita Moore, actriz que no tengo en muy alta estima. IMPRESCINDIBLE.

Darkotica dijo...

Déjeme darle la bienvenida Sr.Sepulturero Torero. Ha sido toda una experiencia y un placer leer esta, su primera correría por estos grisáceos lares, no sólo porque su estilo es pura poesía estratosférica para mis ojos, sino porque soy una enamorada de su elegida, una obra digna de elogio.

Lo dicho, todo un placer.

El Sepulturero Torero dijo...

El respeto es mutuo. Al verme rodeado de tantos monstruos creativos, se cicatrizan las purulentas pústulas de mi rostro y mi paralizado corazón amaga unos alegres latidos festivos. Al verme en este entorno amigable, la sangre que no tengo hace como si circulara por mis venas, -una especie de movimiento peristáltico arterial que no mueve sino el aire sulfuroso que las habita. Pero bueno, la intención es lo que vale-.

Coincido contigo en que esa reunión en la casa de Jasper es un gran momento cinematográfico. El chiste de la cigüeña, en ese contexto, suena tremendamente divertido. Sólo me quedé con las ganas de saber qué diantres era aquello de la maría de fresas. Tengo que probar eso, Jasper, no sólo de sangre vive el vampiro... Y cómo se tira del dedo ese hombre, qué clase, cómo se tira..., jajaja Esta vez no hago spoiler, ¿eh? Jajajaja

En suma, como me siento feliz de haberme colado en este nido, lo voy a celebrar con este par de estrofas bienintencionadas, lo que en un "bisho" de mis características es algo de veras loable, ¿eh?:

Éste que en las sombras medra
hoy se irá feliz al lecho.
Triunfe el Arte en este trecho
que ha de engullir la honda tierra.

Este corazón de piedra
que me pesa dentro´l pecho,
lo lego al voraz acecho
del olvido y de la hiedra.

Una loa loable. Loable :) Lo de irme al lecho es una licencia poética, ya sabéis que prefiero mi ataúd, jeje. Saludos córvidos.

El Sepulturero Torero dijo...

A Darkótica: El placer es mío, mi tenebrosa señora. Mañana escribiré una segunda crítica para vuestro solaz y esparcimiento. ¿Así que "pura poesía estratosférica", eh? jajaja, qué guasa tienes :P

Missterror dijo...

Permítame que yo también le llame de usted,porque me he dejado tan absolutamente fascinada con su prosa,que le debo todo el respeto del mundo ante este primer contacto .Me ha ganado para siempre sepulturero torero,para siempre.
Me alegro infinitamente que El Rector tuviera a bien quitar los clavos a su ataud y dejar al vampiro suelto.

Con respecto a la película que usted trata,me gustó,sí señor, y eso que yo tampoco soporto a Julienne Moore... (A Owen menos...),pero como bien dice,el retrato psicológico de los personajes está muy bien conseguido.

Rendida ante usted,Missterror.
Esta noche dormiré con el cuello destapado...

El Rector dijo...

Y como se tirá del dedo ese hombre... desde ya, al igual que usted, yo también quiero morir tirándome del dedo, por que eso es estilo y lo demás, son tonterias. Amigo Sepulturero, debo reconocer que esta, la suya, es una de las frases mas brillantes que he leído por aquí en mucho tiempo y para mi, ya es todo un clásico del lugar, jaja! Que risa joder...

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

La tuve que ver dos veces pues la primera me cuajé, patologías mías. La peli está bien, por contra me gustó la escena del coche y creo que dicen que la mujer de Caine quedó casi vegetal por torturas de los servicios británicos, lo más destacable pudiera ser la fotografía y la ambientación, los encuadres ganando en sordidez hasta llegar a la casa derruida que parece sacada del Sarajevo de los 90 y el climax de la embarazada negra, devorada por los ojos de los militares como lo más preciado del mundo, la posibilidad de renovación de un embarazo.....De todas formas lo mejor es reconocer en el aderezo del texto la pimienta de tu humor. Sí, eso es lo mejor, sin duda.

El Sepulturero Torero dijo...

A missterror:
He estado echando un vistazo al enlace de sus relatos que aparece en esta página.
Así que, si le gusta mi prosa, mi inquietante dama, eso va a ser porque le ayuda a estimar aún más la suya propia, pues nadie quiere mojama habiendo jamón, ni gustó de comer coles pudiendo atacar chuletones de corte tan elegante.
No, sin coña, enhorabuena por tus relatos. Yo, en el apartado de bandas sonoras que propones, les pondría de fondo Pura Vida, de Ktulu. Muy apropiada, aunque pelín cafre, como la protagonista de tu historia :)

El Sepulturero Torero dijo...

A goathemala:
Requiere un estado de ánimo cercano a la melancolía; para verla sin sucumbir hay que poner cara de tener muchas deudas y de que la frente de uno necesita un buen planchado, hacerse un nudo en la garganta de cuando en cuando y mirar a esa lámpara tan fea, tan fea, pero tan resistente e insistente, mientras se acaricia uno la corbata. Claro que para eso hay que usar corbata, es una suerte que las modas vayan cambiando. Brindo por esa posibilidad de renovación de los embarazos. Y por el humor, claro, por el humor, Por el humor cristalino, que diría un ciego. La vida, con sal y pimienta, los males son "menos males", y pasan sin darnos ni cuenta :) Gracias, amigo.

El Sepulturero Torero dijo...

Al Rector, (en susurros):
Anda, deja de reírte y devuélveme los clavos de mi ataúd. Creo que voy a desaparecer por un tiempo. Que missterror es mucho terror... hasta pa mi.

Ash Williams dijo...

Fantástica review, y en efecto, gran película.

Bienvenido.


Un saludo.

Missterror dijo...

Ktulu!!!Mil recuerdos instantáneos al mencionar ese nombre,muy grandes momentos vividos en sus directos.
Pura Vida!Auuuuuuuuuu,aceptada como banda sonora,tiene una frase inicial gloriosa,
Miedo???Quién dijo miedo???Sustituye Missterror por Missingenuidad, mejor así,verdad?

Ahora que ya has pasado por la eternidad y nos conocemos algo mejor,creo que ya puedo tutearte ;)

El Sepulturero Torero dijo...

Gracias, Ash. Tú también estás hecho un ash :)
A Missterror: Los he visto dos veces en directo, las dos en Sevilla. En el concierto de la sala Q, hace ya tres años, recogí al bajista casi en el aire cuando se cayó del escenario. Fue un momentazo brutal. Escribí eso en uno de los capítulos de una novela que estoy escribiendo. Una de esas que nunca verán la luz,jejeje. Algún día igual te lo paso Y tuteame todo lo que quieras, que te voy a seguir teniendo el mismo miedo ;P Y más desde que sé que te gusta KTULU

Shadow dijo...

Tanto el guión como las actuaciones y los efectos especiales están bien, pero en cuanto a cine velico no fantástico se refiere, mis gustos se inclinan más hacia cosas como "Tras la línea enemiga" que hacia la que nos ocupa.

Saludos.

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