lunes, 13 de abril de 2020

Crítica: The Turning

Sensaciones encontradas, antagonistas incluso. “The Turning” adapta y en cierta forma actualiza la novela clásica de terror gótico “The Turn of the Screw” (“Otra Vuelta de Tuerca”) escrita por Henry James, publicada originalmente en 1898 y considerada como la historia de fantasmas por antonomasia. No es la primera vez que la obra de James es llevada a la gran pantalla, ya lo hiciera Jack Clayton con “The Innocents” (1961), siendo estimada también como uno de los grandes clásicos de terror de la época.

Floria Sigismondi, consumada directora de videoclips, entre ellos los celebrados “The Beautiful People” y “Tourniquet” de Marilyn Manson, o “Little Wonder” de David Bowie entre otros muchos de artistas como The Cure, Muse o Kate Perry, es la encargada de abordar este arriesgado proyecto cinematográfico, su segunda puesta de largo tras “The Runaways” (2010). No es no obstante esta su primera toma de contacto con el género, pues ya ha dirigido para televisión varios episodios de series como “Daredevil”, “Hemlock Grove” o “El Cuento de la Criada”. En este caso, el guion de “The Turning” corre a cargo de dos mentes testadas a primer nivel como las de Carey W. Hayes y Chad Hayes, dedos detrás de la saga “The Conjuring”, de la cual han firmado el libreto de ambas entregas, así como de otras cintas del género como “Whiteout” (Dominic Sena, 2009) u otro interesante y poco reconocido remake como fue el de “La Casa de Cera” de nuestro Jaume Collet-Serra (2005).


“no ofrece las herramientas suficientes al espectador para que este pueda armar cualquiera de las a priori, dos alternativas que la historia propone en su desenlace”


Por desgracia y ni con esas, “The Turning”, consigue presentar en sociedad un guion a la altura de las circunstancias, algo absolutamente imprescindible en una propuesta como esta en la que la propia naturaleza del relato requiere de una precisión de cirujano en cada incisión para que la historia pueda llegar a buen puerto. Sigismondi es incapaz de mostrar la historia de manera en que el espectador pueda lidiar con su parte interpretativa, lo cual termina dejando un sabor de boca agridulce pese a algunas interesantes virtudes expuestas a lo largo del filme.

“The Turning”, al igual que la novela original, basa buena parte de su encanto en la ambigüedad de la historia. Estamos por tanto ante una de esas propuestas que abogan por un final abierto, fórmula de la que soy muy amigo y empresa a la que me encanta enrolarme siempre que se presenta la oportunidad. El problema de “The Turning” es que no ofrece las herramientas suficientes al espectador para que este pueda armar cualquiera de las a priori, dos alternativas que la historia propone en su desenlace.

Resulta imperativo que en este tipo de propuestas, el realizador, sin perder nunca de vista la sutileza, tenga a bien la generosidad para con el espectador, de ir dejando esas miguitas de pan a lo largo del camino para que este, pueda volver a casa. En este caso, entender ese lienzo en blanco que son los finales abiertos. Cuando esto no ocurre, la satisfacción de la elucubración se torna en frustración y la parte a interpretar se puede interpretar, valga la redundancia, como una gran tomadura de pelo. No se si es el caso de “The Turning”, elevar su desenlace a tal categoría, pero desde luego, está muy lejos de proporcionar la experiencia deseada al usuario debido a que todas esas pistas o bien están muy bien escondidas, mal colocadas o directamente, no están. A partir de ahí, montar el puzzle, más que un ejercicio empírico, se torna en una experiencia de fe. Tras el visionado, el espectador no tendrá que interpretar, directamente tendrá que inventar. Eso en el mejor escenario, en el peor, no entenderá una puñetera mierda y correrá el riesgo de flirtear con la categoría de “tomadura de pelo”.


“Tampoco el relato cuenta con la grandilocuencia y la épica de The Haunting, pero la historia de fondo resulta lo suficientemente sugestiva como para que nos interesemos por ella”


Y es una lástima, ya que “The Turning” roza lo excelso en algunos apartados y pese al riesgo que supone el hecho de trasladar la acción a nuestros tiempos (los noventa, para ser exactos, como bien nos deja claro el filme tomando la muerte de Kurt Cobain como punto de partida), ya que se pierden algunos elementos visuales tan propios del terror gótico como pueda ser la utilización de los homologados candelabros y demás enseres de la época victoriana, la realidad es que Sigismondi consigue dotar a la película de una notable atmósfera y una perturbadora puesta en escena. De acuerdo, no llega a los niveles de “The House of the Devil” (Ti West, 2009), uno de los grandes terrores escénicos de los últimos dos lustros (+1), pero sí consigue dotar a la mansión de cierta personalidad y rancio fondo de armario.

Tampoco el relato cuenta con la grandilocuencia y la épica de “The Haunting” (Jan de Bont, 1999), pero la historia de fondo resulta lo suficientemente sugestiva como para que nos interesemos por ella y queramos llegar al fondo del misterio. Es aquí pero, donde hayamos otro de los puntos flacos del filme, de nuevo mostrando flaquezas a la hora de jugar con la sutileza. Y es que hay una diferencia abismal entre esta, la sutileza, y las medias tintas. “The Turning” cae a menudo en lo segundo. En especial, a la hora de abordar los temas más peliagudos o controvertidos de su trama, en este caso, la relación entre Kate (Mackenzie Davis) y Miles (Finn Wolfhard). La historia de fondo pone sobre la mesa una serie de situaciones de abuso, tanto físicas (violaciones) como psicológicas, pero cuando se trata de plasmarlas en la relación entre ambos personajes, lo hace de forma excesivamente tibia. En este sentido, “The Innocents” fue capaz de ir mucho más allá si nos atenemos a la enorme distancia entre épocas en el tiempo. Resulta decepcionante, que a día de hoy, se siga pasando de puntillas sobre según que temas tabú.


“no es una propuesta que busque el susto fácil, todo lo contrario. Las abundantes apariciones están ideadas para contribuir a su inherente halo de suspense”


Pese a ello, tanto Mckenzie Davis (“Terminator: Dark Fate”) como Finn Wolfhard (“It”) ofrecen sendas solventes interpretaciones. Sobre la primera, las dudas que pueda generar sus personaje respecto a su papel en la historia, en ningún caso vienen dadas por una deficiencia en su trabajo, sino por la construcción del personaje por parte del propio guion. La jovencísima Brooklynn Prince (Flora) completa el reparto principal. Un juego a tres bandas entre cuidadora y cuidados que nunca termina de explotar todo su potencial pese al buen trabajo de los actores, por culpa de las miserias de un libreto confuso y mojigato.

“The Turning” es una película muy cuidada a nivel escénico (quizás los fantasmas sean el único punto negro en este apartado). Tanto su apartado visual a la hora de recrear un actual pero lúgubre escenario, como el mimo puesto en su sobrecogedora banda sonora (en el cual queda clara la predilección de la directora en lo que a gustos musicales se refiere), repleta de temas de la época grunge y con un score obra de Nathan Barr (hemos podido escuchar otra buena muestra de su talento en la reciente “The Hunt”) que sin perder el respeto por los sonidos más clásicos y propios del terror gótico, llega a atreverse incluso con sonoridades vanguardistas para dar forma a un todo de lo más personal (sirva de ejemplo de ambos la espectacular secuencia de créditos finales). En su haber, apuntar también que no es una propuesta que busque el susto fácil, todo lo contrario. Las abundantes apariciones están ideadas para contribuir a su inherente halo de suspense, lo cual siempre es de agradecer en los tiempos que corren.

Por contra, ni la narrativa ni el guion ayudan a comprender un desenlace que lejos de suponer un satisfactorio reto para el espectador, se torna en un galimatías casi insalvable que termina desvirtuando una experiencia que, por naturaleza, esta indivisiblemente ligada al éxito de su giro final.

Lo mejor: McKenzie Davis y la banda sonora.

Lo peor: Excesivamente tímida y confusa (el final te volará la cabeza... literalmente). El cuestionable diseño de las apariciones.


9 comentarios:

Unknown dijo...

Completamente de acuerdo con usted Monsieur Rector. Si bien como película de "miedo" o "sustos" puede resultar entretenida en todo su metraje, el final dejará noqueados (por los motivos que usted tan bien describe en la crítica) tanto a los desconocedores de la obra de Henry James, como a los amantes de tamaña obra de terror gótico. Otra cuestión, y ya es una cuestión de gustos, no me agrada en absoluto que en algunos aspectos sea fiel a la novela original, como por ejemplo en los nombres de los personajes, pero luego los guionistas varíen a su gusto la personalidad de los personajes originales o la esencia misma de la relación entre ellos. En cualquier caso los actores están muy bien, pese a que a mi Finn Wolfhard no me guste para nada en el papel de Miles. En cualquier caso merece echarle un vistazo. Un saludo. Lorena.

JuanCar dijo...

Después de una larga, durisima etapa de enfermedad de mi amado padre, me encantaría volver a compartir con ésta gran familia.

Un abrazo a todos

El Rector dijo...

Mademoiselle Lorena, siempre es un placer coincidir con una cinéfila de postín como usted :)

Ya se sabe que en este tipo de propuestas, las licencias están a la orden del día. Personalmente no me parece mal si el resultado es bueno. Ya hemos visto tanto remakes idénticos (me viene a la cabeza el aberrante "Psycho" de Gus Van Sant) y otros, que como es el caso, añaden o quitan cosas a conveniencia. En mi caso, la única referencia era la película de 1961, y bueno, existen algunos pequeños matices, pero en líneas generales, esta nueva versión me parece bastante cercana a aquella. Ya digo, no estoy en condiciones de entrar en comparaciones con la obra literaria.

Juancar, pues todos los ánimos del mundo por mi parte y espero que todo mejore en adelante. Un gusto leerte por aquí, ya sabes que esta es tu casa.

Saludos.

JuanCar dijo...

Gracias por tus palabras, Rector.

Un abrazo

RONETTE PULASKI dijo...

Ánimo Juancar, ya echaba de menos tus comentarios en la web.
Un fuerte abrazo

JuanCar dijo...

Gracias. Gracias.
Estoy muy animado porque ha salido todo muy bien.

Gracias a todos

Missterror dijo...

"The Turning" es otro de es esos casos donde se comparte mimo y prisas. El mimo se pone en la puesta en escena y las prisas en el desarrollo y sobre todo, desenlace de la película.
Entiendo que es una adaptación de una novela que representa un hito en estos de los giros y las ambigüedades, pero me temo que Floria Sigismondi no entiende que la ambigüedad o los finales abiertos a diferentes interpretaciones no tienen sentido alguno si no eres capaz de interpretar nada. Cualquier de las dos opciones que se plantean en "The Turning" es confusa. Te decantes por la solución que te decantes, tú mismo tienes que añadir piezas que no se contemplan en la película, para que haya una mínima coherencia. Desde mi punto de vista, esto es un fallo estrepitoso pero es cierto que el resto de aspectos están bastante cuidados y que es una película que mantiene el interés. Me gustó el casting, no me gustaron los personajes. Me gustó el intento de ambientación noventera, no me gustó que esto no aporte absolutamente nada a la historia. Me gustó la estética, no me gustó el poster (de hecho, me horroriza ese intento de vender lo no es y ser engañoso desde el principio).

Muy de acuerdo con tu magnífica crítica, Rector. Esto del confinamiento nos está poniendo muy de acuerdo últimamente :)

Saludos.

P.D- Mi postdata de hoy va para JuanCar, no te imaginas lo que me ha alegrado volver a leerte por aquí ;)

JuanCar dijo...

Encantado de volver.

Gracias Missterror

El Rector dijo...

Missterror, con lo que se disfrutan los finales abiertos cuando el ejercicio está bien dispuesto y por contra, cuan frustrantes resultan cuando como en este caso, todo se antoja, torpe arbitrario o premeditadamente artificioso (elija cualquiera de las tres opciones).

De todas formas, la imaginación del respetable no tiene límites y ya he leído por ahí algunas teorías de lo más estimulantes, surrealistas y libres, si se quiere, pero que no dejan de tener su intríngulis.

Será que el confinamiento, por aquello de la excesiva exposición, unifica criterios... que no termines disfrutando de alguna que otra quimera galáctica ;)

Saludos.

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