jueves, 14 de septiembre de 2017

Crítica: Atomica

Syfy Films junto a Lifeboat Productions nos presenta un drama ecológico post-apocalíptico ambientado en un futuro tecnológico no demasiado lejano frente al presente en que vivimos. La película se postula en un discurso contra de la energía nuclear y lo hace con una trama corporativa empresarial cumpliendo con todos los tópicos del suspense. Antes de ver los títulos de crédito en el que aparece Syfy como una de las precursoras de Atomica, de título original Deep Burial, está bastante claro que no estamos frente a una superproducción. Sin embargo, su estilizada portada ha atraído mi atención -soy un incauto- y he decidido darle la oportunidad que creía merecer. La película es un producto televisivo de ciencia ficción, de eso no hay duda. Y aunque el diseño de producción está algo por encima de otras películas de su categoría, trae de serie consigo todas las carencias presupuestarias que suelen conllevar este tipo de producciones syfy.

Cuando los sistemas de comunicación se desconectan en una central nuclear aislada en el desierto, una joven inspectora de seguridad se ve obligada a ir hasta allí para restablecer las comunicaciones. Una vez en las instalaciones de la central, se da cuenta de que allí sucede algo misterioso.

Dagen Merrill, responsable de títulos como Beneath o Murder in the Dark, toma las riendas de una película que juega con todos los tópicos argumentales del cine con grandes corporaciones corruptas detrás del telón. Salvando un gran abismo técnico y argumental, Atomica me ha recordado a películas como Cypher de Vincenzo Natali o eXistenZ de David Cronenberg. Pero esto ha sido después del visionado. Así que no atendamos a engaños de las mencionadas comparaciones que acabo de realizar.

Atomica es lo que es, un producto que consigue mantener intrigado al espectador -al menos en mi caso- a base de tópicos argumentales y traumas infantiles para conseguir desarrollar al personaje principal de la historia, Abby Dixon, interpretada por Sarah Habel (Hostel III) -mezcolanza de Anne Hathaway y Evangeline Lilly- con algún momento sobreactuado en la recta final del film y unos andares un poco patosos al echar a la carrera entre comunicación interior y exterior. Pero en líneas generales, su interpretación se encuentra a la altura del producto final, bastante raspado.

A la atractiva actriz principal, le acompaña Dominic Monaghan en un personaje un tanto previsible pero que el actor sabe sobrellevar. Es curioso que el bueno de Dominic, que interpretó a Charlie en la serie Lost y a Merry en la trilogía de El señor de los Anillos, haya terminado en un producto de tan baja estima y repercusión cinematográfica como es Atomica. Por último, el Dr. Zek al que da vida Tom Sizemore, ofrece una interpretación algo tosca y su intervención en la historia sirve para ejercer un cambio de rumbo que intenta sorprender al espectador, aunque éste es fácil de adivinar.

El diseño de producción, a pesar de ciertas incoherencias visuales y funcionales como el casco de moto funcionando como casco de oxígeno, los trajes anti radiación de nylon o las puertas con mecanismos tecno analogicos, está bastante más cuidado de lo habitual, a pesar de todo. Sobre todo, en los escenarios interiores, ahí se han cuidado aspectos visuales durante la postproducción. Pero no tanto en su parte sistemática, que desbanca cualquier efecto digital introducido en la sala de montaje durante la postproducción. Nos encontramos por doquier situaciones resueltas de forma abrupta y poco creíble, dejando al desnudo todas las carencias reales del film.

Y si nos vamos a los exteriores del complejo de la empresa Auxilisun, nuestras retinas van a sufrir de lo lindo con los efectos especiales de bajo presupuesto y las texturas digitales. Estas parecen haber sido creadas con una aplicación para smartphone. La integración de la central de Auxilisun en el escenario empaña otros aspectos visuales algo más cuidados de lo habitual en películas del canal Syfy. De manera que no tengo mucho más que decir sobre un film con toda la esencia de una producción de ciencia ficción televisiva de bajo presupuesto. Aunque argumentalmente es previsible, en algún momento consigue hacerte dudar sobre el giro final, supuestamente, sorprendente. Desde luego, las he visto peores, pero eso tampoco sostiene ni consigue que Atomica (Deep Burial) sea una película memorable en el colectivo cinéfilo amante de la ciencia ficción. Lejos camina Merrill y sus ‘secuaces’ de llegar a ello.


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