martes, 18 de octubre de 2016

Crítica: The Wailing

Abramos el libro por la página 52. ¿Ya? ¿Todos? Bien, empecemos. Si por algo es conocida y reconocida la filmografía surcoreana en las últimas décadas es por sus thrillers. Ya no digo que os repaséis el cuadro de la izquierda, ese que figura en la página 53 debajo del retrato del gran Park Chan-Wook, donde se enumeran los títulos premiados internacionalmente en distintos certámenes, la mayoría pertenecientes a este género; digo que echéis mano a vuestra memoria y recordéis simplemente algunas de las producciones de este país que nos han llegado dobladas a nuestro idioma. ¿A qué la mayoría son thrillers? Está bien, Manolito, tiene usted razón: hay ‘mucho de acción’ también, pero la frontera a veces es tan delgada e incierta que en algunos casos no sabes dónde empieza uno y termina otro.

Y como suele decirse: me encanta que me haya hecho esa puntualización. Es usted impertinente como un picor en el cu… perdón, que me pierdo… pero ahí es a dónde quería llegar. Gracias por darme pie. Al caso, sigamos; el género del thriller es tan prolífico y obtiene tan buenos resultados –obviamente sin lo último no tendríamos lo primero… Manolito, que le estoy viendo…- que no solo se confunde con el de la acción. Los que de entre ustedes hayan terminado las tareas que les encomendé para este trimestre ya sabrán que las producciones de terror de aquel país muchas veces no dejan de ser thrillers con sustos y algo de sangre. Solo hay que ver la primera producción de este género que cruzó sus fronteras allá a principios del nuevo milenio como fue “Say yes”, inspirada en parte por el fenómeno truculento de “Seven”. Ello no quiere decir que sean menos satisfactorias, solo que es algo que se repite, una característica, defecto para los que buscamos otra cosa en el género del terror.

Ahora bien… ¿qué pasa cuando el camino es a la inversa? ¿El thriller se convierte en terror? ¿Sorpresa, verdad? Pues eso ocurre con “The wailing”.

Pero antes de empezar con la misma… Eustaquio, baje la mano, no se contagie usted de Don Manolito… un dato que nos ayudará a entender el porqué de las muchas claves de la película, el de su director y guionista Na Hong-Jin.

Bien, me congratulo de ver como algunos de ustedes han reconocido el nombre de este notable cineasta, pero como siempre hay alguien que tiene la memoria corta… y no quiero mirar a nadie… les diré que Hong-Jin es el autor de producciones tan imprescindibles para todo aquel que ame no solo el género del thriller sino el propio cine como “The chaser” y “The yellow sea”, ambas largamente premiadas y además editadas en nuestro país. La primera sin ir más lejos se alzó con el galardón a “Mejor película” en la Sección “Orient Express” en el 2008 en el patrio “Festival de Sitges”, mientras que la segunda repitió en el mismo certamen aunque ya en la Sección Oficial llevándose el de “Mejor Director” en su edición del 2011.

Con este nombre/hombre a la cabeza de la película no es disparatado pensar en que la producción puede tener un mínimo de calidad, interés y sobre todo… sí, lo que están a punto de decir: contundencia. Pero por partes.

Desde ya su inicio, Hong-Jin lo da todo. Es un tipo directo, al que no le van las medias tintas y que por lo tanto, no se esconde. Así, no le importa hacer un rendido homenaje a uno de los films que marcaron época y que incluso dio pie a un subgénero como el de los thrillers rurales. Estoy hablando como todos sabréis ya de “Memories of murder” o “Crónica de un asesino en serie”, como los imaginativos distribuidores nacionales bautizaron a la película para nuestro país. Aquí la situación es parecida, con una puesta en escena no solo ‘húmeda’ sino que incluso repite algunos planos.

Pero más allá de referencias, el realizador surcoreano compone unos 15 minutos, bajo mi punto de vista, geniales donde se aúnan varios elementos que en cierta forma resumirán el resto del metraje. Uno de ellos es una cierta ‘sinfonía de la confusión’, donde el desconcierto crea esa atmósfera de misterio necesaria para que la película enganche desde el primer minuto. La segunda, la componente fantástica representada por el primer ‘criminal’ que vemos al más puro estilo zombie. Finalmente, incluso alguna nota de humor y los sempiternos tópicos del género y del lugar con agentes de la ley patanes, mujeres dominantes, etc.

A partir de ahí la trama transcurrirá por dos cauces paralelos, pero tan a veces cercanos que llegarán a cruzarse. Por un lado la investigación policial y por el otro el drama personal del protagonista.

Sobre lo primero, el guión no dejará atrás las incógnitas ni ese juego al despiste tan surcoreano no solo manteniendo la tensión sino incluso acrecentándola. Y para alimentar el fuego… no se ría Manolito que lo veo de reojo… Hong-Jin recurre a elementos siempre tan gratificantes como la violencia, sangre a raudales y a algo a lo que ustedes desgraciadamente les sobra: mala leche. Uno de los pasajes más llamativos -brillantes me atrevería a decir- de la película es ese en el que se simultanean dos… ¿cómo lo diría sin reventarles demasiado?... dejémoslo en sendas ‘ceremonias’.

Pues bien, el cineasta surcoreano construye unos cinco minutos de pura histeria en los que, o el espectador se deja llevar haciéndose participe de la locura o termina saliendo de la sala de exhibición o salón de su casa, según sea el caso. Pero la gracia del asunto no es sacar de las casillas a vivos y muertos, si no hacerlo por un motivo más allá de turbar: de nuevo se vuelve a poner en duda la objetividad del espectador -¿quién hace un mayor ejercicio de violencia?- allanado el terreno para lo que vendrá posteriormente, situación que se recalca camuflada bajo esa crítica a los prejuicios de los surcoreanos hacia los japoneses.

Y como decía, todo confluirá en un desenlace efectivo, como debe ser en todo producto de suspense que ha sabido esconder sus cartas y mantener el misterio. Podemos estar de acuerdo que es un poco de cara a la galería, que se ha estado mareando la perdiz o que incluso se ha recurrido a algunas trampas –la Banda Sonora sobre todo en algún pasaje-, pero no en que no exista tensión.

Lamentablemente, si hablamos de ese segundo ‘cauce’ al que me refería hace unos minutos, al que hacía mención al drama personal del protagonista, no tengo tan buenas palabras ya que contrariamente resulta no solo tópico sino previsible. Sin matices ni giros argumentales, únicamente se apoya en la tragedia y en la interpretación de los protagonistas. No, no estoy diciendo que esto sea malo, solo que cuando todo lo que lo rodea se encuentra no uno sino dos niveles por encima, resulta un poco decepcionante.

Para ir acabando, no vamos a descubrir a Jun Kunimura, uno de los rostros más reconocidos del panorama interpretativo japonés, con hasta algún que otro escarceo en Occidente. La elección para encarnar a este personaje no ha podido ser más acertada. Claro, era jugar sobre seguro, pero aun así hay que aplaudir su inclusión en el reparto. Sorprende, por otro lado, encontrarse a Hwang Jeong-Min, actual ‘Rey Midas’ del país, en un rol tan secundario. Secundario por presencia en el metraje, que no destacado, claro.

Resumiendo, pequeños saltamontes, “The wailing” es un endemoniado thriller con aportes de cine de terror, convincente y con los suficientes atractivos como para convertirse en uno de los mejores films del año. Su director Na Hong-Jin sigue demostrando que es toda una garantía de éxito en el género. Nunca defrauda.


7 comentarios:

Missterror dijo...

Chanpoo, lo primero de todo es felicitarte por la crítica porque es maravillosa y apetece mucho leerla desde la primera línea. Respecto a "The Wailing", yo sigo desconcertada, tanto como el protagonista, porque tanta vuelta del guión me hizo perderme un poquito y tengo claro que esa precisamente era la intención, por lo que el resultado es un éxito total.
Las actuaciones me han parecido aplastantes, brillantes y han ayudado mucho a lo que creo que es un exceso de metraje, algo que me suele pasar en general con el cine asiático (a mi favor debo decir que soy muy fan de los 90 minutos de duración, en general y como en la música, prefiero canciones cortas).
El tramo final es una ruleta rusa y la da mucha fuerza al conjunto, y coincido contigo respecto al drama personal y lo previsible del asunto.
Una película muy recomendable, que estuvo en la boca de todos a la hora de pensar en el palmarés del festival de Sitges. Yo tanto como para darle el premio gordo, no lo veo, pero sí que es una gozada de película.

Saludos

Chanpoo dijo...

Gracias, Reina... (de la oscuridad, claro ^__^) Cuando vi el tráiler no me dijo mucho, pero la verdad es que sorprendió. No has podido hacer mejor resumen. La única diferencia (y es poca) es la calificación de las interpretaciones. Quizás es porque yo ya me esperaba eso. Gracias de nuevo.

Reverendo dijo...

Pues el mio es un caso en el que no acabo de ver lo de previsible, sobretodo en la recta final. Si bien he visto algo de este director ("The Yellow Sea"), esta ambientación de la Corea rural me ha resultado novedosa y, tal vez por ello, no he acabado de estar seguro de por dónde iban a ir los tiros (en el cine asiático la probabilidad de un final alejado de lo idílico se dispara, pero nunca se sabe y ahí está la gracia). Por eso, en la recta final, he acabado un poco "zarandeado" ante el curso de los acontecimientos. Acaba la película y seguía pensando en ella, intentando ordenar ideas (efectivamente, los de los rituales... lo interpretas de otra manera). Un buen síntoma: significa que se aleja de lo habitual y no es un producto más del montón.

Greetings

Chanpoo dijo...

Cuando hablo de previsible me refiero al drama que vive la familia del protagonista. Se nos pinta a la hija como adorablemente simpática para luego darnos la bofetada. A eso me refería con previsible.

Reverendo dijo...

Sí, cierto. Tal vez porque es el punto estratégico, el eslabón más débil de la cadena, dónde más se puede agudizar el drama. Pero a la vez también motiva que el policía deje de ser el "tuercebotas desesperante" del principio de la película que, en definitiva, me ha resultado gratamente sorprendente.

Donnie dijo...

De los tres largometrajes dirigidos por Hong-jin Na, este 'The Wailing' es el que menos me ha gustado, el que menos me ha llegado, pero aún así me parece una grandisima película. Es cierto que el giro en el tono de la película desconcierta un poco (Al menos a mi eso me ocurrió). Me parece fascinante como Do Won Kwak, el protagonista, muestra la evolución del personaje y la manera en la que el director juega con varios géneros. Creo que la presentación del policía y padre de familia es simplemente soberbia y Hong-jin Na consigue captar la atención del espectador para que este siga la película con interés, un interés que no decae durante las dos horas y media que dura la película. Solo puedo animar a aquellos que os haya gustado esta película que veáis el resto de cintas dirigidas por Hong-jin Na, y a los que no os haya gustado también os animo. 'The Chaser' y 'The yellow sea' son dos cintas absolutamente increíbles...

Un saludo!

Donnie

Chanpoo dijo...

Es que creo que hay poca discusión, tanto con la película como con su cineasta. Te puede gustar más o menos, pero a pocos les disgustará.
Gracias Donnie por tu opinión.

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