Crítica: El Enigma del Cuervo

Me dispuse a ver la película cuando ya me encontraba al filo de una lúgubre media noche, mientras débil y cansada, en reflexiones entre Poe y Cusack embebida, sentada frente al televisor con cierto recelo, cabeceando, casi dormida, comenzase el antaño celuloide a desvelar mis ojos con un tétrico inicio, como si de un sublime se tratase. “Es —dije musitando— un buen arranque de película. Espero que eso no sea todo, y nada más...”.

Poe, mi adorado y desdichado Poe, genio torturado y padre de tantos y tan emotivos, góticos, románticos, musicales, detectivescos y terroríficos relatos, el creador de “El Cuervo”, aquel poema que nos hizo descender a todos a la locura por amor. Él es protagonista de esta película, bueno, obviamente él no, más concretamente es el actor John Cusack, que aquí tendría la muy difícil tarea de meterse en la piel del tan admirado escritor estadounidense. Pero, mejor comencemos por el principio...

Un buen día, como cualquier otro de tantos, llegó a mis oídos que se iba a realizar una película con la figura de Edgar Allan Poe como protagonista, entonces sentí como me temblaron las piernas, y es que aún no me he recuperado de ese magnífico capítulo de “Masters of Horror” que dirigió Stuart Gordon titulado “The Black Cat” el cual protagonizo un increíble Jeffrey Combs (para mi, su mejor actuación hasta la fecha). Cuando me enteré de su título:“The Raven” me temblaron aún más, pensé que, de algún modo, un modo increíble e ilusorio, iban a llevar el famoso poema del cuervo a la gran pantalla, y todos sabéis lo que me gustan a mi los negros córvidos y los ambientes tétricos.

Más tarde, cuando me llegó la noticia que el señor John Cusack era el elegido para protagonizarla, sonreí, si, porque Cusack es un tío que siempre me ha caído bien, es más, creo que sin tener nada especial, desprende algo que lo hace muy atractivo (siempre he pensado que si hubiera entrado en la tienda de discos que aparecía en “Alta Fidelidad” me hubiera convertido en uno de sus ligues, si amigos míos, estoy segura que hubiera formado parte de aquella lista, tan claro y tan seguro como que en su 'top 5' de singles preferidos tenía que aparecer el “Smell like teen Spirit” de Nirvana, porque en esta vida hay cosas que son de lógica y de sentido común...) y además pensé con el maquillaje y la indumentaria adecuada, Cusack bien podría dar el pego haciendo de Poe. Pero por otra parte, en ese mismo instante me pregunté si Cusack tendrá la habilidad suficiente para meterse en la piel del escritor y salir airoso, traté de rememorar sus dotes como actor, y entonces llegó un mar de dudas, un mar como en aquella película que el mismo protagonizó junto a Samuel L. Jackson, “1408” (Mikael Håfström, 2007) e inundó mi habitación.

“El Enigma del Cuervo”, internacionalmente conocida como “The Raven”, es un thriller de suspense dirigido por James McTeigue, el responsable de “Ninja Assassin” y “V de Vendetta”, la película trata, en teoría, sobre de los últimos días de la vida de Edgar Allan Poe, mientras éste colabora con la policía en la búsqueda de un asesino en serie cuyos crímenes parecen inspirarse en sus obras. Así explicado hasta parece interesante, e incluso podría haberlo sido, pero tras un prólogo vistoso, pendulante y sangrante, no hay más que una película detectivesca, suspense criminal, thriller de asesinos...como lo queráis llamar, con toques de romanticismo y pinceladas de biopic, todo mezclado y liado, pero nada bien atado. Una cosa es que Poe fundara el relato de misterio detestivesco con su relato titulado “Los Crímenes de la calle Morgue”, y otra cosa muy distinta es poner a Poe haciendo de detective durante los últimos días de su vida, me parece casi tan absurdo y fuera de lugar, que, que se yo!...decir que Abraham Lincoln en sus horas libres era un cazavampiros, pues menuda payasada ¿no?.

 

La muerte de Poe siempre ha estado envuelta en el misterio, en 1849 fue encontrado en las calles de Baltimore, en un estado deplorable mientras deliraba y repetía una y otra vez el nombre de un tal Reynols (dicen que se trata de un explorador polar que protagonizó varias de sus novelas fantásticas). Poco después, a los cuarenta años de edad, murió en un hospital, sin llegar a explicar lo que le había sucedido. Pero se conoce que al expirar sus últimas palabras fueron: “¡Que Dios ayude a mi pobre alma!”. Tanto los informes médicos, como el certificado de defunción se extraviaron.

Hoy en día, la causa exacta de la muerte continúa siendo un misterio, pero también se sabe que Poe tenía la costumbre de ahogar su amargura en el alcohol, su consuelo era la bebida...mientras que el consuelo de los demás eran sus relatos y poemas, pero como decía un viejo conocido de éste blog: “Mientras más te doy, más me muero...”, sabias palabras, como siempre, las del señor Reznor en aquella canción que, curiosamente, contó con videoclip que resultaba mucho más POÉtico que toda esta película.

¿Pero queréis saber cual es mi teoría sobre su muerte? Pues es que a Poe lo matamos nosotros, los simples mortales, los que se alimentaron de sus obras hasta terminar con él, porque ooohhh....pobre del que abra su pecho, su mente y su alma de par en par y lo de todo, que ofrezca toda su esencia a través de sus escritos, que ponga un pedacito de sí mismo en cada palabra, pobre del que corte sus venas y sacie la sed de los demás, porque quien lo haga llegará a quedarse sin nada, caerá en un ensordecedor vacío en el que sólo oirá sus propios ecos golpeando en su interior, y le dolerá, porque ya pueden volar mil cuervos a la vez, que yo sabría a cual de ellos tengo que arrancar la pluma más negra con la que escribir la palabra adecuada, y lo sé porque ese cuervo lleva mi nombre, y mi nombre es Muerte.

Baltimore de 1849, allí nos traslada la película, tratando de colarnos como buenamente pueden, la historia en la que Poe y un asesino obsesionado por sus relatos, entran en un macabro enfrentamiento en donde entra en juego la vida de Emily (Alice Eve de “ATM”), el que por entonces era el amor de Poe, pero en esta historia fallan varias cosas, y si falla algo en la maquinaria de un reloj, éste simplemente deja de funcionar. El principal problema reside en que Edgar Allan Poe no es Sherlock Holmes, porque Poe simplemente está por encima de todo eso, y más si se trata de un episodio que trata de “reflejar” los últimos días de vida del poeta. Por otro lado, el escritor que vemos en la película, ese Poe con rostro de un Cusack (en ocasiones un poco descomedido en su actuación), carece de ese aura especial, esa aura de gótico embriagado en su propio tormento, iluminado por la tenue luz de las velas que yacen sobre su escritorio, esa alma torturada, ese muerto que continúa deambulando por este mundo, emanando dolor y sintiéndose reconfortado por el abrazo de la más sombría de las oscuridades, regalándonos pedazos de amor, terror y muerte en cada uno de sus escritos, porque ese hombre, el de la película, carece de todo esto, porque no lo han sabido plasmar, porque simplemente ese no es Poe, no tiene su esencia.

“El Enigma del Cuervo” brilla por su atmósfera, aunque reconozco que para mi gusto no tan gótica como me hubiera gustado, porque a pesar de ser una excelente ambientación de la época, le falta la oscuridad necesaria, aquella con la que comienza y termina la historia, aquella que se disipa en todo el centro, justo en todo el corazón del cuento. Pero lo más escandaloso de la cinta es su desafortunada trama y su desenlace, el tema del asesino y la búsqueda de éste resulta demasiado tradicional, muy simple, la historia no es lo suficientemente emocionante, las muertes no son todo lo truculentas que debieran de haber sido, y por más que pongamos de nuestra parte, no conseguimos adentrarnos en la mente del atormentado Poe, tal vez porque carece del misticismo necesario.

Resumiendo, esto de mezclar la biografía de Poe con una trasnochada historia de asesinos en serie, no fue la mejor idea, porque Poe, el gran escritor, el poeta, el maestro, se merecía algo mucho más elaborado, tanto en el desarrollo de la trama como en el guión.

Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo. Aún sigue posado, aún sigue posado.... Y mi alma, del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo, no podrá liberarse. ¡Nunca más!...

Lo Mejor: La ambientación de la época, algunas suculentas secuencias, y sobretodo la presentación de Poe a contraluz entre la niebla y con los cuervos devorando un cadáver.

 

Lo Peor: La trama, la falta de tensión, la carencia de oscuridad y la poco emocionante cuenta atrás.