sábado, 22 de diciembre de 2018

Crítica: The Appearance

La segunda y nueva película de Kurt Knight es toda una experiencia de afilados contrastes. Un agigantado paso evolutivo respecto a su ópera prima “We All Fall Down” (2016) que curiosamente destaca por su cuidada puesta en escena, todo lo contrario de aquel, su debut, en el que en ocasiones costaba diferenciar la delgada linea que separaba lo profesional de lo amateur. “The Appearance” no es nada sospechosa en este sentido, presentándose como un filme muy cuidado en lo visual, donde se palpa el mimo puesto en cada secuencia para dotar al conjunto de la obra de una grandilocuencia, de pega si se quiere, pero que funciona perfectamente como conductora elemental, gracias a la cual canalizar toda esa serie de atmósferas tan propias de este tipo de híbridos bastardos a medio camino entre el cine de terror y el de espada y brujería.


“las viejas paredes del monasterio esconden horrores mucho más aterradores que los de una supuesta bruja”


Pocos amaneceres necesitará el espectador afín al imaginario para dejarse engatusar por las insultantes influencias que Knight ofrece a modo de ofrenda en los reveladores compases iniciales. Las mentes cultivadas en el gusto por el medievo aplicado al séptimo arte verán cosas, quizá demasiadas, de ilustres cintas acuñadas en la época como ese clásico imperecedero de Jean-Jacques Annaud que fue y es “El Nombre de la Rosa” (“The Name of the Rose”, 1986), mítica adaptación de la novela homónima de Umberto Eco que además de dar título a uno de los mejores temas de la doncella de hierro, sirvió también de germén de cultivo de uno de los más grandes videojuegos que haya dado la industria patria, ese inolvidable pedacito de adolescencia llamado “La Abadía del Crimen” de Opera soft. Algunos aun están buscando el salón para llegar puntuales a la cena...

Cojamos pues la susodicha película de Annaud y añadamos un par o tres de títulos más o menos recientes como “Beowulf”, la chula, la de 1997 protagonizada por el estrábico más seductor de la historia del cine y una espectacular belleza primaria de nombre Rhona Mitra. Otra basura deliciosa y reivindicable como “En Tiempo de Brujas” (“Season of the Witch”, 2011) con el renacido Cage mediante y por supuesto, el “Black Death” (2010) del parece ser, perdido para la causa Christopher Smith. Cogiendo un poco de cada una de ellas obtenemos en esencia “The Appearance”, ojo, solo en esencia, pues las viejas paredes del monasterio esconden horrores mucho más aterradores que los de una supuesta bruja. Figura de moda hoy, por cierto, viendo el gran peso específico reciente de esta icónica figura del folclore del horror en el cine de terror actual. Algunos de los mejores exponentes recientes del género las tienen a ellas como grandes maestras de ceremonias, muy acorde con esa potente y necesaria carga de feminismo con el que parece haberse “enchuflado” el género. Véanse ejemplos palmarios y adorables todos ellos como “The Lords of Salem” (Rob Zombie, 2012), “La Bruja” (“The Witch”, Robert Eggers, 2015), “La Autopsia de Jane Doe” (“The Autopsy of Jane Doe”, André Ovredal, 2016), o la sorprendente reimaginación televisiva de la rubia bruja adolescente en “Las Escalofriantes Aventuras de Sabrina” (Chilling Adventures of Sabrina”) vía Netflix.


“Michael Flynn y la joven Baylee Self y su escalofriante ejercicio de contención, consiguen sanear buena parte de las miserias del anodino actor principal”


Bendita inquisición española, otra de las “grandes” aportaciones de nuestra estimada patria a la historia de la inhumanidad, la que aquí tendrá que lidiar con una supuesta hereje culpable de todos los males que asolan a un monasterio español. Hablábamos de horrores peores que una bruja y lo hacíamos ya en clave de handicaps cinematográficos. Por un lado el cuestionable nivel actoral de algunos de los protagonistas del filme, en especial y más sangrante por ello, actor principal, un Jake Stormoen, que más allá de esas exageraciones interpretativas por las que como espectador y amante de lo estrambótico suelo sentir especial predilección, en ningún momento consigue trasmitir las emociones que requieren a fuego y sangre un papel como el que tiene entre manos.

En esa ausencia de fuerza, naturalidad y porque no decirlo, carisma, Stormoen perjudica seriamente la credibilidad de muchos de los acontecimientos, descafeinando algunas secuencias que, en otras manos más apropiadas, habrían ganado enteros. Da la sensación de que Stormoen pasaba por allí, le cayó el disfraz y título de inquisidor y no tenía nada mucho mejor que hacer. Ni acompañándolo de Kristian “Hodor” Nairn, para ganarse a los “troneros” de bien, consigue dar el pego como heroe de la causa, tirando por tierra buena parte de todo lo ganado a nivel escénico, donde repito, la película ofrece una experiencia tan creíble como lo pudiera ser la cinta de Christopher Smith y eso, no es moco de pavo cuando estamos hablando de un título de evidente bajo coste. En contrapunto, decir que el veterano Michael Flynn (este sí, deliciosamente sobreactuado) y la joven Baylee Self y su escalofriante ejercicio de contención, consiguen sanear buena parte de las miserias del anodino actor principal.


“El interés del filme queda limitado casi en su totalidad a todo lo que tiene que ver con la supuesta bruja y siempre en su presencia”


Injusto sería cargar todas las culpas del filme en las fustigadas espaldas de Stormoen, la incapacidad del director de desarrollar con un mínimo de dinamismo la historia escrita por él mismo, es otra de las grandes losas que no permiten que la función termine de arrancar en ningún momento. Knight lo hace todo tan mecánico y previsible, que tampoco ayuda en absoluto a que el espectador se desnude del todo ante el relato, dando pie a una serie de misterios relacionados con traumas del pasado, que no generan nunca, el nivel de interés necesario como para que queramos descubrir realmente que es lo que se esconde detrás de todas esas muertes.

El interés del filme queda limitado casi en su totalidad a todo lo que tiene que ver con la supuesta bruja y siempre en su presencia. Por un lado y una vez más, discernir cual es su auténtica naturaleza y por el otro, disfrutar de las pequeñas concesiones al reverso más festivo del personaje, momentos estos donde la película saca a relucir otra de sus mejores virtudes, unos notables efectos especiales. Por desgracia, no es algo que predomine a lo largo del metraje, y muchas veces, las transiciones entre una festividad y otra, se tornan excesivamente tediosas y aburridas para una película que pese a poderse considerar como una experiencia fallida en términos generales, un título que desde luego se queda muy por detrás de todos aquellos a los que rinde culto, o directamente intenta copiar, me es imposible no ser algo condescendiente con ella. Pueda que demasiado, lo reconozco, pero hace gala de algunos tics tan ornamentadas en romanticismo, que me es imposible saldar la cita con otra cosa que no sea un aprobado, raspado, pero un aprobado. No me lo tengáis muy en cuenta.

Lo mejor: Esa supuesta bruja llamada Baylee Self y la sólida puesta en escena.

Lo peor: Los muchos empeños (y son muy hábiles en ello) puestos tanto por Kurt Knight como por Jake Stormoen, para que la película fracase con estrépito.


4 comentarios:

Missterror dijo...

Sin duda Rector, la elección del actor protagonista es un fallo de tal magnitud, que el director pagará por ello. El castigo será condenar a "The Appearance" al ostracismo.
No voy a poner en duda el talento o no talento de Jake Stormoen en otras empresas, pero el papel del inquisidor en esta película le viene grandísimo y está tan perdido que lo transmite a la narración. Una pena, como bien dices. A nivel técnico, teniendo en cuenta el presupuesto, el trabajo está bien hecho.
Es cierto que la previsibilidad del guión en la mayoría de los pasajes y lo poco dinámicos que son los diálogos, hacen que la historia parezca menos interesante de lo realmente que es. La historia no es enrevesada pero de verdad que a mí al final me estaba costando entender las cosas y eso que se toma más tiempo de la cuenta en repetir y repetir lo mismo. O yo estaba ya espesísima pasada la hora y media o realmente no se detienen en lo que realmente importa, que es explicar bien esa historia de brujas.

En cualquier caso, los monjes medievales tienen una sombra demasiado alargada detrás de ellos y es inevitable pensar en la maravillosa "El nombre de la rosa" siempre que aparecen estos hábitos y me temo que todo palidece a su lado.

Saludos.

El Rector dijo...

Missterror, esta es una de esas pelis que puliendo tres o cuatro cositas pulibles, habría subido unos cuantos escalones. Esto puede sonar un tanto obvio y aplicable a otros cientos casos similares, pero es que da rabia, que tanto mimo puesto en algunos aspectos, se vea tan perjudicado por el mal hacer en otros. "The Appearance" podría haber sido una de las grandes sorpresas de este año y se termina quedando en eso, un título resultón, pero que termina siendo bastante intrascendente, aburrido incluso en algunos pasajes.

La historia mucho secreto no tiene, no voy a comentar nada para no desvelarle la sorpresa a nadie, pero vamos... tampoco es que se hayan exprimido los sesos para ofrecer uno de esos desenlaces sorprendentes que digamos.

Saludos.

Anónimo dijo...

concuerdo con tu análisis, tu piedad y tu decepción respecto de esta película. podría haber sido tantísimo más valiosa. que se equivocara al menos ya habría servido. perder un personaje. dos, a lo chandler/huston.

por otro lado, esta onda what if las brujas de salem fueron brujas, desde al menos la primera de los warren, da un pasito más aquí: ideológicamente más perverso: el inquisidor viene a encauzar institucionalmente la barbarie del populacho, hasta la síndrome de trinchera del batallón de abades.

agrego a tu muy buena lista sobre cine de calibanes y brujas sangue del mio sangue, de marco bellocchio.

un abrazo,

f

El Rector dijo...

f, me apunto la película que comentas, no la conocía. Siempre me ha atraído mucho la temática y aunque la de Bellochio parece tener poco que ver con el género como tal, siempre hay un terror implícito cuando se abordan este tipo de salvajadas.

Saludos.

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